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WELL? DINNER IS SERVED!

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Por Carlos Gámez / Fotos Buby

Recuerdo la tarde cuando en Villa Manuela vi por primera vez la pieza de Mabel Poblet. La galería estaba repleta de personas y todos debíamos atravesar la cortina/obra, unas luces complementaban el montaje y ciertamente, de aquella muestra, ese spotlight será inolvidable. Tanto, que ahora Susana Pous lo recicla, lo amplía, y trae a la artista para en colaboración con DanzAbierta firmar el Diseño instalativo de Wellcome.

El último estreno de la compañía DanzAbierta, en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, continúa en las manos de Susana Pous como coreógrafa y directora. La puesta fue uno de los sucesos que trajo el Habanarte, y que todos esperábamos con ansiedad tras una larga temporada sin novedades creativas de las manos del grupo, uno de los más importantes en la escena nacional.

El espectáculo, bajo el título de Wellcome, mantiene el interés por el cubano, su sociedad y las prerrogativas que trae permanecer en ella. Un estudio, ensayo y puesta en interpretación, de varias soluciones a las instancias que el status nacional conviene renovar. Una mirada a la posibilidad futura, ¿o presente? luego de las nuevas aptitudes de nuestro pueblo ante el intercambio cultural.

Tal exposición de ideas conceptuales parecería extraída de un artículo oficialista entorno a las batallas por librar, o direcciones a seguir; sin embargo, lo cierto e innegable es que Susana vuelve a poner el dedo en la llaga, re-conoce las problemáticas de una sociedad y las convierte en texto lírico, en paso técnico danzado.

La obra Wellcome pudiera leerse desde una arquitectura tripartita. Es así que considero tiene una introducción, un desarrollo/exposición y finaliza en una coda.

Para referirnos a la pieza y su estructura en diálogo con el resto de los elementos, es necesario aclarar antes que fue vista en las primeras funciones, segunda específicamente, cuando quizás todavía necesitara una evolución lógica a la que estará sometida como el resto de las artes escénicas. Particularidad de la danza y el teatro que se permiten una edición y postproducción constante._MG_4546

Bien, ahora hablemos de la obra. Cierto que en su idea conceptual mantiene una claridad expedita que favorece su diégesis ante cualquier otra opinión, a favor, en contra o todo lo contrario; pero también es real, que cuando la vivimos, su experiencia temporal se distiende hasta caer en la incertidumbre del espectador. La coreografía contiene en esa suerte de paráfrasis del ensayo antropológico que es, varias “curvas” que pierden a quien sigue el ritmo de los pequeños cuadros que componen el centro de la narración.

La introducción o preparación temática, es una vuelta/cita a las frases que en Malson dejaron claro su apetito por el individuo v/s sí mismo. Una intensión por sentar las bases de una tesis que luego será expuesta. Una proposición que se ancla en el recuerdo de quien todavía tiene aquella imagen del muro del malecón como elemento central en una coreografía que insertaba desde el video la simultaneidad temporal, las escapadas de unas personas hacia el Madagascar que Susana se había inventado.

Ahora, DanzAbierta utiliza en su estreno esta referencia para luego comenzar su discurso. La concentración de la candela, el rojo vivo de la obra, está en su desarrollo. Cuando detenemos la mirada en las viñetas que nos enuncian la lectura de nuestro diario, no cabe otra acción que la de reflexión. Una cadena que continúa con el extrañamiento, que no brechtiano, y finaliza en la postura de cada cual, amén de la religión profesada, la inclinación sexual o política. La exposición del conflicto, como dirían nuestros profesores, tiene el cálculo temporal, movimental e interpretativo perfecto.

Cuando llega la coda es el instante en que pienso y cuestiono, la certeza de una distención innecesaria. Justo allí, volví sobre las citas del principio, sobre las narraciones del medio y sobre lo que pensé fuera el final; y todavía no terminaba la obra. Pienso, la coreografía de Susana Pous debe concentrarse un poco más. Cuando se vive en la platea o el balcón, las obras llevan un ritmo interno de recepción que fluctúa durante su vida efímera en el escenario. Mas dicho diagrama sensorial cayó hacia el final del espectáculo, y las luces volvían para seguir con la obra, para contar/representar otra(s) partitura(s) danzaria(s).

1El presente artículo se ha basado solo en la estructura y las temáticas de Wellcome para poner sobre atención la necesidad de una vuelta sobre el todavía fresco estreno de DanzAbierta. El diseño de luces de Guido Gali, la música de Aldo López-Gavilán y el diseño de vestuario de Celia Ledón, han sido mencionados por otros en abundancia, razón por la que pensé faltaba una mirada hacia la columna vertebral del espectáculo, más allá de las pieles hidratadas y luminosamente presentadas, que son las interpretaciones de los bailarines y los elementos técnicos.

El estreno de Susana Pous tiene el arrojo de pensar nuestra realidad sin alejarse temporalmente, sin pretender solo “presentar”. Wellcome subyuga a quien lo ve, a favor de su tesis dolorosa, incisiva, malsanamente real. Ese es -por mucho- el principal valor del espectáculo, y la razón por la que lo ubicamos en nuestro menú al hablar de danza contemporánea cubana.