Por Edgar Ariel
Con espejuelos defino mejor los contornos. Es decir, defino mejor el presente, si presente significa lo que se mantiene delante de mí. El sentido de la vista es el más mágico. Okana se mantiene delante de mí. Distancia contemplativa. Investirme. Okana me inviste con crueldad, es una representación cruel, con la crueldad de la que habla Derrida.
Viendo Okana, ritual afroradioactivo, de Osikán Plataforma Escénica Experimental, pensaba en las fronteras, en los estados autoproclamados sin soberanía. Viendo Okana pensaba en mi padrino hijo de Eleggua. Pensaba en la fe. Viendo Okana pensaba en María Galindo, Paul B. Preciado, Pedro Lemebel, Lorenza Böttner, Lukas Avendaño… Belkis Ayón, Lydia Cabrera, Wilfredo Lam, Lázaro Ross, Natalia Bolívar, Sara Gómez…
Viendo Okana pensaba en el amor. Viendo Okana pensaba en el porvenir. Viendo Okana pensaba en el sacrificio. En los privilegios / los privilegiados. En la razón. En la locura. En el racismo. En la libertad. En el poder. En la fragilidad. En los monstruos. En los ejercicios de violencia. En las sociedades farmacopornográficas–pulidas–higiénicas–perversas. En mi madre, pensé en mi madre y en las relaciones de muerte, de sangre.
Viendo Okana pensaba en una verdad que permanece en levedad. Una verdad que todavía no he comprendido completamente. Puedo decir, por fin, aquello que podría ser dicho sobre la tribuna de Antonia Eiriz: Aquí todo es coloniaje. Todo dominación. La dominación murmura fuera del sujeto y del tiempo.
El loquerío está que arde. Viendo Okana pensaba en el teatro de la locura, cuyo discurso –a la manera de Focault– no circula como el de los otros. El teatro de la locura desacraliza, transgrede, subvierte. Es el teatro de la abertura. Es el teatro de las fragmentaciones. Es el teatro de las escrituras (transitivas). Es el teatro del des–astre. Ecología de lo visible y lo invisible.
Des–astre. Del latín des–astrum, que quiere decir sin estrellas. Es un teatro desastroso en el sentido que no tiene estrellas fijas por las cuales guiarse; amorfo, terrible. No es un teatro ‘estrellita’. Es un acontecimiento de vacío. Es la negatividad de la muerte y el desaste. Una negatividad constitutiva. Vulneración. Quiebre. Costura.
Okana es un acontecimiento de dolor. Okana nos expone a un acontecimiento de vulnerabilidad, de rechazo autoerótico. Sin herida no hay verdad. ¿No hay verdad sin catástrofe? ¿Qué tipo de catástrofe? ¿Una revolución?
No teológico. No logocéntrico. No ilustrativo. No corrupto. No perverso. No representativo. No fijado. No prostituido. No esclavo. No reflejo, sino fuerza.
Todo un sistema de instituciones se opone a la locura. La locura es considerada nula y si valor. Sin verdad y sin importancia. La locura es otro principio de exclusión.
No se trata de una prohibición, sino de una separación y un rechazo. Todo el inmenso discurso del loco, aun hoy, regresa al ruido. Al teatro de la locura no se le concede la palabra más que simbólicamente, desarmado y reconciliado, puesto que en él –el discurso– representa el papel de verdad enmascarada.
Hablo de la locura y recuerdo esa crónica de Lemebel; este recuerdo es una trampa de la inconsciencia, ¿por qué hoy, esta mañana, ahora? Creo que se llama La música y las luces nunca se apagaron, donde dice algo como esto: Que siga el dancing… la escena dantesca arde a puerta cerrada… que la música y las luces nunca se apaguen… una loca con asma… qué más da un poco de calor si las locas están calientes… espectáculo de locas en llamas… parejas gays calcinadas en los carbones de Pompeya… la escalera de entrada se derrumba en un estruendo de cenizas… sigue cantando la Grace Jones… en el último momento se elige el lugar del placer… locas gritando, empujando, pisando a la asfixiada que prefiere morir de espanto… decidirse a dar el salto… gritito de: fuego, fuego, no falta la que dice: ¿Dónde? Aquí en mi corazón.
Okana me hizo pensar en las mansedumbres.
Anacardium / kardia – corazón. Viendo Okana pensaba en el anacardo. Fruta que en Cuba se conoce como marañón. El anacardo consta de dos partes: el seudofruto y la nuez.
El seudofruto es una estructura carnosa adherida a la nuez. Tiene forma de corazón. El seudofruto está relacionado con la fabricación de mermeladas, jaleas, jugos, conservas dulces, vinos, vinagre…
Viendo Okana pensaba en mi padre. Mi padre murió de un infarto súbito. Muerte súbita. El corazón bombea. Es mucha la excitación cardiaca. Corazón en griego: kardia.
Viendo Okana pensaba en el corazón de mi padre. Entregado, sin más, gratamente, al ecosistema bene–factor. También pensaba en mi corazón. Corazones convertidos en mermeladas, jaleas, jugos, conservas dulces, vinos, vinagre… Para aliñar la ensalada lo habitual es echar sal, aceite, y vinagre.
En Okana vi cuerpos históricamente oprimidos. Vi cuerpos minorías. Minoría, en el sentido deleuziano, no en el sentido estadístico, es un segmento poblacional políticamente oprimido. No es un número, sino un índice de subalternidad.
Vi cuerpos políticos. Vi cuerpos rituales. Vi cuerpos liminales. Vi cuerpos transubstanciados. Vi cuerpos cachorros. Vi cuerpos mascotas. Vi cuerpos desconstruidos. Vi cuerpos hembras. Vi cuerpos abyectos. Vi cuerpos conativos. Vi cuerpos ideológicos. Vi cuerpos semiotizados. Vi cuerpos instituciones. Vi cuerpos consonantes. Vi cuerpos antropológicos. Vi cuerpos banderas. Vi cuerpos estandartes. Vi cuerpos poscríticos. Vi cuerpos consoladores. Vi cuerpos pasadizos. Vi cuerpos arqueológicos. Vi cuerpos autónomos. Vi cuerpos caníbales. Vi cuerpos experienciales. Vi cuerpos sensibles. Vi cuerpos caribeños. Vi cuerpos bandolerescos. Vi cuerpos ensayos. Vi cuerpos agujeros negros. Y vi cuerpos agujeros de gusano que perforaban la lámina del espacio–tiempo. Espaciamiento, con Derrida. Es decir, cuerpos que producen un espacio que ninguna palabra podría resumir o comprender, en cuanto que apela a una noción nueva del espacio, y a una idea particular del tiempo. Así, el espacio teatral será utilizado no solo en sus dimensiones y en su volumen, sino, si cabe decirlo, en sus fosos.
Okana es un foso. Este foso funciona bajo el sistema de cuenta propia.
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