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Aventuras de títeres no desconocidos

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Por Frank Padrón

Los grupos La Salamandra ( teatro de títeres) y Retablo repusieron en la sede de El Ciervo Encantado una versión de Aventuras del soldado desconocido cubano, que había conocido su estreno mundial hace unos meses en la sala El Arca.

Como indica su título , parte de la novela homónima de Pablo de la Torriente Brau (1901-36) , inconclusa a causa de la muerte prematura de su autor, quien vuelca en ella todo un alegato antibelicista deliciosamente resuelto, pese a la gravedad del tema, por el sabio empleo que aquel lleva a cabo del humor negro y el sarcasmo, herramientas estilísticas con las que denuncia y condena los horrores de la Primera Guerra Mundial y por extensión, todas las contiendas.

La absurda entrada de Cuba a la Conflagración en 1917 siguiendo el gesto estadounidense de declaración de guerra a Alemania, es el telón de fondo que involucra al santiaguero Heliodomiro del Sol en ese torbellino de muerte y balas sin nombres que no comprende y lo supera.

Mujeriego, jacarandoso y criollo, ve su vida interrumpida por obra y ( des)gracia del lamentable evento, que lo conduce al cementerio de Arlington, Virginia, como «soldado desconocido». Ilustre miembro de nuestra picaresca, el paisano oriental no renuncia a su humor ni a su gusto por las mujeres y la vida ni siquiera después de muerto.

La gracia con que Pablo de la Torriente conformó sus páginas fueron recreadas por los mencionados colectivos teatrales, partiendo del concepto visual de Mario D. Cárdenas para el mundo de las figuras que accionan con verdadero conocimiento de causa y destreza los titiriteros y actores Ederlys Rodriguez Pérez y Christian Medina , quienes mezclan y alternan los muñecos, retablos y efectos con sus propios desempeños histriónicos, a cual mejores.

En tal equilibrio de lenguajes, junto a la chispa y fluidez narrativas, radica buena parte del goce estético que transmiten estas deliciosas Aventuras…, trasuntando ingenio en el diseño tanto de los títeres como de las escenografías , en la eficacia del manejo , las logrados soluciones en la representación y la aludida fuerza de los actores.

No hay que olvidar que hace unos años Ederlys nos sorprendió también gratamente con aquella versión del legendario incendio de la tienda El Encanto, en una puesta no menos arriesgada y audaz en tanto recursos escénicos y combinación de figuras y actuaciones.

Esta vez, en el Ciervo ( ese espacio siempre) Encantado, fuimos testigos una vez más de la magia que títeres, titiriteros y escenarios, logran en esa magia que se resume en un solo nombre, un solo arte: el teatro.

Foto de Portada: Buby Bode