Por Norah Hamze Guilart
El uso de las nuevas tecnologías y de la cooperación e intercambio a distancia acrecienta el compromiso social y conduce a la búsqueda de nuevas formas de expresión artística, respaldadas por el rigor, la calidad y el dominio pleno de las esencias.
La nueva realidad nos coloca frente al escenario ideal para dar respuesta a interrogantes e insatisfacciones sobre la idea de cambios, tan promovida desde todas las esferas sociales en los últimos años. El cruzamiento del presupuesto ideoestético de la obra artística con el nuevo contexto mundial, y particularmente con el nuestro, no puede evadir el fenómeno de acción-reacción que se produce en todas las esferas del conocimiento, lo cual requiere el despliegue de acciones que incluyan el cotejo de la obra artística con respecto a la nueva realidad, desde el ingenio, la sensibilidad y la inteligencia, con rigor y sentido crítico.
Las interrogantes principales que han motivado el debate en este foro están intrínsecamente vinculadas; no puedo referirme a la contribución desde los presupuestos ideoestéticos de la obra artística, sin relacionarlo con el diálogo entre creador, obra y público y con la responsabilidad ética para contribuir positivamente en la sensibilidad humana ante el impacto de la pandemia.
La capacidad comunicativa del artista como mediador directo entre su obra y esos otros seres que la consumen, le otorga al arte una cualidad de hecho vivo e irrepetible que se mueve en consonancia con la época y el contexto sociocultural en que se produce. Por ello, el distanciamiento social que impone el momento, ha demandado eliminar la presencialidad como forma de propiciar ese intercambio.
Los creadores e intelectuales cubanos, han dado muestra en estos días de sus capacidades creativas y disposición espontánea para derribar muros frente a la imposibilidad de expresarse en sus espacios habituales. Los consumidores de esos productos artísticos podemos dar fe de la gran contribución del arte a la espiritualidad del ciudadano común, para mitigar el impacto negativo del aislamiento social.
Las nuevas tecnologías, sin embargo, conllevan la búsqueda de nuevas formas de expresión, en las que el diseño informacional, dígase “la envoltura”, juega un rol sustancial. En tal sentido, hay retos parcialmente resueltos en las diferentes ramas del arte, teniendo en cuenta, que los requerimientos no son igualmente satisfactorios en un mensaje musical que en uno teatral. Este último demanda mayor competencia tecnológica para lograr el convivio armónico de todos los lenguajes escénicos, de los que depende, en gran medida, la consistencia como obra artística.
Es admirable el derroche de imaginería que coloca al artista por encima las limitaciones del contexto, como forma de estar vivos, presentes, reanimados, y contribuir a aminorar los estragos emocionales que puede provocar el aislamiento. Creo que esta circunstancia ha sido la brecha para perforar barreras y asimilar sin reactancia la metamorfosis en el consumo de la obra artística, que gradualmente se ha ido imponiendo como proceso evolutivo, a través de los medios audiovisuales y que, en el contexto de la epidemia, ha adquirido una dimensión cualitativamente superior. Un escenario en el que, la obra artística y otras prácticas afines -después de la pandemia- deben insertarse con mas brío y eficacia; una realidad que incita a poner el arte en interacción armónica con las nuevas tecnologías, al alcance cotidiano de los artistas e intelectuales y en consonancia con las posibilidades de éstas a nivel mundial.
Toda experimentación alumbra los caminos y ayuda a mirar procesos con mejor discernimiento. En estos meses de calma he podido percatarme con mayor certeza, de la necesidad del ejercicio crítico responsable por el que tanto hemos abogado en los últimos tiempos. Creo que es el momento de promover una inflexión en la crítica, para que el buen arte, aprovechando las herramientas existentes, encuentre la resonancia deseada.
Sin embargo, no podemos perder la noción real de que nada sustituye el acto presencial. No es igual escuchar un concierto en un equipo de alta fidelidad, o verlo con imagines de elevada definición, que recibir sus sonoridades en una sala para este fin. Lo mismo ocurre con los atractivos y modernos animados de televisión, pues siempre será incomparable el regocijo de los niños, el gozo por la interacción inmediata en una función titiritera; o el estremecimiento ante la fuerza y belleza de una danza, o el disfrute de una obra plástica en una galería de arte, en la que además de visualizar el uso del color, las formas, los contrastes, y otros detalles, podemos sensorialmente acercarnos a su textura…ni qué decir del flujo retroalimentario intérprete-espectador que se produce con cantantes y músicos en un escenario en vivo, en una obra de teatro o en una acción performática.
Son muchas las cavilaciones que se atropellan y pugnan por salir en esta provocación al diálogo. Por ahora, solo creo que debemos buscar entre todos, las profundas y racionales respuestas a la inexorable idea de renovación, para continuar tendiendo puentes sólidos sobre los muros impuestos por agentes externos, y en ocasiones, por nuestras mentes aletargadas y las barreras tecnológicas y burocráticas.
Ha sido reconfortante ver cómo algunos talentos han logrado acceder a nuestro medio televisivo. Considero que es una ganancia a la que no podemos renunciar en el futuro, pues tiende a equilibrar la promoción de los mejores artistas de cualquier rincón de la isla, con la debida ponderación que necesitan y merecen.
Este ejercicio creativo, además de mitigar las consecuencias desfavorables del alejamiento físico, y de contribuir al enriquecimiento de la espiritualidad ciudadana, propone un nuevo viraje para que, sobre las sólidas raíces patrimoniales, erigiendo puentes genuinos y sorteando los muros -reales y virtuales- que nos imponen los tiempos, siga germinando lo mas valioso del arte, como garante de una política cultural que se renueva, prolifera y vivifica.
*Puentes sobre los muros es un espacio para el diálogo y el debate sobre los constantes retos de la creación artística dentro de los contextos que impone la realidad. Pertenece al Consejo Provincial de las Artes Escénicas de Camagüey y es coordinado por Kenny Ortigas Guerrero.
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