Sin dudas, ese niño cubano será una buena compañía para nuestros pequeños, que permanecen en casa debido a las medidas de aislamiento social para evitar la propagación del nuevo coronavirus.
No puede obviarse en este recorrido por el teatro para niños (y los que no lo son, pero lo disfrutan) el trabajo de Ernesto Parra y su Teatro Tuyo (Las Tunas).
Para quienes investigamos el teatro de títeres en el país, y en particular las marionetas, el 17 de abril adquiere otra connotación, porque este día, pero del año 1924, nació en La Habana María Antonia Fariñas, quien en la década de los años '50 introdujera las marionetas al teatro para niños y a la programación infantil de la insipiente Televisión Cubana.
La Comisión Unima 3 Américas se complace en anunciarles la salida del décimo número del boletín electrónico LA HOJA DEL TITIRITERO, correspondiente al primer número del año 2020.
Hay un grupo teatral en Matanzas que con cada estreno nos encanta y nos sorprende. Liderado por el binomio que forman el actor, titiritero y director Rubén Darío Salazar y el diseñador Zenén Calero, al frente del equipo mayoritariamente juvenil de Teatro de las Estaciones, desarrollan una labor de creación con atractivos montajes de vocación transdisciplinaria y ajenos a la rutina.
Confieso que cuando empecé en serio mi labor como crítico teatral, en los lejanos años ‘80, abrigaba ciertos prejuicios sobre el teatro infantil. Me parecía que poco podía este aportar a un espectador adulto, y que los mayores que llevaban a hijos o sobrinos a tales funciones solo eran meros acompañantes.
En la calle M, en la cuadra del edificio Focsa, exactamente donde radicó desde principios de los sesenta el Guiñol Nacional, he visto que están haciendo trabajos de reparación. Quiero pensar que ya echó a andar la reconstrucción de nuestro Guiñol Nacional y que de nuevo tendremos aquella salita de teatro tan íntima en la que vimos maravillas a la sombra y el amparo de los hermanos Camejo.