Francofonía 2025, danza devuelta exposición fotográfica literatura

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Mi cuerpo en plenilunio. / Mi cuerpo en una pluma.

Mi cuerpo al sacrificio. / Mi cuerpo en la penumbra.

Mi cuerpo en claridad.

Mi cuerpo ingrávido en la luz vuestra, libre, en el arco

Nancy Morejón

Por Noel Bonilla-Chongo

En estos días de tanta actividad generada por el Mes de la Francofonía 2025, desde las sedes de la Alianza Francesa en La Habana y en Santiago de Cuba, la movilización suscitada por lo diverso de la agenda cultural, artística y pedagógica sigue siendo pretexto oportuno para el encuentro.

Teatro, música, literatura, danza, artes visuales, debates de ideas y conferencias, cine (en especial, la convergencia con el Festival de Documentales Santiago Álvarez en Santiago de Cuba); en los fórums sobre la enseñanza de la lengua francesa en la isla (con el concurso decisivo del Departamento de Francés de la Facultad de Lenguas Extranjeras de la Universidad de La Habana y GELFRA –Grupo especialistas en lengua francesa, en Cuba), todo en pos de esas ganancias que el universo francófono tributa a nuestra cultura artística y literaria.

Es así que Danseur / Bailarín, el libro de ediciones Helvétius (Francia, 2023), bajo la selección de Marc Sagaert a partir de las fotografías del joven cubano Arnol Sthal, se convierte en puzle compacto de fotografía y cuerpos danzantes. Danza y lente fotográfico se lían en una suerte de pas de deux salvador, para el texto de exquisita factura composicional-editorial y también la exposición fotográfica que, en paralelo, recorre varios eventos que en los meses de marzo y abril ocupan la atención de la danza en nuestro país y que el Servicio Cultural de la Alianza Francesa en Cuba (AFC) acompaña. Tanto el libro físico, elegante catálogo de la exposición, como la muestra fotográfica de una veintena de obras, están disponibles para consultas, lecturas, préstamos y circulación en la Mediateca de la AFC, institución que atesora importantes fondos en lengua francesa presentados y puestos al servicio de los públicos en este Mes de la Francofonía 2025.

Danseur / Bailarín se nos devuelve cúmulo de recuerdos e interpretaciones de todas las huellas que el proyecto generador de estos productos pudo tejer en sus itinerarios de realización: residencia artística, performance, exposición fotográfica, pieza coreográfica y ahora el libro-memoria, síntesis de la potencialidad de un cuerpo que se devela en la medida que reafirma su presencia, su ser transformador, generador de emanaciones. Ceremonial para la duda y la certeza, la forma y el concepto, el movimiento y lo estático, el individuo y la masa, el acompañamiento y la complicidad. Ceremonia que presenta a un cuerpo contemporáneo y, a la vez, arcaico.

Danseur / Bailarín, al tiempo que concreta etapas de un intenso proceso creativo, abre nuevos horizontes, nuevas bienvenidas para el intercambio entre Cuba, sus artistas, públicos, instituciones y la Francofonía.

Aquí, la fina trama imagen-movimiento emergida del universo conciliatorio entre el baile asociado a la muestra fotográfica de igual nombre, nos hace olvidar el set, el escenario, el enclave donde mora ese cuerpo fotografiado y coreografiado para aprehender que la atención perfora la cuarta pared y el mirar del lector-espectador como quien se adentra y vive en los porqués del proyecto total.

Danseur / Bailarín en sus más de ciento cincuenta páginas apaisadas en papel cromo mate, en escalas de grises y de cubierta dura, se vuelve escenificación enmarcada en el secuencial pase de sus hojas, como fotograma manipulado por la dinámica que pudiera aportar la lectura, mirada y manoseo lector-espectador; permitiéndonos ser componedores de nuestra propia mise en scène. Quizás como mascarada para otro baile imaginado, el de las imágenes creacionales que habitan el libro a modo de testimonio de un tiempo-cuerpo irreal y verdadero. Quieren ellas (las imágenes) y ellos (los cuerpos), otorgarle al movimiento una fuga también aparente, pues han quedado por siempre atrapados entre el deseo de ser perpetuidad del instante.

Del libro y sus partes

Presidido por la cita a Marc Le Bot, “El arte es la experiencia del enigma, de la ambivalencia, de la alteridad”, en el prefacio que deja escuchar la voz del señor Laurent Burin des Roziers, excelentísimo embajador de Francia en Cuba como presentación del libro, se van articulando las cinco secciones que combinan los textos de Marc y las fotografías del talentoso Arnol, mientras que el trabajo denodado de maquetación y diseño de Alfredo Rodríguez Diago, logra una acertada y virtuosa puesta en visión editorial.

“Vivir es bailar”: tal como sostenía Martha Graham, la danza es el lenguaje oculto del alma. “Danza sagrada, danza profana”: la danza nos cautiva, nos sumerge en un estado de asombro, de estupor, de encanto; la danza nos comparte esta fuerza que parece pertenecer al más allá del cuerpo, más allá del mundo.

“De manos y pies”: hermoso focus sobre trozos de cuerpos, justo sobre sus manos y pies. Desde ahí, Marc Sagaert hace un sintetizado recorrido por tránsitos principales de la danza en Cuba, enhebrando momentos fundacionales, nombres nuestros imprescindibles y otros del mundo que, con sabía y atribución nos permiten ir descubriendo los porqués de esos cuerpos en apariencia cercenados e integrados. Quizás aludiendo a la danza como “el arte de unificar el cuerpo con el espíritu, conciliar la intención con la acción, reunir el espacio y el tiempo, hacer de la tierra el cielo, con pies y las manos, auténticos malabarismos”.

“El baile de lo fijo”: Captura. Cruces. Poses. Cortes. Fijación. Cuerpos masculinos devueltos en más de sesenta fotografías tomadas con anterioridad. El encuentro con la coreógrafa Rosario Cárdenas y su compañía, con los múltiples danzantes que la Maestra de Juventudes y Premio Nacional de Danza ha formado, los que permanecen a su lado y quienes han expandido sus saberes hacia otras latitudes geográficas y expresivas. Tal vez como certeza de que “el bailarín ni se va ni viene, pero qué importa, dado que la infinidad, la belleza, la eternidad, seguirán aquí mañana”.

Hacia el cierre y a modo de epílogo del libro, en mi entrevista certifico la validez del proyecto global coronado por la publicación de Danseur / Bailarín. En lo interno y en lo externo del cuerpo apresado, tanto en la foto como en “la danza”, parecería que la imagen nos permite una y muchas lecturas a través de lo (no)danzado y lo potencialmente danzable. Legítima ecuación de bienvenida a la fotografía, ella y el cuerpo-danzante conviven en el escenario para materializar la expansión del hecho corpográfico. Poética del cuerpo y poética del espacio se concretan en la imagen, en el ritmo, en la composición y derivas del discurso foto-corpo-gráfico. En él, el (des)encuadre es vector elocuente, al develar al lector-espectador aquello que el cuerpo bailante hace mientras “no baila”, o sea, en el aquí y el ahora de lo aparentemente “fijo”.

Y sí, hay en el límpido amasijo de cuerpos, imágenes, textos, la sana vocación transformada que provoca subvertir tiempo y espacio al descubrir o presentir cada impulso, cada acento, cada salto o pose, al cambiar lo aparencial de la forma que sujeta se inserta en lo singular de este hermoso libro y de la exquisita exposición que pronto se verá en Artemisa, en Camagüey, en Cienfuegos, en Santiago de Cuba y Guantánamo, territorios donde la francofonía seguirá tejiendo puentes cómplices como esa imagen plural que atrapa todo lo posible.