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Las obras de José Ángel Carret que se bailan en el Guaso

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Por Liubis Balart Martínez

Desde el surgimiento del movimiento profesional danzario, en Guantánamo, a principio de la década de los 90 del siglo pasado, el primer bailarín y coreógrafo José Ángel Carret Morejón comenzó el intercambio de experiencias con sus homólogos del extremo más oriental de Cuba.

En aquel tiempo, Carret integraba la compañía Danza Espiral como primer bailarín y luego creó su propia agrupación Danza Corpus, ambas originarias de la provincia de Matanzas.

Sus obras Oxígeno, The last encounter, Invernal, cobran vida en el repertorio activo de las compañías Danza Libre y Danza Fragmentada. Son obras abstractas, en las que dos, o un solo bailarín en escena, discursan en la retórica del lenguaje del cuerpo, con vestuarios sobrios, apoyados por la excelsitud de la música y los efectos de luces.

The Meeting (La reunión) es el suceso del productor y director artístico de la ahora Danza Corpus Dance Theater Canadá, agrupación que se ha ido transformando, en la medida que Carret ha ido recorriendo un camino de creación. La pieza constituye el sexto estreno mundial en el aniversario 30 de la compañía guantanamera Danza Fragmentada, que aconteció en el Teatro Guaso a principios del pasado mes de octubre.

La puesta en escena reflexiona acerca de problemas sociales, el daño al medio ambiente y los trastornos de la conducta humanas. The Meeting emplea vestimentas ataviadas con andrajos, recursos audiovisuales y el escenario saturado de utilería, semejante a un inmenso basurero.

El experimentado bailarín, quien es también miembro del Comité Internacional de Danza de la Unesco, habló para los medios de prensa, durante los breves espacios de descanso de una intensa semana dedicada al montaje del espectáculo de treinta minutos.

«Decido realizar esta obra para Danza Fragmentada después de un proceso investigativo iniciado hace dos años y medio, cuando el mundo se paralizó por la pandemia de la Covid 19. Estas experiencias amargas de la humanidad, me sirvieron de moción para un ciclo de creaciones basadas en problemas sociales.

“En Canadá, donde hoy resido, presenté un solo de danza sobre estas investigaciones, bajo el título My house (Mi casa). Luego, para una segunda parte he creado dúos, tríos, cuartetos, interpretados por siete bailarines de Fragmentada, quienes le dan vida a individuos afectados por trastornos de la conducta humana: exceso de ansiedad, miedos, vicios, además de abusos sexuales, tanto verbal como físico sufrido por mujeres».

Durante los días de montaje, Carret compartió con un colectivo totalmente renovado. La mayoría de los integrantes realiza su cuarto y último año de nivel medio en la Escuela Profesional de Danza Alfredo Velázquez Carcasés, y asumieron las exigencias de la puesta en escena.

“Danza Fragmentada tiene muchachos muy jóvenes, con talento y deseos de hacer. Trabajamos para que todos los bailarines lleguen a un mismo nivel y Guantánamo para mí, es como mi segunda casa”.

Foto tomada de la página digital de Danza Corpus