Por Kenny Ortigas Guerrero
Eso de que los hombres somos el sexo superior nunca se ha ajustado a la realidad, a pesar de la histórica tendencia –en algunos- que valora lo masculino con atributos superiores. Si en usted persiste algún remanente de machismo o de falsa creencia que demerita el talento de las mujeres, lo exhorto a leer Porque no habrá quién nos mande. Dramaturgas españolas y protagonistas femeninas (2000-2020), una compilación de obras teatrales realizada, curiosamente y para bien, por un hombre que rinde homenaje certero a la escritura de las mujeres.
El dramaturgo, ensayista e investigador Abel González Melo, selecciona 20 textos dramáticos de 21 dramaturgas españolas. Cada obra está antecedida por una presentación de una escritora cubana y que a modo de puente intercultural entre ambos países permite la circulación de preocupaciones comunes al género femenino y su emancipación. El texto no es una porfía contra el sexo masculino, aunque sí es una declaración de principios a la constante «pulsión de libertad» y de reconocimiento a la mujer como ser pensante, transformador y autónomo en el accionar diario de la vida.
En palabras del autor “…estamos asistiendo a un proceso de combustión creativa en el teatro con voz de mujer…” y yo diría que no solo en el teatro español, sino también en todos los ámbitos de la sociedad cubana, dónde a cada instante se hace necesario e imprescindible, que las mujeres ocupen un lugar de respeto y dignidad que les pertenece por derecho propio. Cada historia funciona como parte de un gran tejido donde se vislumbran y constatan realizaciones personales, batallas campales contra estigmas, obstáculos, y emprendimientos que se escapan de resquemores y dudas para poder alcanzar las metas.
La dramaturgia que atesora este libro es diversa y rica en el abordaje de los personajes. Cada uno de ellos, concebido con fino trazo en diferentes épocas, contextos sociopolíticos y en una puja constante por encontrar la expansión, construyen firmes posiciones desde la ética y la sensibilidad.
Pensando una de sus obras, La Resistencia de Lucía Carballal, escojo al personaje de Mónica, una escritora que se niega a recibir migajas y no ser valorada en su justa medida por parte de su pareja masculina, quien también es escritor. Mónica siente que el amor va más allá de la atracción física y debe encontrar el sendero de la mutua admiración entre los amantes para que, lejos de falsedades, no desequilibre la balanza de la armonía, postulado que resulta importante en el sostenimiento de las relaciones interpersonales.
El volumen de González Melo ha encontrado hogar en la isla, aunque separados por grandes distancias y a pesar de las diferencias entre nuestras tierras, las pasiones humanas nos unen…nos acercan. Porque no habrá quien nos mande… es un alegato profundo y enjundioso que se nos presenta con la sutileza de una caricia y el dolor de una lágrima, con la palabra punzante y el beso que alivia.
Foto tomada del Portal: Claustrofobias. Promociones literarias