Por Kenny Ortigas Guerrero
No pocos son los problemas que en la actualidad enfrenta nuestro país en materia económica. Sin embargo la atención a la cultura y al arte son prioridad para el estado, que ingeniándoselas constantemente junto a sus artistas, instituciones y directivos busca alternativas por sostener e impulsar espacios necesarios para la visibilizar y promocionar las obras y sus creadores.
Los bayameses tienen esto muy claro y haciendo gala de una muy buena organización -con detalles perfectibles, por supuesto- realizaron la XVIII edición del encuentro para niños, jóvenes y adultos «Primavera Teatral» del 20 al 26 de Mayo, dedicado al 40 aniversario del Guiñol Pequeño Príncipe de Bayamo y al Bicentenario del Natalicio de Carlos Manuel de Céspedes, figura que mucho tuvo que ver con el teatro en esta provincia, hecho que muchas veces se desconoce.
Muchos comentarios escépticos llegaban a mis oídos y uno recurrente: ¿será posible sostener el evento durante una semana?
Siete días después ese criterio parecía haberse esfumado completamente, y el gran sentido de pertenencia de los granmenses mostraba que con planificación, coherencia, creatividad y sobre todo muchas ganas, se pueden desarrollar múltiples acciones.
Estuvieron presentes 15 agrupaciones cubanas: Teatro el Público de La Habana, Papalote de Matanzas, el Mejunje de Santa Clara, Teatro del Viento y Teatro D’ Luz de Camagüey, Polichinela de Ciego de Ávila, Andante, Guiñol Pequeño Príncipe, Guerrilla de Teatreros, Colectivo Teatral Granma, Olimpya Teatro, Tiempo y Alas D’ Cuba, todos de Granma. También Guantánamo con su Guiñol y Teatro la Barca. Participaron dos invitados foráneos de Colombia: Nuestra Gente y Rostro de Madera, ambos con propuestas para niños y adultos que permitieron un acercamiento interesante a la cultura popular latinoamericana y a problemáticas muy sensibles que van desde la protección a la naturaleza hasta el autoritarismo y el abuso de poder.
Acompañaron además el evento: Sara Millares y Yudalys Fauvier Romero, miembros del Jurado de los Premios Caricato y la Directora de Teatro de Casa de las Américas Vivian Martínez Tabares.
Los espacios teóricos -que sirvieron para la expo venta de libros y revistas- estuvieron dedicados a la dramaturgia contemporánea cubana, los retos del teatro latinoamericano y a la presencia de la mujer en la escena como acto de irreverencia ante la violencia de género.
En la Escuela Profesional de Arte Manuel Muñoz Cedeño fueron impartidos los talleres «El sentido de la observación en el teatro de títeres», a cargo del Premio Nacional de Teatro René Fernández y el «Teatro físico con muestras de danza Butoh japonesa» por David Silva Careto de México.
Los estudiantes de teatro de esta escuela presentaron ejercicios de actuación dentro del programa de actividades. Momentos especiales en la cita, sucedieron al develar -como homenaje- en el mural del Teatro Bayamo los nombres de «Armando Morales» y «Rubier Cruz» -figuras emblemáticas del teatro en Cuba-, y en la clausura del evento la premiación del concurso infantil de la Primavera Teatral.
Sin dejar lugar a dudas, este evento legitima una vez más los procesos creativos y de investigación en la escena latinoamericana y abre sus brazos a nuevas propuestas que se asoman -algunas tímidas aún- para enriquecer el amplio espectro de tendencias y estéticas de nuestro teatro.
La necesidad de llevar este arte desde formas y conceptos cada vez más cercanas al público, profundizar en los marcos investigativos y referenciales de cada puesta para que dialogue de manera más eficaz con el ser humano en su contexto, cómo problematizar las realidades desde discursos que puedan ayudarnos a encontrar soluciones, fueron máximas que sostuvieron todo el programa del encuentro. La posibilidad de descubrir otras realidades -que aunque semejantes a la cubana son diferentes por completo- amplía el trueque y la sintonía de los teatristas como hijos de una misma patria latinoamericana.
Hoy más que nunca el teatro es plataforma poética para denunciar los vejámenes de las sociedades, de muchas de sus estructuras de poder que no prevén el desarrollo igual y equitativo de hombres y mujeres.
Por eso desde el acto sacramental del actor que se sumerge en la arquitectura que plantea cada puesta en escena se tiene que contribuir a la transformación positiva de los ámbitos.
Estos lugares de confluencias como el que ha suscitado Primavera Teatral son indispensables para ponderar la evolución de criterios, el intercambio mutuo de experiencias que revelan nuevos caminos, contradicciones y nuevas soluciones.
Al decir del crítico francés George Banu «el teatro es el instante habitado…», es un acto de comunión recíproca entre la escena y el público donde ambos se reconstruyen constantemente formando un nuevo pensamiento sobre la vida. Ese fulgurar de razones que entretejen lo dramático se convierten también en columna vertebral del sentido expuesto, de la constante lucha de este arte por existir y que desde Granma, año tras año nos regala una primavera que resiste la adversidad.
Foto de portada: Luis Carlos Palacios Leyva / La Demajagua