Por Magda Iris Chirolde López / Fotos Vladimir Martínez Fernández
Susana, Lisa y Mary festejan una noche de despedida de soltera. La más sensata de ellas (Susy) pone fin a una etapa de su relación para iniciar otra: el esperado compromiso matrimonial con su prometido. Pero, ¿qué sucedió esa noche?
Todos los hombres son iguales, de Yúnior García Aguilera, es la puesta en escena, bajo la dirección artística de Eduardo Eimil, que recrea mediante tres historias los acontecimientos de ese “alocado” día.
Con un toque humorístico, musical y un estilo de actuación diferente, la obra bebe de la farsa como medio de producir comicidad, donde hay personajes caricaturescos que exageran la forma en que se conciben los hechos, el rostro y el texto.
Las tres amigas despiertan un día sin conocimiento de causa de lo que ocurrió durante la fiesta de despedida de soltera, hasta que comienzan a hilvanar historias a partir de objetos extraños que encuentran en la casa de Susana, lugar de los hechos. Entre ellos ropa de hombre, botellas de bebidas y una sustancia extraña.A dicha sustancia la llaman droga en varias ocasiones, pero Eduardo Eimil expresa que viene así desde el texto original. “Lo cambiamos, lo que ellas sacan es una botellita transparente, es una droga X, nueva, que hace perder la memoria.
“Fue muy importante en el trabajo de mesa que la droga no era lo que posibilitara los sucesos, sino que fuese un recurso débil, como puede ser una carta o un pañuelo; pero al ser la obra una comedia ligera se le permite. Nos burlamos de eso y la utilizamos. La droga no es lo importante, sino qué pasó, por qué pasan las cosas y por qué hemos llegado hasta ese punto”, aseveró.
Mientras transcurre la trama el público se hace múltiples preguntas ¿Las amigas estuvieron con el novio de Susana? ¿Son verdaderamente amigas? ¿Hasta dónde puede llegar la humanidad con esta apertura mental y de forma de ser y de pensar que tienen en la cotidianidad?
La obra desde lo musical, como una especie de cabaret e interacción directa con los espectadores, divierte y a la vez, critica. Según su director Eimil detrás de todo eso hay una ironía.
“Desde que se fundó el grupo de teatro Aire Frío en el 2010, nosotros estamos haciendo comedia. Aire Frío porque alude a Virgilio Piñera, pero también porque nos interesa refrescar un poco la escena, lo cual nos ha traído como consecuencia que a la gente por lo general le guste.
“Todos somos graduados de la escuela de arte y la mayoría vinculados a la docencia; a nosotros nos interesa hacer un tipo de teatro que sea fresco, pero con cierto grado de elaboración.
“Restructuramos la obra y la cortamos en pedazos. Empecé a hacer una versión y dije, aquí vamos a improvisar sobre temas fijos y lo que nos concierne es hablar acerca de las relaciones de las parejas y reflexionar si verdaderamente todos los hombres son iguales o si todas las mujeres son iguales o si todo el mundo es igual”, comentó Eduardo Eimil.
Si deseas reír, presenciar un teatro diferente y decidir qué está bien o mal para ti, no pierda la oportunidad de ver esta puesta en escena en otra temporada.
Aire Frío presentará a partir del ocho de noviembre en la sala teatro Adolfo Llauradó La cuarta Lucía, monólogo interpretado por Beatriz Viñas, Premio de Actuación Femenina en el Festival del Monólogo de Cienfuegos. Y para febrero del venidero año repondrá Desnudas, obra con la que se estrenó el grupo.