En portada, el Premio Terry a Mejor Actuación Masculina lo obtuvo Danilo Pandolfo en Manduraco, el carbortero, del colectivo Imagina Teatro Paysandú
Por Roberto Pérez León
Por primera vez asisto al Festival del Monólogo Latinoamericano en Cienfuegos. No llegué como invitado de los organizadores sino como veedor del evento; acreditado por el Portal Cubaescena para adicionar otra mirada al Festival y reflejarla en este espacio digital de “Pensamiento Escénico”.
El pueblo de Cienfuegos está ávido de teatro. Durante las jornadas de competencia del Festival repletó los espacios escogidos para las representaciones. Digo espacios y no salas. No existe en la ciudad Cienfuegos la debida infraestructura teatral. En cinco locales acondicionados para el efecto se presentaron las 19 propuestas escénicas del Festival. De estas cinco “salas”, tres poseen medianamente ciertas condiciones, y dos son absolutamente improvisadas.
En esta oportunidad, el Festival se desarrolló inspirado en el 130 aniversario del historiado Teatro Terry y los 200 años de fundada la ciudad.
Cada vez que aludía a las limitaciones de los espacios donde tenían lugar las puestas en escena me decían que el Terry estaba en restauración. Sí, fui y vi los trabajos de reparación y rehabilitación que se hacen en tan historiado teatro. Pero el Terry es uno solo; en el Ateneo, dentro de los ámbitos del Terry, podría concretarse un lugar para representaciones en lo que es la sala Armando Suárez del Villar, donde tuvo lugar la apertura y clausura del Festival, y se instalaron algunas puestas en escena.
El acomodo de los espacios para los efectos del Festival consistía en la armazón de una estructura de metal donde se ajustaban algunas luminarias, fundamentalmente luces led, la mayor parte de ellas inapropiadas para una representación como las que sucedían en el certamen; sin plataforma que levantara el área que fungía como escenario y solo con un cierto aforo; las sillas para los espectadores todas al mismo nivel, lo que hacía que ya en la tercera fila solo se veía un plano medio de la actriz o el actor.
Todos estos inconvenientes influyeron en el desarrollo de las puestas en escena; algunas pudieron, con creatividad, solventar los inconvenientes, otras no supieron saltar las imposiciones de las circunstancia y se les notó. Si de algo sirvieron estas inconsecuencias fue para poner a prueba la capacidad de componer un roto con un zurcido, acorde por parte de los directores de los montajes. Pudo haberse advertido en la convocatoria que las puestas podrían suceder en espacios y condiciones no convencionales.
La denominación oficial del evento como IV Festival del Monólogo Latinoamericano y Premio Terry, gramaticalmente se prestó a confusión, pues la conjunción “y” tiene una denominación aditiva en este caso. Por los medios y materiales de divulgación y propaganda de las actividades del Festival circuló que se otorgaría, por ejemplo el Premio Mejor Puesta en Escena y Premio Terry. Este desarreglo semántico a más de uno confundió. En realidad el IV Festival del Monólogo Latinoamericano dio los Premios Terry correspondientes a las categorías teatrales en concurso: actuación femenina, masculina, puesta en escena y dramaturgia.
Un jurado de absoluta competencia y reconocimiento internacional buscó y supo hallar con pleno equilibrio la médula del espesor estético y de los valores teatrales entre las puestas que conformaron la competencia del IV Festival del Monólogo Latinoamericano de Cienfuegos.
Quisiera detenerme en algunas consideraciones cuantitativas.
Fue poca la representatividad de las provincias: La Habana con seis montajes; dos Cienfuegos; y, Las Tunas, Ciego de Ávila y Santa Clara con un espectáculo cada una. Es de destacar la presencia del teatro para niños con cuatro espectáculos. Por cierto, la Isla de la Juventud no se hace presente en las artes escénicas, bueno al menos tengo esa percepción.
Supongo que debió haber existido una modalidad curatorial para decidir la participación tanto de los grupos nacionales como de los extranjeros. La que haya sido esta modalidad considero que no fue eficaz en la selección nacional. Teniendo en cuenta los resultados cuantitativos podemos deducir que la curaduría que se hizo no fue la más acertada para la presencia nacional en este IV Festival del Monólogo Latinoamericano de Cienfuegos.
El Jurado entregó cuatro premios y cinco reconocimientos, en total nueve eventos escénicos celebrados; tres de los reconocimientos fueron para Cuba y los dos restantes y los premios quedaron entre los visitantes.
En cinco días hubo diecinueve montajes, de ellos once cubanos. Cuantitativamente teníamos más posibilidades de éxito que los países visitantes que solo trajeron ocho obras. Lo cuantitativo y lo cualitativo son indicadores que en su relación y comportamiento concreto nos permiten hacer deducciones precisas.
De once propuestas solo logramos que se reconocieran tres, mientras que por el lado de los visitantes de ocho alcanzan cuatro premios, los cuatro que se otorgan en el certamen, y además dos reconocimientos. Lo cuantitativo denota una manifestación cualitativa a inferir y a tener en cuenta para el análisis del desarrollo de este Festival y de las futuras convocatorias
Uruguay recibió los cuatro premios de la competencia teatral. Iván Solarich mereció el Premio Terry de Mejor Dramaturgia para No hay flores en Estambul, un texto de solidez absoluta que destila posibilidades teatrales contundentes, una obra donde, a partir un audaz encuentro entre el cine y el teatro, Solarich, como autor y actor, reelabora en escena, con imaginación y suprema elegancia discursiva, por medio del soberano poder de la invención teatral, una situación político social conmovedora.
Por otro lado, la Compañía Independiente con Denise Darágnes triunfa plenamente y se lleva el Premio Terry a Mejor Actuación Femenina en La Incapaz, donde la actriz demuestra con rotunda presencia el perfecto dominio de lo corporal y lo vocal en el espacio escénico que habita sin fracturas a través de un personaje que por su lógica interna posee una organicidad sorprendente.
El Premio Terry a Mejor Actuación Masculina lo obtuvo Danilo Pandolfo en Manduraco, el carbortero, del colectivo Imagina Teatro Paysandú, por su desbordante humor y sentido de la mesura del ritmo en el espacio escénico donde se disfruta de una productiva utilización del silencio y de una exquisita gestualidad para lo patético y la satisfacción espiritual, en la recreación de un personaje deliciosamente popular uruguayo.
Finalmente, el Premio Terry a Mejor Puesta en Escena se quedó también en Imagina Teatro Paysandú, en manos de su director Darío Lapaz, con Matrioska, montaje de una armónica y productiva organización de todos los componentes espacio-temporales, donde los materiales escénicos, la dirección actoral y la disposición y funcionamientos del resto de los sistemas de significación alcanzan una absoluta concreción representacional que hacen de la puesta una suceso estético flamante, de un virtuosismo compositivo tremendo.
Creo que si algo me quedó claro en este IV Festival del Monólogo Latinoamericano es que los colectivos nacionales que participaron en el certamen, adolecen de una conducción certera en cuanto a la concepción sistémica de la puesta en escena como suceso significante.
Como ya la denominación de monólogo a un suceso escénico está en entredicho por la superación de la teoría crítica clásica preñada de condensaciones y totalitarismos conceptuales, el Jurado recomendó la posibilidad de valorar la modificación del nombre del certamen a Festival del Unipersonal Latinoamericano. Y es que las artes escénicas hoy van por una cruzada hacia la plena conquista de la fluidez, la variedad, lo aleatorio y la contingencia, la espontaneidad y la iniciativa individual en un acto creador que hasta puede abarcar una obsesiva e irrefrenable acción destructiva aunque sea un oxímoron la fusión de creación y destrucción.
Durante cinco días hubo teatro por los cuatro costados en Cienfuegos. Estoy seguro que el público cienfueguero quedó satisfecho. Y la noche de los premios, por supuesto que hubo desacuerdos con el dictamen del Jurado, pero al final brindamos todos por la continuidad del Festival que dentro de dos años volverá, como encuentro regional, a teatrarnos.
Foto Mery Delgado
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