Por Reinier del Pino Cejas
Artemisa.- Hace ya mucho tiempo la magia de Los Cuenteros goza de reconocimiento nacional e internacional. Nadie se atreve a poner en duda el talento de estos virtuosos del arte titiritero. Pero no solo el arte sorprende en esta agrupación, con sede en San Antonio de los Baños. Por momentos parece que su retablo tiene vida propia, que los arrastra hasta los lugares más insospechados, que los somete en una entrega sin condiciones al público, retando las vicisitudes del día a día y las carencias para la producción de sus espectáculos.
Ese es el caso de Lucasnómetro titiritero, puesto a disposición de niños y adultos durante la jornada por la cultura cubana en Artemisa. Se trata de un espectáculo en el que se unen los musicales de algunas de las más importantes obras de su repertorio. Un abanico bien equilibrado en materia de géneros musicales y de técnicas titiriteras donde los pequeños disfrutan de un colorido diapasón en la propuesta y el aderezo de un ingenioso guion que la complementa.
Lucasnómetro titiritero es más que una invitación del grupo que dirige la actriz Malawi Capote, heredera de la tradición familiar del manejo de los muñecos y el trabajo para niños. La idea surgió porque el retablo se negaba al descanso y el grupo quiso hacer su aporte a las familias cubanas durante los meses de pandemia de la covid 19. Se imponía llevar el arte de la compañía a donde fuese necesario y había que buscar alternativas para hacerlo posible. Surgió así esta propuesta ajustada a cualquier espacio, a una plaza, una escuela, un barrio, una calle sin pavimentar. Los muñecos y personajes de Los Cuenteros se hicieron maestros en la técnica del play back y se asoman para enamorar con sus interpretaciones y dejar su mensaje de positividad en quienes asisten a sus presentaciones.
Son muchos los lugares fertilizados por Lucasnómetro titiritero. Incluso cuando preparan una obra con gigantes y trabajan por una sede que les permita crecer en programación e intercambio con otros grupos, esta propuesta continúa enamorando a los pequeños. La música del burro Armonio Corchete, Albertico el pollito, Blancanieves y los siete enanitos, el Ñaña Ganga, Pincelacho, el ratoncito Pérez o la Martina, levanta de sus asientos a los que tienen la suerte de asistir a las puestas. No hay en este espectáculo niñerías ni condescendencias. Está pensado para los pequeños de hoy y fue escrito en un lenguaje que logra la conexión con el público contemporáneo sin concesiones estéticas.
Lucasnómetro titiritero sigue dando que hablar. Engrosa sin lugar a dudas el dossier de esta agrupación que es un orgullo para los artemiseños y habla muy bien del compromiso de estos artistas con su momento, su apuesta por el poder del arte para sanar y hacer la vida más bella, su vocación de no quedarse cruzados de brazo cuando son necesarias las sonrisas. Cierto es que merecen una sede que les permita establecerse, pero mientras se termina, nadie puede ponerle frenos a su retablo de talento y entrega, para suerte nuestra.
Foto de portada cortesía de Los Cuenteros