Por Marilyn Garbey Oquendo
“…detrás de un buen bailarín, siempre hay una buena escuela”
Fernando Alonso
La gesta que significó la fundación del Ballet Nacional de Cuba en una pequeña isla del Caribe- en la cual compartieron roles Alicia, excepcional bailarina; el coreógrafo Alberto, y el pedagogo Fernando-ha dado muchos frutos: bailarines, coreógrafos, públicos, críticos e investigadores, centros de formación.
Este 27 de diciembre el maestro Fernando Alonso celebraría 110 años de una vida dedicada a la danza. Su sabiduría es uno de los pilares de la Escuela Cubana de Ballet que, transmitida de generación en generación de forma oral, constituye un legado invaluable que debemos salvaguardar y honrar a diario. Es preciso recordar que el método cubano para la enseñanza del ballet rompió el mito de que solo los cuerpos anglosajones podían alcanzar la gloria en esta especialidad.
A Fernando Alonso debemos los principios pedagógicos que sustentan la Escuela Cubana de Ballet, idóneos para formar bailarines técnicamente muy competentes y con grandes posibilidades interpretativas. Así se pronunció el maestro:
Debe ser nuestro propósito formar bailarines integrales, capaces de dominar no solo la técnica del ballet académico sino todos los secretos de la danza en general y el espectáculo” (1)
La lista de sus discípulos es extensa y se multiplica por todo el orbe pues era reclamado para impartir clases y conferencias. Por suerte, se han publicado varios libros para registrar la obra inmensa de Fernando Alonso, textos que dan fe de su grandeza como artista, pedagogo y ser humano. (2)
Tuve la suerte de acompañar a Grettel Morejón en el proceso de investigación con el cual la Primera bailarina del Ballet Nacional de Cuba obtuvo el título de Licenciada en Arte Danzario en la Universidad de las Artes ISA. A esa aventura del conocimiento se sumó la periodista Marta Sánchez, amiga del maestro Fernando Alonso y quien se ha ocupado de mantener vivo su legado.
Grettel expuso sus razones para elegir su objeto de estudio:
Desde 2006, soy integrante del Ballet Nacional de Cuba (BNC) y, durante mi etapa de estudio, tuve el privilegio de ser discípula del maestro Fernando Alonso y de trabajar a su lado varios años. El pas de deux del tercer acto del ballet La bella durmiente, en la versión cubana (Alicia Alonso sobre la original de Marius Petipa), junto al bailarín Dani Hernández, devino un espacio de convergencia habitual de nosotros con el ensayador, de 2003 a 2005.(3)
Siendo muy joven, Grettel tuvo conciencia del privilegio que significaba trabajar con el maestro Fernando Alonso, y lo aprendido en el salón quedó como herencia que hasta hoy distingue su trabajo profesional:
A partir de mi trabajo con Alonso, disfruto a plenitud reunir información sobre cada obra a bailar: cuentos, videos, artículos, libros, todo lo disponible. El maestro me ayudó a no apreciar las piezas solo como un cuerpo de pasos técnicos. Me enseñó a valorar desde la musicalidad hasta los sentimientos y, muy importante, a buscar características dentro de mí para lograr la versión correspondiente desde mis posibilidades y mi propio carácter.(4)
Durante el proceso de indagación académica, Grettel requirió la opinión de Dani Hernández, Primer bailarín del Ballet Nacional de Cuba, quien fuera su partenaire durante las clases con el maestro Fernando Alonso. Él es hoy el director de la Escuela Nacional de Ballet que, con justeza, lleva el nombre del gran pedagogo:
Aprendí con él que todo lo que me pudiera afectar en mi vida o interponerse en mi carrera eran simples obstáculos que también me iban ayudar a convertirme en mejor persona.(5)
Cheri y Silvia, pedagogas
Ramona de Saá es considerada como una de las referencias de la pedagogía de la danza, bastaría decir que fue la guía de figuras como Carlos Acosta y José Manuel Carreño para comprender tal afirmación. A ese camino llegó bajo la tutela del maestro Fernando Alonso. La inolvidable Cheri contaba de su constante diálogo con él, del intercambio fructífero que sostenían, de su presencia en la escuela del Prado habanero que hoy lleva el nombre del fundador del Ballet Nacional de Cuba. En entrevista concedida al Primer bailarín Dani Hernández, Cheri recordó:
Nos fue preparando el sentido de la pedagogía dentro de las clases, de la observación, de captar el defecto y el cómo decirlo, el conocer la anatomía del cuerpo, hasta caricaturas nos traía. Tenía un esqueletico con el que nos marcaba el desplazamiento de las caderas. Él era muy didáctico. Fernando era un creador y amaba la enseñanza.(6)
En otra ocasión agradeció el legado del maestro:
Nos preparó para enfrentar un aula y sus enseñanzas fueron para la vida, para tomar decisiones, para proyectarnos con energía en situaciones personales que nos han golpeado duramente.(7)
Otra reconocida pedagoga de ballet fue Silvia Rodríguez. Al igual que Chery, ella fue tutoreada por el maestro Fernando Alonso en la compleja y hermosa tarea de formar bailarines para el exigente arte del ballet:
Donde quiera que estaba era muy cariñoso. Yo recuerdo un seminario que se hizo en Camagüey. Bárbara García había hecho la Giselle por primera vez, y él nos llevó a su casa y analizó la Giselle de Barbarita. La relación con Fernando ha sido una referencia durante cuarenta años, por eso lo extrañamos tanto. Era, además, muy cuidadoso para todo, y se ocupaba de traer zapatillas para los que teníamos pies difíciles. Iba a los albergues a enseñarnos Matemática y Español, se pasaba la noche con nosotros estudiando. (8)
Loipa Araújo
Loipa Araújo es una de las cuatro joyas de la Escuela Cubana de Ballet, fundadora del Ballet Nacional de Cuba, agrupación en la cual alcanzó la categoría de Primera bailarina. Fue musa de coreógrafos como Roland Pétit y Maurice Béjart, hoy es una aclamada maitre, y bebió de primera mano de la sabiduría del maestro Fernando Alonso. En diálogo con Dani Hernández, recordó:
….Fernando siempre decía que el ballet no estaba en una torre de Babel, sino que estaba ligado a la vida, él nos hacía preguntas relacionadas con la Física, nos hacía tomar pastillas de sodio, mucha limonada cuando había calor y nos explicaba sobre la importancia del potasio. O sea, Fernando siempre nos relacionaba con la literatura, la música, teníamos los mejores pianistas y aprendimos música. Él siempre consideró la danza insertada en la vida, no como a una torre aislada. (9)
El maestro Fernando Alonso fue director del Ballet Nacional de Cuba por varios años. También rigió los destinos del Ballet de Camaguey, y allí dejó su impronta. A lo largo de su extensa y fructífera vida recibió numerosos reconocimientos, entre ellos subrayo:
- Doctor Honoris Causa del Instituto Superior de Arte de La Habana
- Orden Félix Varela de Primer Grado, otorgada por el Consejo de Estado de la República de Cuba
- Premio Nacional de Danza 2000, otorgado por el Ministerio de Cultura de Cuba
- Premio Nacional de Enseñanza Artística 2001, otorgado por el Ministerio de Cultura de Cuba
- Premio Maestro de Juventudes, otorgado por la Asociación Hermanos Síaz, Cuba
- Medalla Conmemorativa del Bicentenario del Teatro Bolshoi de Moscú, en Rusia
- Premio Benois de la Danza, Rusia.
Fue en una entrevista realizada por el periodista José Luis Estrada, donde el maestro Fernando Alonso expresó la necesidad de preservar los rasgos que definen la Escuela Cubana de Ballet, a partir del diálogo creativo con lo que sucede en el ámbito mundial:
El ballet es un arte que siempre está en movimiento, pero hay que saber qué debemos tomar que resulte útil para conservar los conceptos que nos distinguen como escuela. La globalización es inevitable, pero existe el peligro de querer traer a nuestra escuela todo lo que se ve, porque causa buen efecto en otro sitio. Nuestra escuela fue producto de una labor de muchas personas durante varios años, de ver y probar muchas cosas, de estudiar lo que más tenía que ver con nuestro carácter y manera de ser. Hay una verdad tan grande como un templo: detrás de un buen bailarín, siempre hay una buena escuela. (10)
Hoy pueden sonar premonitorias sus palabras, resuenan como tremendas verdades en este convulso mundo en que vivimos:
En estos tiempos en que la cibernética ayuda y maquiniza al hombre, en que la robotización y los medios masivos dirigen y regulan la voluntad y condicionan las actitudes, se pretende homogenizar al hombre, clonarlo, convertirlo en estéril probeta de las corrientes globalizadoras para lejos de independizarlo y hacerlo más humano, insertarlo como masa inerte y propicia para la manipulación más sofisticada e imperceptible. En la danza, vemos en estos principios de un nuevo siglo y milenio que muchos de los bailarines, además de bailarlo todo de igual modo, pierden su identidad en aras del efectismo o del fácil éxito, o lo que es peor, la imitación de modelos que por idiosincrasia y tradición les son ajenos. Hoy pueden parecerle tremendas mis palabras; pero si aún se recuerdan a María Taglioni, Ana Pávlova, Vasla Nijinsky, Mijaíl Fokin o a George Balanchine, no es por haberse parecido a otros sino por haber sido especiales. ¿Vamos a acabar con la historia? ¿Vamos a desperdiciar esta escuela ligada a tanto sacrificio? ¿Vamos a borrar años y siglos de saber acumulado?(11)
Con la esperanza de que la Escuela Cubana de Ballet prosiga cosechando aplausos del público en cualquier latitud, hoy reverencio el legado del maestro Fernando Alonso en el 110 aniversario de su alumbramiento.
Notas:
- Fragmentos de una conferencia que ofreció el maestro Fernando Alonso, en marzo del año 2003, en la Escuela Nacional de Ballet que hoy lleva su nombre, durante el Encuentro Internacional de Academias para la enseñanza del ballet, correspondiente a ese año. Grabado en audio por Martha Sánchez, periodista de Prensa Latina. Tomados de Morejón, Grettel: Fernando Alonso y La bella durmiente. Trabajo de Diploma para obtener la Licenciatura en Arte Danzario. Universidad de las artes ISA, 2019
- Fernando Alonso: danza con la vida, de Raúl R Ruiz, por Editorial Letras Cubanas (2000). Fernando Alonso, su ideario pedagógico, de Marlen Moreno Lantigua, por Editorial Ácana, 2016. Fernando Alonso, el padre del ballet cubano, de Toba Singer (2020).
- Morejón, Grettel: Fernando Alonso y La bella durmiente. Trabajo de Diploma para obtener la Licenciatura en Arte Danzario. Universidad de las artes ISA, 2019
- Morejón, Grettel: Fernando Alonso y La bella durmiente. Trabajo de Diploma para obtener la Licenciatura en Arte Danzario. Universidad de las artes ISA, 2019
- Morejón, Grettel: Fernando Alonso y La bella durmiente. Trabajo de Diploma para obtener la Licenciatura en Arte Danzario. Universidad de las artes ISA, 2019
- Hernández, Dani: Ramona de Saá: Alicia fue una bailarina excepcional. Tomado del libro El milagro de la Escuela Cubana de ballet, en proceso de edición.
- Garbey, Marilyn: Ramona de Saá: El talento puede estar escondido en el rincón más apartado. Realizada el 23 de noviembre de 2014. Publicada en La Gaceta de Cuba
- Garbey, Marilyn: Una maestra de ballet. Fragmentos de una conversación con Silvia Rodríguez. Publicada en La Jiribilla, 25 de Marzo al 31 de Marzo del 2017
- Hernández, Dani: Loipa Araújo: La enseñanza es mi otra vocación. Tomado del libro El milagro de la Escuela Cubana de ballet, en proceso de edición.
- Estrada, José Luis: Radiografía del corazón. Conversación con el Premio Nacional de la Danza y fundador de la Escuela Cubana de Ballet y del Ballet Nacional de Cuba, institución que en el venidero octubre arribará a los 60 años de vida. Tomado de Juventud Rebelde, publicado Viernes 19 junio 2020 | 11:48:46 am.
- Fragmentos de una conferencia que ofreció el maestro Fernando Alonso, en marzo del año 2003, en la Escuela Nacional de Ballet que hoy lleva su nombre, durante el Encuentro Internacional de Academias para la enseñanza del ballet, correspondiente a ese año. Grabado en audio por Martha Sánchez, periodista de Prensa Latina. Tomados de Morejón, Grettel: Fernando Alonso y La bella durmiente. Trabajo de Diploma para obtener la Licenciatura en Arte Danzario. Universidad de las artes ISA, 2019
Foto de portada cortesía del Ballet Nacional de Cuba