Por Santiago Alfonso Fernández (Premio Nacional de Danza 2006)
En el año 1956, cuando yo trataba de ser bailarín, había, tanto en nuestras pantallas como en nuestros centros nocturnos, algunos nombres que eran símbolos de calidad y ejemplo de cubanía: Sonia Calero, Roberto Rodríguez, Christy Domínguez, Gladys y Freddy, y Tomás Morales. Él y Roberto se convirtieron en mis ídolos, en mis paradigmas y poco a poco en mis amigos. Fue Tomás en el día a día el hermano que sin proponérselo ejemplificó lo que yo quería ser, un bailarín cubano.
Después, mientras estaba en el Conjunto Nacional de Danza, pasaba de cuando en cuando a ver mi trabajo, eso me incentivaba y un día me pidió que fuera a trabajar con él a Tropicana; no sabía él, ni tampoco yo, que me llevaba a dar el paso decisivo en mi quehacer futuro. Allí, tras él, aprendí mucho del trabajo creativo y formador en el mundo del espectáculo.
Llegaba a Tropicana con las enseñanzas de Ramiro Guerra que conjugaba con el apoyo de Tomás, que me permitieron desarrollar todo lo que poco a poco nos convirtió en taller y escuela de artistas en el espectáculo nocturno. Hoy puedo decir que si Ramiro me formó, Tomás me dio la oportunidad de hacer realidad mis sueños de convertir el cabaret en un miembro imprescindible de la familia de la cultura cubana.
Tuve la gran satisfacción de dirigir la gala de entrega de su merecidísimo Premio Nacional de Danza y hoy tengo el triste honor de despedirlo a nombre a todos los que por muchos años, recibimos de él ejemplo de su quehacer como bailarín, maestro, vocalista y show man, porque si en nuestro país ha habido alguien que ha sabido hacerlo todo y muy bien en un escenario, se llamó Tomás Morales.
En el terreno familiar fue hijo, hermano, esposo y padre ejemplar; amó a los suyos sin alardes ni ruidos, como también amó a su patria sin estridencias. Matanzas lo trajo al mundo y llevó con él siempre en el corazón su terruño. La Habana y toda Cuba lo admiró y nosotros, todos los que junto a él crecimos no lo despedimos porque seguirá en nuestro diario bregar.
El espectáculo cubano lo tendrá siempre presente porque Tomás es parte irremplazable, nos queda un vacío que sabremos cubrir con su ejemplo.
Descansa en paz hermano mayor, que Dios te acoja y te dé el reposo que mereces. Recibiste muchos aplausos tanto en Cuba como en todos los escenarios donde apareciste, nosotros hoy te damos el aplauso que en cada actuación ganaste y que sabemos te espera allá donde vayas.
En portada / Despedida a Tomás Morales, Premio Nacional de Danza 2010, en el Cementerio de Colón. El Conjunto Folklórico Nacional de Cuba le rinde merecido tributo.
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