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Conversación con Denisse Daragnés, Ganadora Del Premio Terry 2019

Para alegría de los espectadores de la capital Denisse Daragnés ofrecerá dos funciones de La Incapaz en el Café Brecht los días 27 y 28 de febrero en los horarios habituales. Desde nuestras páginas lo convidamos a no perdérsela.
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Por Mery Delgado

La actriz uruguaya Denisse Daragnés, ganadora del Premio Terry 2019 de actuación en el IV Festival del Monólogo Latinoamericano, recién concluido en Cienfuegos, tenía el sueño de volver a Cuba, y de participar por primera vez en ese certamen.

Lo hizo por todo lo grande. Su huella de La incapaz queda en las paredes de la Sala Teatro A Cuestas, y en el pueblo cienfueguero que después de verla ya no la dejó de incógnita entre la gente.

“No fue fácil”, me dice cuando la interpelo para el diálogo con Cubaescena.

Con mucho oficio en el Teatro Circular de Montevideo, prestigiosa agrupación del país sureño, pidió a su compañera de escena, Cecilia Baranda, que la ayudara en el desafío de asumir un unipersonal. “En el Circular no hacemos monólogos”, me aclara.

Cecilia, quien ya la había dirigido en dos ocasiones anteriores, le propuso la historia de Clara García de Zúñiga.

¿Quién es esta mujer que tanto te interesó para tu primer desafío?

“Clara García de Zúñiga, es una mujer que vivió en Uruguay, perseguida por la sociedad del siglo XIX por tener una vida transgresora. Fue despojada de sus bienes y declarada incapaz para poder quedarse con su fortuna. Eso fue por parte de la familia y las autoridades de la época.

“Nos llevó mucho tiempo porque estábamos haciendo otras obras, y esta requería mucha investigación. Trabajamos desde la verdad, porque era un personaje real.

“Lo primero que me cuestionaba era la aproximación a ella. ¿Quién fue en realidad? Una especie de mito, pues nadie de los vivos la conoció. Había bastante para leer, pero bastante poco para interpretar. Fuimos construyendo la obra con mucho respeto, por todo lo que ella sufrió”.¿Qué te interesaba destacar de esta mujer en la puesta en escena?

“Lo que le ocurrió a Clara a mitad del siglo XIX puede traerse al presente. Primero, la comprometen en matrimonio a los 9 años, y a los 14, cuando tiene su primera menstruación, estaban esperando por eso para casarla, la casan en una familia aristocrática para conservar ese nivel social y económico, pero en realidad con quien la unen es un caza fortunas y un sinvergüenza que la hace padecer muchas injusticias. La separa de la familia, la maltrata, y Clara decide abandonarlo.

“Una mujer de aquella época, estamos hablando de 1860, abandonó a su marido y le pidió el divorcio. Era algo increíble, lo nunca visto. Él no se lo perdona, la propia familia tampoco se lo perdona. ¿Y por qué me interesó? Me parecía que era muy transgresora esa figura, pero detrás de esa transgresión hay un gran dolor y un querer rescatar un poco la herencia del padre, identificarse con él que la había protegido bastante. Por otra parte, ¿por qué la conocemos?

“La conocemos por su hijo, uno de los tantos bastardos que tuvo. Pues ella empieza a tener relaciones con varios hombres y de ahí nacen varios hijos. El más conocido fue Roberto de las Carreras, quien fuera un personaje muy pintoresco, un dandi en Montevideo, poeta también. Muy transgresor como su madre, él tenía esa herencia en su ADN.

“Clara lo dice en la obra. Es esa especie de locura de ser ocurrente y fatal, eso lo tenían ellos dos.  Entonces el autor Carlos María Domínguez de la novela El bastardo, saca a la luz a su madre, al que el texto le dedica buena parte de la historia. Eso me permitió configurar el personaje de Clara.

“De igual manera empecé a investigar sobre Roberto de las Carreras, que era muy conocido, y por ahí supe otros detalles de la vida de Clara. Las declaraciones en el juzgado, cómo ella se defiende ante la policía, y la manera de protegerse como una mujer libre fue lo que definitivamente la condenó y la declaran incapaz.

“Eso fue algo que me conmovió muchísimo. Declarar incapaz a una persona es matarla en vida. Es declararla muerta, no existe más su vida. Y eso en cualquier lugar, en cualquier país, es la misma injusticia para todos lados, eso tiene muchas superficies de contacto para muchos lugares”.

¿Pudiste probar la obra en Uruguay antes de traerla a Cienfuegos?

“Sí. Estrenamos el 12 de enero de 2018 y no paramos en nuestra sala hasta el 24 de junio, que lo hicimos porque nos íbamos en julio al Festival de Miami, volvimos para hacerla en el interior del país, y luego en octubre nos fuimos todo un mes a España. Estuvimos en cinco ciudades. Volví de España, y dos días después fui a Brasil para el Mercado de Industrias Creativas, donde no hice la obra, pero vi a productores y ahora estamos en Cuba, y en realidad estábamos deseando que nos invitaran”.

¿Es decir que tuvo un buen recorrido para llegar madura a este certamen?

“Sí. Pero igual cada lugar es como un estreno. Nosotros tenemos un actor hermoso, Alberto Candó, que ya murió hace muchos años, que escribió un libro que se llama Cada noche es un estreno, y te juro que es así. Y sobre todo cuando cambiáis de cultura, de lugar. ¿Quién va a venir a vernos? Pensáis primero”.

¿Y cuál ha sido la devolución aquí en Cienfuegos?

“Ah, no lo puedo creer. La gente en la calle se me acerca y me dice cosas lindas. Mira que me estoy conteniendo porque estoy súper emocionada”.

Fotos de la autora