Con gestos, movimientos, danzas y expresivos rostros, vestuarios y música, la compañía Teatro del Cuerpo Fusión revivió los momentos inaugurales del Teatro Manzanillo de la ciudad homónima y rindió homenaje a Carlos Manuel de Céspedes en el bicentenario de su nacimiento. La obra tuvo lugar en el Teatro Bayamo de la capital de Granma con la puesta en escena de El arte de hacer fortuna.
Si bien la comedia escrita en la medianía del siglo XIX por el español don Tomás Rodríguez Rubí sostiene conflictos universales, lo novedoso de la puesta, y son varias novedades, es que por primera vez la obra es repuesta en las ciudades donde nació y vivió Carlos Manuel de Céspedes, y donde se desarrollaron sus dotes de literato, dramaturgo, director escénico y actor.
Para traer una obra tan lejana en el tiempo, más de 150 años de su estreno, fue necesario hacer adaptaciones y esa es otra de las novedades, no se afectó la idea original sino que se tradujeron más de 90 cuartillas en versos al lenguaje extraverbal del cuerpo humano que magistralmente interpretaron los actores y actrices de la compañía.
En diálogo con Maikel Rubí, dramaturgo, comentó que la idea del montaje para el tributo al bicentenario de Céspedes comenzó a principios de año en Bayamo, durante una gira de la compañía donde Maritza Acosta, la directora recibió la idea de la dirección de artes escénicas de la provincia.
Para el joven Maikel Chávez fue muy importante desempolvar este texto no solo porque con él se inauguró el 14 de septiembre de 1856 el Teatro Manzanillo. La experiencia especial estuvo dada porque hubo que despojarlo de la palabra y centrarlo en el gesto vivo, la danza, la pantomima, el movimiento, un arduo trabajo de mesa que requirió toda la concentración del guionista, la directora, los demás creadores como coreógrafos, diseñadores de vestuario y atrezos, luces, escenografía y muy importante: la música.
Los visos de actualidad se lo dan a la obra, en primer lugar, el comienzo del espectáculo con la aparición de los técnicos del teatro en escena como si estuvieran montando la obra y luego la aparición de un actor local (Ruslán Domínguez, maquillado por la profesora Ana Coronado) que encarna a Carlos Manuel de Céspedes.
Cerca de una hora de función, puede ser agotadora cuando faltan las palabras cuyas inflexiones atraen y levantan la curva de la atención del espectador. Sin embargo, al preguntar a mi hijo más pequeño de apenas 13 años, quedé satisfecha con la explicación.
Facundo, el protagonista entonces interpretado por Céspedes en el estreno de la obra hace más de siglo y medio, logró conquistar el amor, la hija de un hombre avaro y poderoso, que también comprendió la necesidad del amor y la humildad. Cómo dos signados por la misma causa, la de ser explotados, se unen y triunfan. Y otros muchos razonamientos se extraen de la comedia, en la que la magistralidad interpretativa asombra.
Sí, porque en el teatro no solo hace falta la voz, sino la correcta disposición de los movimientos del actor o actrices, su preparación física, y una cadena de acciones coherentes con el drama que interpreta.
Aunque son jóvenes los muchachos de la compañía que dirige Maritza Acosta lo hicieron muy bien por eso merecieron el homenaje del público que mucho los aplaudió y el reconocimiento del Consejo Provincial de las Artes Escénicas por este esfuerzo titánico de montaje de una preciosa obra para rendir homenaje a Céspedes.
Con música original a cargo de Rigoberto Otaño, el escenario de la obra tiene visos modernos bien conjugados con columnas verticales animadas con video maping que van ubicando las locaciones.
Maikel Chávez expresó que por los resultados obtenidos en las puestas en Granma de El arte de hacer fortuna, la compañía hará una temporada en el Teatro Mella de la capital del archipiélago con esta obra y la mantendrá en repertorio activo como homenaje al hombre que nos echó a andar como pueblo en el que se conjugaron a la perfección la cultura y el amor por la libertad.
Tomado de http://www.uneac.org.cu