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Notas De Otoño Y Un Espectáculo

Una extraordinaria magia rodea al otoño, tanta que ha sido escogido como el protagonista de la propuesta de Freddys Núñez y Teatro del Viento.
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Por Eileen López / Fotos Buby

Siempre he creído que el otoño es una de las estaciones más hermosas. Desde niña, ansío recorrer una calle llena de hojas secas, y bailar en la amplia sinfonía de colores que puede convertir en cálidas las mañanas más húmedas. Una extraordinaria magia rodea al otoño, tanta que ha sido escogido como el indiscutible protagonista de la propuesta que Freddys Núñez y Teatro del Viento nos ofrece en este 18° Festival de Teatro.

Estamos en Viena, en la estación de metro para ser más específicos, lugar donde convergen las historias de cinco personas, unidas por un banco y las circunstancias. Dos jóvenes que, a pesar de ser vecinos, nunca se han atrevido a hablarse, un vagabundo cantante que por primera vez puede pagarse un asiento en primera fila en el Teatro de la Ópera, una exitosa cantante y su asistente, son los personajes que encontramos en esta puesta. La caída de las primeras hojas es el punto de partida, el empujón necesario para cambiar sus vidas, para atreverse a tener mejor suerte.

Nosotros, los del público, acudimos a la historia cual transeúntes de la estación. A lo lejos miramos, imaginamos los parlamentos, y nos sorprendemos ante un roce no esperado, un diálogo, un camino sorprendente. Somos invitados a participar de sus sueños, de sus más profundos sentimientos. Las pasiones, los miedos de los personajes son iguales a los nuestros.

Todo en la puesta en escena de Otoño pretende transportarnos hacia un mundo lejano en geografía, pero a la vez cercano en espíritu. Las imágenes proyectadas en la pantalla nos hacen viajar a Austria, a la ciudad de Viena. El material audiovisual me recuerda fotos viejas de mi padre, de cuando estudiaba en Europa. Casi podría decir que conozco las calles, como si hubiese pasado la infancia jugando en los parques. Este lugar lejano se acera apelando a los referentes iconográficos que tenemos grabados en la conciencia creando un puente entre dos continentes, entre el otoño y el sofocante verano del Caribe, entre el frío y el calor esperado.

La Ópera es también un boleto de avión hacia nuevos horizontes. Si bien el otoño es el protagonista de la obra, la Ópera no es menos relevante. Es el punto de coalición en el cual se entrelazan las historias. Es un sueño, una meta, como lo es viajar al Caribe durante el invierno que se acerca, como lo es tener un lugar donde cobijarse. Algunos de los actores interpretan fragmentos de La Traviata, lo que aporta una dosis de maestría a la puesta, y permite que los actores se desdoblen en cantantes líricos.

Otoño (Un melodrama), aboga por la sencillez, sin descuidar la belleza y la teatralidad, regalándonos un espectáculo sutil que nos lleva fácilmente de la melancolía a la risa. Salpicada con pequeñas dosis de humor, la obra nos hace reflexionar sobre la vida y su imparable renacer. Así como en el otoño mueren las hojas, y una nueva etapa comienza, así renacemos ante las dificultades, brindándonos a todos un mensaje esperanzador.

Cortesía del Perro Huevero