Este homenaje, que ahora le tributa nuestro Ministerio de Cultura, entraña un reconocimiento a su triple condición de mujer, ciudadana y artista militante y comprometida con la cultura y los destinos de su pueblo
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El Ministerio de Cultura de Cuba, en justa decisión, ha dado a conocer que su Jornada por el Día Internacional de la Mujer este año estará dedicada a Josefina Méndez, una de las cuatro joyas del ballet cubano, quien el próximo 8 de marzo arribaría a los 80 años de edad.
Considerada una de las más relevantes personalidades de la danza escénica nacional, la Méndez inició sus estudios en la Escuela de Ballet de la Sociedad Pro Arte Musical de La Habana, bajo la guía del maestro Alberto Alonso y los continuó en la Academia de Ballet Alicia Alonso en 1955, año que marcó también su debut profesional como miembro del hoy Ballet Nacional de Cuba, que a despecho de la apatía oficial de entonces, logró convertirse en una de las más hermosas realizaciones de la cultura nacional.
En estrecha cercanía con la triada Alonso (Alicia, Fernando y Alberto), logró una formación ética, técnica y artística, que fue reconocida internacionalmente hasta su fallecimiento, el 26 de enero de 2007.
En 1956 participó en la gira de protesta por toda Cuba, ante la agresión de la tiranía batistiana contra la joven compañía danzaria cubana. Confiada en la llegada de un futuro de justicia, viajó al extranjero en compañía de Alicia y de otras jóvenes figuras, para no perder su entrenamiento, lo que la condujo a integrar los elencos del Ballet Celeste, de San Francisco y del Teatro Griego de los Ángeles, en Estados Unidos.
En 1959, tras la reorganización de la compañía por el Gobierno Revolucionario, pasó a integrar sus filas en calidad de solista y a partir de 1962 de primera bailarina. Con esa jerarquía artística actuó en diversas giras por países de América, Europa y Asia, y en prestigiosas agrupaciones danzarias, entre ellas la Ópera de París, que la situó, junto con Alicia Alonso, como las únicas bailarinas latinoamericanas en ser estrellas invitadas de ese prestigioso centro fundado en 1661.
A partir de entonces, por su disciplinado y constante quehacer como intérprete, y por su labor pedagógica con las nuevas generaciones de bailarines, logró una carismática personalidad caracterizada por la solidez académica, el rigor, la sobriedad, el buen gusto y la ductilidad estilística, valores que la singularizaron y a la vez la mostraron como fruto genuino de la escuela de la cual había surgido.
Ganadora de importantes distinciones internacionales en Varna, París, Brasil e Italia, recibió en su Patria, a la que siempre fue fiel, los más altos reconocimientos, entre ellos la Distinción por la Cultura Nacional (1981), la Medalla Alejo Carpentier (1984), el Premio Anual del Gran Teatro de La Habana (1991), la Orden Félix Varela (1999) y el Premio Nacional de Danza (2003).
Tras su muerte física, Josefina Méndez ha seguido viviendo en el quehacer del ballet cubano, a través del hermoso legado artístico que dejó para las actuales y futuras generaciones de artistas, que tienen el compromiso de conservar y enriquecer la alta valoración y el prestigio conquistado por la escuela cubana de ballet a nivel mundial.
Este homenaje, que ahora le tributa nuestro Ministerio de Cultura, entraña un reconocimiento a su triple condición de mujer, ciudadana y artista militante y comprometida con la cultura y los destinos de su pueblo, y deviene, más que oportuno, en esta hora crucial de definición y de valoraciones inequívocas.
Tomado del Periódico Granma digital