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Teatro Infantil (II). Varias Provincias, Varias Estéticas

El crítico Frank Padrón realiza un recorrido por la labor de algunos grupos cubanos que realizan teatro para niños y de títeres.
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En portada: Yisell, dirigido por la carismática Idania García Catiñeiras, de la Compañía El Mejunje. Foto tomada del perfil de Facebook de la actriz santaclareña.

Por Frank Padrón

Se encuentra de todo entre los grupos que realizan una expresión escénica encaminada a los más pequeños a lo largo y ancho del país. Colectivos de Cienfuegos, Villa Clara y Guantánamo son ejemplos de maneras diversas de enfrentar el teatro infantil con resultados desiguales.

El Guiñol de la llamada Perla del Sur, que dirige desde hace años el también actor Daimany Blanco, tiene entre sus más recientes estrenos Un tiburón que quiso ser poderoso, con dirección artística de Cecilio Valdés. Una historia donde el mundo marino, con su estatus de peces feroces o pacíficos, grandes y pequeños, implica una réplica, en cierto sentido, de la sociedad humana, algo que el prestigioso grupo cienfueguero ha logrado plasmar en un relato notablemente escrito, donde el sentido del humor va de la mano con la seriedad que pretenden sus enunciados, mediante personajes y situaciones bien armados, elaborados con gracia y solidez, y por tanto muy convincentes.

A ello se une la hechura de los animales, la escenografía (una imaginativa reproducción del océano) y la manipulación, el movimiento escénico todo que complementa con dinamismo, imaginación y belleza  las virtudes que detenta la escritura.

Ese rubro es esencial también en el teatro para niños, pues quizá se piensa que la hechura y acabado de las figuras y el trabajo actoral son lo principal para atraer el auditorio, sin embargo ello no basta. Una obra como Una ciudad, una historia, que coproducen la Guerrilla de Teatreros y el Guiñol Pequeño Príncipe, de Granma, ejemplifica esto: a pesar de que esos y otros elementos escénicos e histriónicos funcionan satisfactoriamente, la armadura narrativa y dramática del texto falla, enturbiada por un excesivo retoricismo, una historicidad demasiado puntillosa, carente de suficientes peripecias y accidentes destinados a mantener el interés del público, sobre todo el más menudo. En una reciente función en Villa Clara, se notó distracción en gran parte de esos espectadores, que conversaban, se distanciaban, a falta de un mayor “gancho” en el relato.

Hablando de Villa Clara, su emblemática compañía El Mejunje tiene entre sus flamantes estrenos el espectáculo Yisell, protagonizado y dirigido por la carismática Idania García Catiñeiras,  combina no solo  figuras y actrices con gracia y coherencia, sino que subvierte con ironía las directrices del canon en el “cuento clásico” de bosques, doncellas y príncipes , mezclando lenguajes que incluyen la sombra chinesca, los títeres, el audiovisual y el trabajo interpretativo, donde Idania se une su hija, Denet Águila, la cual sigue con disciplina y originalidad los pasos de la notable actriz villaclareña.

Lo del cuento infantil revisitado y re-significado tiene un emblema en el legendario grupo Papalote, de Matanzas, que dirige el veterano René Fernández, pero esto queda para un próximo comentario.

 

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