Tal y como sucedió con la entrega previa del Entretelones, que se dedicó a mostrar de qué manera los artistas de la danza combatían los efectos de la pandemia que ha amenazado con paralizar al planeta, este número especial acoge mensajes y testimonios acerca de este conflicto, desde la perspectiva de los artistas del mundo de la figura animada. Colaboraciones de España, México, Estados Unidos de América, y en particular de Brasil, se unen a las voces y los gestos de las cubanas y cubanos que se resisten a imaginar un horizonte sin teatros, como un empeño que dilata lo que UNIMA Cuba ha hecho durante los últimos años, junto a numerosos aliados e instituciones.
El títere sabe de calles, de plazas, de espacios insólitos en los cuales, incluso en los momentos más difíciles, no ha dejado de estar presente. Con ese espíritu de guerrilla hablan muchos acá, aprovechando la internet para seguir en diálogo y crecimiento, o apelando a otras fórmulas para no dejar de mantenerse con vida. Poco a poco, se irá restableciendo una idea de eso que ahora llamamos la normalidad. Si los teatros, los viejos coliseos, las salas donde los espectadores iban a ver parte de sus sueños, tardarán en reabrirse, puede que el títere otra vez lleve la delantera. La figura animada será útil nuevamente en esos sitios, y en escuelas, y en lugares de difícil acceso, para ayudarnos a recuperar la fe en esa experiencia compartida que es el teatro. En nuestra portada, está Pelusín del Monte, el títere nacional de Cuba, al que ningún cubrebocas logrará acallar. También estas imágenes nos acompañan en el día difícil, en la lucha contra una epidemia que nos ha puesto sobre aviso. Para que apreciemos mejor al planeta, a las horas de nuestras existencias, a la posibilidad de reencontrarnos en otras ocasiones y abrazos. Para reafirmar la vida como un nuevo acto de fe.
