Por Jesús Barreiro
María Antonia Fariñas, quien vivió en Cuba, amando a su pueblo y a las marionetas, nació en La Habana un día como hoy pero del año 1924. Ella es sin duda una de las figuras fundacionales más destacadas del teatro para niños y de títeres en nuestro país. Inició sus actividades artísticas en la década del 50 y reafirma su devoción por el arte al aprovechar las posibilidades que le brindan las trasformaciones sociales, a partir de Enero de 1959.
Con anterioridad había tenido el coraje de afianzarse como marionetista, compositora, cantante, directora artística, guionista de programas televisivos infantiles, locutora de radio, conductora de emisiones televisivas, maestra de animación de marionetas de hilos cortos y largos e innovadora de esta técnica a partir de su autodidactismo y aptitudes artísticas naturales.
Junto a su esposo Eurípides Lamata innova la técnica de las marionetas trayéndolas a la idiosincrasia del público cubano, lo que le facilita llevar obras de la literatura infantil universal como Cenicienta, Blancanieves, Pinocho, El Soldadito de Plomo, entre otras, a la técnica del teatro y a los códigos televisivos.
La pasión por los títeres de hilos, sus aciertos y aportes al difícil y complejo arte de las marionetas le posibilita ejercer paralelamente una fructífera labor pedagógica a través de cursos y talleres, trasmitiendo los conocimientos y especificidades a sus compañeros y a un grupo de jóvenes interesados en construir y animar las marionetas.
María Antonia tiene a su haber, el mérito de haber creado el popular espacio de la televisión cubana Jardín de Maravillas y luego, el 5 de julio de 1959, funda en la calle Concordia, en La Habana, La Casa de Fantasías Jardín de Maravillas como extensión a su programa televisivo de igual nombre.
Otros espacios de presentaciones del colectivo fueron el Cine Pionero, el Teatro América, La Calabaza Gigante del Parque Fe del Valle o debajo de uno de los arcos del Puente del Río Almendares, antesala de lo que más tarde sería el Anfiteatro Amistad, construido especialmente para ella y su grupo por indicaciones de la máxima dirección del país.
Berta Martínez, actriz, directora teatral y Premio Nacional de Teatro, reseña las presentaciones de María Antonia y su colectivo Jardín de Maravillas, en el Hongo Gigante de la Feria de la Juventud (Frente al a la Terminal de Ómnibus Nacionales) de esta manera:
«Cuando ellos comenzaban la función se detenía el mundo… Todos estaban atentos a lo que ocurría. Recuerda que a los actores animadores no los veía el público, lo que aumentaba el Hechizo de los espectáculos. La maestra María Antonia de manera coherente, artística y sabía, con buen gusto, imaginación y fantasía llevaba hacia adelante el drama de la obra haciendo coexistir sobre el escenario distintas técnicas de actuación, una orquesta en vivo, en ocasiones a cantantes, solistas, coro y bailarines.»
Y concluye afirmando ¡Era exquisita!
María Antonia Fariñas, dijo adiós a los 75 años de edad, el 21 de septiembre de 1999, rodeada del afecto y el cariño de sus hijos, nietos, familiares, amigos y compañeros de trabajo más allegados. Su deceso coincide con el inicio en la capital de la IX edición del Festival Internacional de Teatro de La Habana, el último del siglo XX.
El esplendor de su vida y su obra ha perdurado en la memoria de quienes la conocieron o forman parte de ellas. Y la conservación de algunos testimonios documentales confirman la grandeza de su existencia, y la hacen trascender entre las figuras célebres que enaltecen la historia del teatro para niños y de títeres de la Nación Cubana.