Por Giselle Bello
A punto de concluir 2022, la compañía matancera Teatro de Las Estaciones cierra un año de excelente trabajo y crecimiento profesional.
En la opinión de su director, Rubén Darío Salazar Taquechel ha sido una etapa importante para afianzar objetivos y no rendirse ante la adversidad. “Nunca perder la sonrisa y la fe en el público que espera que uno lo llene de ilusión y optimismo”.
Después de las restricciones impuestas por la pandemia de Covid 19, la agrupación titiritera volvió al escenario internacional con su participación en el Festival de Teatro Progresista de Venezuela y el Festival Internacional de Teatro para la Infancia y la Juventud en República Dominicana.
“En ambos países nos presentamos con Una niña con alas y pudimos corroborar que el legado de nuestra Dora Alonso sigue vivo y con suficiente atractivo para conectar con la gente”.
En el evento dominicano los artistas matanceros fueron distinguidos con el premio al mejor espectáculo para niños, pero este no es el único galardón recibido recientemente.
Zenén Calero, su diseñador principal, resultó ganador del Concurso Nacional de Diseño Rubén Vigón por los hermosos títeres hechos de materiales reciclados que concibió para la obra Todo está cantando en la vida (Un recital de afectos para Teresita Fernández).
En el ámbito nacional, Estaciones formó parte de la cartelera del Mayo Teatral y se unió a las actividades conmemorativas por el centenario de la heroína del Moncada y gestora cultural, Haydee Santamaría Cuadrado.
“Que nos invite la Casa de Las Américas para reponer una pieza como Cuatro, que es de 2017, quiere decir que nuestro repertorio activo funciona de manera acertada”.
Más allá de sus presentaciones, la agrupación se ha implicado en proyectos que confirman su crecimiento como institución artística. Uno de ellos, la Unidad Docente Carucha Camejo para la formación de jóvenes titiriteros tuvo su primera graduación.
“Logramos que concluyeran sus estudios, interrumpidos desde 2019, y que lo hicieran con una puesta en escena que responde a la dramaturgia de la actriz María Laura Germán Aguiar. A la vez, conseguimos nutrir de nuevos los talentos a los grupos matanceros”.
También formaron parte del Festival Habana Clásica, donde por primera vez se invitaba a un conjunto teatral para hacer un espectáculo infantil. En el concierto, titulado Soñar con los ojos abiertos, la mezcla de figuras, actores y músicos resultó toda una novedad.
Dos años cumplió su programa televisivo Corazón Feliz y pudo realizarse, finalmente de manera presencial, el tercer Encuentro Internacional de la Canción para Niños y Niñas del mismo nombre.
“Hacia ese camino nos llevó la pandemia cuando las salas teatrales estuvieron cerradas. En resumen, todo es una sola cosa, si trabajas para la infancia, la juventud, la familia, tienes que ocupar todas las plataformas, digitales, audiovisuales, escénicas o de cultura comunitaria”.
Justamente en la búsqueda de esos nuevos lenguajes se centra su colaboración en el videoclip Nana a mi marioneta, de Liuba María Hevia, que ha sido seleccionado entre los aspirantes a mejor video canción en los Premios Lucas.
“Este constituye mi primer trabajo de ese campo, no tenía ninguna experiencia al respecto, aunque sí investigué y me preparé porque no me gusta improvisar. Que estemos nominados me parece ya un reconocimiento para gente que viene del mundo del teatro.
“Hace poco estuvimos en Pinar del Río con los damnificados del último ciclón y en breve tendremos una intervención comunitaria en Santa Clara. Igualmente, se encuentra en proceso creativo un estreno vinculado a la figura de Dora Alonso. Nos queda mucho por hacer y soñar”.
Fuente: Periódico Girón
Fotos: Sergio Jesús Martínez