Réquiem – Siá Kará: aproximaciones a un proceso. (El cuerpo como territorio de rebeldía (I)
Reflexiones en torno a Réquiem- Siá Kará, proceso creativo a cargo del coreógrafo Radhouane El Meddeb con Micompañía, a cargo de Susana Pous.
Reflexiones en torno a Réquiem- Siá Kará, proceso creativo a cargo del coreógrafo Radhouane El Meddeb con Micompañía, a cargo de Susana Pous.
Hoy se suele hablar mucho, entre certezas y especulaciones, de la cualidad escénica del “cuerpo-incierto” en el sujeto danzante. Sí, aquel que otrora se aferraba a replicar sus técnicas corporales en la escritura coreográfica, regodeándose en la fisicalidad extrema y calistenia gangosa.
El investigador Noel Bonilla reflexiona sobre la coreografía como ejercicio de investigación más allá de las disposiciones tradicionales sobre este arte.
En este tiempo de recogimiento, la danza ha tenido que desplegar su poder imaginal para no asfixiarse.
De eso se trata: alcanzar un cuerpo dilatado, fértil, manera de penetrar en la idea interna de la danza y en su diversa corporalidad danzante. Desde el multilateralismo que identifica la asunción de un pensamiento dancístico, no menos dilatado, en el siglo XXI, ¿acaso sigue siendo la danza un puro acto de metamorfosis?
Justo cuando la escena cubana vive un momento de estupor, tras la parálisis a que nos lleva la pandemia de covid-19, se hace importante detenernos y así, de soslayo, mirar atrás. Sí, quizás a los tantos años acumulados de creación en nuestra danza escénica espectacular. En 2020 todavía repercuten los sesenta años elogiados en el movimiento de la danza moderna cubana, nacida junto a la Revolución en 1959; la impronta de Ramiro Guerra y su reto de lanzarnos a la modernidad y apertura hacia zonas desconocidas en la práctica danzaria.
Ya se sabe, el estilo académico definido por Petipa nos donará como gran botín, “el ideal de completo control del cuerpo y de cada una de sus partes”. Así entrará la danza al naciente siglo XX, como acción perpetua de motilidad.
Dando continuidad a la serie sobre danza, el investigador Noel Bonilla, realiza la segunda entrega con un texto que mira al siglo XIX y principios del XX.