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“Shangó Obá kó só”, otro alumbramiento del Ballet Folclórico de Camagüey

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Por Kenny Ortigas Guerrero

Shangó Obá kó só es el título que estrenará el Ballet Folclórico de Camagüey (BFC), a propósito del Día internacional de la danza. Las presentaciones, junto a las demás compañías danzarias de las Artes Escénicas de la provincia en el Teatro Principal, serán los días viernes 28, sábado 29 y domingo 30 de abril.

El acto de la creación en el arte exige mucho más que un resultado que se muestra frente a un público. Se tratan de un compendio de valores y actitudes que en perfecta sinergia hacen posible que se produzca ese difícil, pero siempre hermoso, alumbramiento.

La disciplina y el rigor se imponen cada día más como pilares imprescindibles para sostener el nivel técnico y estético de cualquier agrupación. Pero no solo la exigencia y mano dura son garantías de crecimiento y desarrollo, también la indagación, la motivación por el estudio que trae consigo nuevos descubrimientos, y el proponerse retos desde lo individual y colectivo coadyuvan a las ganas de estar y de crecer junto a un núcleo artístico.

El Ballet Folclórico de Camagüey, consciente de la responsabilidad que implica promocionar y salvaguardar el patrimonio de la cultura popular y tradicional a través de la danza, es una compañía digna de admirar en esa visión holística del arte, que sitúa cada proceso creativo en una dimensión ética en la que, aparejado al aprendizaje de la técnica, se sitúa el estímulo al intelecto y buen gusto.

Visitar un ensayo de Reinaldo Echemendía Estrada, director del BFC, es asistir a una sesión teórico-práctica donde cada paso, gesto, actitud, trazado y diseño coreográficos son fruto de minuciosos análisis del material de origen que ha servido de inspiración.

El diálogo cercano con diversos focos folclóricos y el abordaje de la mitología que acompaña las expresiones de la cultura de origen africano, constituyen herramientas certeras para la concepción de nuevos montajes en los que experiencia y juventud comienzan a dar muy buenos resultados.

Para el próximo 29 de abril, Día internacional de la danza, el BFC estrenará su obra. Shangó Obá kó só significa en lengua yoruba “el rey no se ahorcó”, en referencia al orisha de origen nigeriano, considerado el tercer Alaafin (Rey) y también poderoso guerrero de la ciudad de Oyó en Nigeria.

El montaje recrea en síntesis los conflictos ocasionados por Shangó con sus naciones y comunidades vecinas, en su ambición de poder. Tras vejámenes y humillaciones a su pueblo, Shangó decide suicidarse en un árbol de Ayan como forma de ofrenda por los males acaecidos, pero luego retorna hecho dios que expresa su fuerza en truenos y relámpagos.

La teatralización de esta historia exige de cada bailarín la comprensión cabal de cada una de las circunstancias que rodean el mito para poder traducir el universo ficcional en imágenes vívidas para el espectador.

Echemendía asume otra vez el riesgo de convertir a todo su elenco en protagonista de cada parte integrante de la coreografía, un cuerpo de baile que unge como solista donde todos son Shangó atravesando infinidad de estados de ánimo y emociones.

Surge la pregunta entonces ¿por qué esta idea que ya se hace habitual dentro del trabajo del BFC? El coreógrafo comenta que la figura de los orishas, en su carácter sobre humano, transgrede cualquier individualidad y cada ser humano, asume en su corporalidad con características y especificidades muy singulares, su propia deidad. De ahí que resulta interesante mostrarle al público, desde la ejecución de la totalidad del elenco, las visiones e interpretaciones que cada uno hace, en este caso, de Shangó.

Cabe destacar en esta obra un fino diseño de las líneas coreográficas, con desplazamientos y cruces realizados con plasticidad y precisión, al igual que la sincronía en la composición de las agrupaciones en la escena. Desde mi percepción –y cabe decir que fue solo un vistazo en uno de sus ensayos- agradecería un poco más de dinamismo y alternancia del ritmo en la primera parte de la obra, elemento que de seguro se irá ajustando a partir del estreno y las primeras funciones.

La música en vivo continúa siendo de los grandes atractivos en la compañía. Su contundencia en el trabajo vocal e instrumental otorga un valor expresivo que es esencia de la dramaturgia espectacular en cuanto a la recreación de atmósferas y ambientes.

Otro logro relevante en esta pieza es la inserción de jóvenes talentos que se encuentran en servicio social y práctica pre profesional, los que se desempañan en sus roles con extrema seguridad y desenfado. Se puede afirmar que estos muchachos han aprendido a no temerle a los retos, sino a enfrentarlos con recursos aprehendidos e incorporados desde la concientización de un entrenamiento riguroso. Esto es evidencia de la exhaustiva labor pedagógica dentro de la compañía, que ha sido en todo momento un baluarte al que se le presta especial atención.

Shangó obá kó só engrosará la lista de otras tantas coreografías del BFC donde la apropiación de los referentes de la cultura popular y tradicional son tratados con inteligencia, creatividad y respeto.