Rafael Meléndez: Genio Y Figura Hasta La Sepultura

Del 5 al 8 de diciembre de 2019 tendrá lugar en Santiago de Cuba la jornada “Un retablo para Papobo”, dedicada a Rafael Meléndez Duany.
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Por Pascual Díaz Fernández y Katiuska Betancourt Montero

Del 5 al 8 de diciembre de 2019 tendrá lugar en Santiago de Cuba la jornada “Un retablo para Papobo”, auspiciada por la UNEAC, dedicada a Rafael Meléndez Duany, quien nació en Santiago de Cuba, en 1946.

Meléndez estuvo en el grupo fundador del Teatro Guiñol de Oriente, en 1961. Esta fue la primera compañía de teatro de muñecos para niños creada por la Revolución. En ella fue actor titiritero y director de escena. Su sentido del teatro y de la vida se puede conocer a través de sus montajes, entre los que se destacan su vocación martiana (Meñique-1968), su interés por la cultura popular tradicional (Papobo– 1974), la cultura teatral popular (Agüé, el pavo real y las guineas reinas-1988, La muñeca negra, La calle de los fantasmas y Los chichiricú de la charca-1992).

Incursionó exitosamente en las temáticas y motivos del folclor afrocubano, poseía especial sensibilidad para captar la belleza y espiritualidad de nuestra cultura. Formó parte de una generación de fundadores de la cultura artística y del teatro.

Como buen titiritero, lo natural en él eran la fantasía, el colorido y la búsqueda de la comprensión del público, esencialmente, el infantil. Y es que Rafal Meléndez Duany era un importante cazador de imágenes que enriquecía la imaginación.

El panorama teatral santiaguero no está completo si no se menciona al Guiñol Santiago y a Rafael Meléndez. Apoyó a Ramón Pardo, José Saavedra, Enrique Paredes y José Manuel Labrada, como directores, entre otros, y lo mismo con las actrices Ana María de Agüero, Eliana Ajo, Norka Zamora, María Antonia Fong, así como otros titiriteros jóvenes y consagrados.

Hoy tenemos la necesidad impostergable de renovar el teatro de muñecos, sobre todo en Santiago de Cuba. Debemos devolverle su natural sinceridad y fantasía, a través de sensaciones y emociones verdaderas, expresadas gracias al trabajo interno de los titiriteros.

Para ello debemos acudir siempre a la fuente nutricia que alimenta y sostiene lo más auténtico del arte de los titiriteros, no podemos renunciar a su tradición ni a sus más relevantes representantes, como es el caso de Rafael Meléndez Duany.

Sirva este encuentro, donde se presentarán espectáculos nacionales de referencia, para desbordar el Teatro El Mambí, la Sala Van Troi del Cabildo Teatral, la Sala de Conciertos Dolores, y la sede de la UNEAC santiaguera.

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