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Palabras De Despedida Al Maestro Ramiro Guerra

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Compañeros:

¿Cómo entender que Ramiro se nos vaya este año? Este año de los 60 del grupo que creó, de los 60 en que inició su gran impronta en la cultura nacional, en la cultura de la Revolución.

Pero Ramiro está hoy aquí entre nosotros, en primer lugar en su casa. Este teatro era su casa y hoy está aquí, con nosotros, en su casa. Lo despedimos en su casa donde tanto hizo, donde tanto bregó, donde tanto luchó, donde tanto lo quisimos, donde tanto lo respetamos.

Abrió muchos caminos. Su obra perdurará para siempre en la cultura nacional y en la cultura de la Revolución. La cultura de la Revolución no se podrá escribir ni entender sin su contribución, su valor; y esa obra abrió caminos. Eso queda entre nosotros para siempre y para las próximas generaciones.

Luchamos juntos un grupo de compañeros desde aquí, desde el año 1959. Podríamos decir fue en aquellos dos años y medio que se produjo una verdadera eclosión fundacional creadora, y fueron ellos: Argeliers, Ramiro, Carlos Fariñas, Fermín Borges, y todos los que trabajaron con ellos: los actores, los bailarines, los músicos, los talleres, los que captaron, los que fueron instructores de arte, los que fueron aquellos teatros ambulantes y todo lo que desde aquí se hizo, y fue como una eclosión porque había mucho talento y mucha creatividad apresada, por la sociedad anterior a la Revolución; no solo Batista “El Dictador”, sino todos aquellos desgobiernos; la República Neocolonial que no le importaba la cultura y el país tenía a todos aquellos talentos aprisionados.

Por el tipo de actividad escénica que se podía hacer desde aquí pudimos, desde el año 1959 mismo, poner aquella notica en septiembre de 1959 que convocaba a los que querían formar parte del grupo de Danza Moderna del Teatro Nacional de Cuba. Ese era su nombre no otro. Ese es el que fundó Ramiro, aunque después cambiara de nombre varias veces y pude seguir cambiando de nombre. Lo que fundó Ramiro es el Conjunto de Danza Moderna del Teatro Nacional de Cuba.

Y cuando pusimos aquella nota que era una simple convocatoria podemos decir que se dio el primer paso para que aquella eclosión comenzara; en que había función de martes a domingo y a veces dos veces el domingo. Donde había que luchar mucho porque muchas de las cosas que hacían, en primer lugar lo que estaba haciendo Ramiro y lo que estaba haciendo Argeliers iba contra las ideas generalizadas y acendradas en la sociedad. Porque quién se iba a reconocer en un toque, y eso me trae a la memoria aquella conferencia de dio Don Fernando Ortiz en el Aula Magna de la Universidad, a mediados de los 50 y a la que yo tuve el privilegio de asistir; el día que descubrí que yo también era aquello. No era ya algo que yo respetaba sino que era yo también, y eso nos ayudó, nos liberó el pensamiento, el espíritu.

Pero cuando se dieron las primeras funciones a comienzos del año 60, de lo que ya llamábamos el grupo de Ramiro, y algunos compañeros me han escuchado decir esto, pero hay que decirlo hoy también y hoy más que nunca; muchos de los asistentes decían –“pero esto es danza, cómo esto es danza, los bailarines que se arrastran por el suelo, que hacen estos gestos tan extraños”- y esa era también una batalla: crear una nueva mente en el público cubano.

Hacíamos una revolución social pero también había que hacer una revolución del pensamiento, de la espiritualidad, de la subjetividad. Las revoluciones tienen que ser integrales. No hay revolución si usted no cambia las mentalidades, las subjetividades. No hay socialismo sino hay una riqueza espiritual; si todos no nos dedicamos a la riqueza espiritual de nuestro pueblo, a que crezca, a que se amplíe, a que esté dispuestos a recibir todo eso que está en sus propias tradiciones, en el mismo y no lo sabía; y esas puertas y esos caminos las abrieron sobre todo los espectáculos de Ramiro y Argeliers.

Porque Ramiro cuando organiza el grupo no solo está pensando en la danza moderna, en toda la conceptualización de la danza moderna, que parte para él en la enseñanzas que recibe de Martha Graham, etc., sino que está en Cuba y no olvida que está en Cuba en Revolución y que él está  con esa Revolución a la que fue leal hasta el último momento, a pesar de los errores que en algunos momentos se cometieron, y nunca falló y siempre estuvo ahí, y entonces sabía que había muchas cosas que hacer, no solo introducir una nueva manera de bailar en el escenario, sino que esos bailarines tenían que ser blancos, mulatos y negros, y eso estuvo en su conceptualización: no hay que limitarse a la idea de las gestualidades y el movimiento. Pero también esas gestualidades y movimientos que Ramiro desarrolló, porque además era un teórico de la danza, del movimiento, era un teórico sobre cuestiones estéticas de la escena, y entonces él también asimila, incorpora de manea creadora toda esa gestualidad, todo es movimiento que viene desde la Cuba profunda, de la Cuba que se inspira en lo lucumí, en lo congo y en lo abakúa. Y eso hubo que pelearlo compañeros; también con Argeliers.

No se crean que lo poníamos en escena y todos lo aceptaban; inclusive en algunos cuadros, no dentro de la cultura pero fuera de la cultura, que no entendían muchas de aquellas cosas que nosotros hacíamos; y entonces hay que decir que parte de las actividades, o buena parte de las actividades escénicas que se hicieron de ese grupo fundador, tanto las direcciones, es decir los jefes de departamento como los que trabajaban, los bailarines, los actores, los músicos; toda esa actividad significaba una lucha, un combate, para imponerse como algo que es de todos y que fuera natural, que todo el mundo se reconociera en aquellos movimientos, en aquella manera de ser, en aquellas subjetividades y riquezas.

Y aquellas puertas y aquellos caminos que Ramiro abrió eran de una mentalidad también ecuménica ante la danza, porque cuando se dio la primera función ahí estaban también las coreografías de Lorna Bursal, que tenía otra visón estética, y también tuvo su espacio allí, y actuaron juntos, y se manifestaron juntos, y le dieron al pueblo toda esa riqueza: todo eso es tuyo y puedes asimilar, y vivir y disfrutar todo esto como tuyo. Y recordemos por un segundo aquella primera programación: Mulato, Mambí, La vida de las Abejas.

Yo recuerdo, y quiero recordar ante ustedes, nosotros recibimos el apoyo de buena parte de la prensa. Hay que decirlo; tanto de Revolución y de Lunes de Revolución, y de Hoy, y de otros periódicos y de otras críticas; y en Lunes de Revolución salió un texto con entrevista y cual fue le título que escogieron: “El camino está en Mulato”. ¡No lo olvidemos. A principios de los años 60 ya muchos veían que si no el camino, por lo menos uno de los caminos para la danza en Cuba estaba en Mulato. Y después vino La Rebambaramba y el Milagro de Anaquillé. Y no quiero dejar de mencionar, porque Ramiro no me lo perdonaría, porque una vez me lo reclamó que no lo había mencionado con tanto que nos queríamos, cómo fuimos invitados al Festival de Las Naciones, en el Teatro Sarah Bernardt de París, allí en la Plaza del Châtelet, y que actuó; las críticas favorables y cómo iba acompañado de los compañeros que trabajan con Argeliers, la crítica los aplaudió a todos. Y allí se presentaron La Rítmicas -se acuerdan- y allí se presentó la Suite Yoruba, y allí se presentó La Rebambaramba; y La Suite Yoruba también sentó precedentes, abrió determinados caminos. Después vinieron otros baleos, otras danzas, otras coreografías que seguían abriendo nuevas expresiones.

Entonces no puedo dejar de expresar nuestra alegría de que aquellos caminos que se abrieron en aquel momento, Ramiro y todos los bailarines que trabajaron y los escenógrafos, los vestuaristas y todos; aquellos caminos que se abrieron también fueron los que sentaron las bases del riquísimos movimiento danzario que hay hoy en Cuba. A veces yo veo esa riqueza y pienso en él, en aquellas batallas para que esa  dinámica, esa expresión cultural, espiritual se haya enriquecido con una variedad que no se agota, que las fuentes son infinitas, que los cubanos estamos haciendo en el trabajo de danza y ballet cosas extraordinarias; que la creatividad que abrió la Revolución está ahí, que queda ahí y abre nuevos caminos y sigue abriendo nuevos caminos, y hay una verdadera misión ecuménica donde no pude haber normativismos en el arte, lo que excluye que haya tendencias, que cada uno tenga su opinión y que se exprese.

Tengo que recordar, me perdonan, pero no puedo dejarlo de decir porque ya yo venía trabajando con Ramiro y los otros compañeros antes de que nombraran directora del Teatro Nacional, que fue en junio, ahora en junio son los 60 años de esta casa, y al igual que a los otros lo llamé a mi casa y entró y le dije –Saludo al Director del Departamento de Danza Moderna del Teatro Nacional- y él ni siquiera sabía que me habían nombrado directora del Teatro Nacional (No voy a repetir aquí y ahora porque no es lugar la anécdota de cómo ocurrió aquello), y le dijimos enseguida – tienes todo nuestro apoyo, en primer lugar financiero para crear un grupo de danza moderna y todas esas nuevas expresiones estéticas que se funden en Cuba, que crezcan y que caminen por todo el podo país y vaya adelante.

Y todo aquel trabajo junto con los espectáculos de Argeliers, también en cierta medida, fue fundamento, puntos de partida para que tiempo después pudiéramos concebir la creación del Conjunto Folclórico Nacional.

Por eso no nos despedimos de Ramiro. Nos despedimos porque ya no va estar aquí, ahora, físicamente como estuvo tantos años en su casa. Pero queda, en primer lugar en todos nosotros que lo queríamos tanto y que fue importante en nuestras vidas, porque yo no sería la misma que soy si todos ellos, que trabajaron conmigo aquí no hubieran sido mis compañeros y mis amigos. Y le decimos: “Ramiro sigues con nosotros, seguirás siempre con nosotros y con tu pueblo el de hoy, y los pueblos de mañana y los de siempre, porque eres imprescindible en la cultura de la Revolución, y eres imprescindible en toda la cultura cubana desde sus orígenes adelante para siempre”.

Por eso Ramiro hasta siempre mi querido amigo.

Gracias

Dra. Isabel Monal, Treatro Nacional de Cuba, 2 de mayo 2019.

 

Falleció En La Habana Ramiro Guerra, Padre De La Danza En Cuba