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En Holguín: Lirismos para una escena

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Por Erian Peña Pupo

Como homenaje a Liudmila Pérez López, directora del Teatro Lírico Rodrigo Prats de Holguín, y al mismo tiempo, a la reconocida compañía escénica nacida al contexto artístico local (y nacional) con la puesta de Los gavilanes, el 16 de noviembre de 1962, el Centro Provincial de Arte exhibe, en su Sala Transitoria, la exposición fotográfica Lirismos.

Inaugurada en la reciente 41 Semana de la Cultura Holguinera, la muestra reúne imágenes de la colección del Rodrigo Prats —cuya impronta ha sido, en buena medida, resguardada e investigada por Martín Arranz y Alfredo Más— que trascendiendo el valor plástico y vista la fotografía en su dimensión estética, se presenta en la amplitud de lo testimonial, como muestra de las décadas de trabajo y aportes a nuestra cultura del Lírico.

Si bien Liudmila, su actual directora —siguiendo una línea de voces femeninas al frente de la compañía creada por el maestro Raúl Camayd, que va desde Náyade Proenza, Conchita Casals y María Dolores Rodríguez— resulta la protagonista de muchas de estas fotografías, “tomando la imagen como vehículo podemos asomarnos al significante que es, en sí mismo, el Teatro Lírico: En esta selección de fotos no solo se retrata el devenir, sino que a través de la misma se puede hacer un seguimiento de rostros (y voces) que marcaron el panorama cultural de la ciudad. Cada una de esas imágenes también es testimonio de momentos destacados de la vida cultural: eventos, festivales y estrenos”, comenta en el catálogo de Lirismos, el periodista Enrique Betancourt.

De esta manera, el homenaje a Liudmila Pérez, intérprete con una trayectoria de más de 30 años dedicados al arte lírico, resulta un recorrido que sutilmente —pues es arduo resumir unas tres décadas en instantáneas— deviene en muestra de gratitud a este colectivo y quienes lo han integrado por más de seis décadas:

“Con esta muestra se busca no solo el placer artístico, sino el homenaje y una suerte de viaje en el tiempo donde se muestran sucesos culturales de las últimas décadas. Espectadores con la suficiente memoria seguramente podrán ubicar el momento en que alguna fotografía fue realizada y recordar particularidades de cada puesta en escena. Espectadores con la suficiente sensibilidad percibirán el talento actoral y la pasión que se desborda en cada una de estas (únicas, espontáneas) imágenes tomadas en el instante preciso”, subraya Enrique.

Fotos de obras como Los gavilanes, La leyenda del beso, Las Leandras y Amalia Batista dan fe de las interpretaciones de Liudmila, para quien la ópera es el género más difícil, “porque no me formé con ella. En mi corazón llevo el teatro musical, fue mi especialidad, aunque reconozco que es una disciplina difícil porque exige cantar, bailar y actuar”.

Aunque confiesa no esperar reconocimientos, entre otros lauros obtuvo el Primer Premio en la novena edición del Concurso de Jóvenes Cantantes Líricos Rodrigo Prats, así como el Grand Prix Absoluto en el Mariana de Gonitch en 2007, año en el que se alzó, además, con otros siete galardones colaterales; sin embargo comenta que su mejor premio es el público, esos que en cada presentación la aplauden, siguen su arte y acompañan su carrera junto al Teatro Lírico de Holguín: su casa y primera y mayor escuela.

“Llevo el orgullo inmenso de pertenecer a la última generación que conoció a nuestros grandes maestros: Camayd, Náyade Proenza, María Luisa Clark, mis profesores. Todo se lo debo a ellos, lo que aprendí de disciplina y exigencia para lograr buenos resultados”.

Lirismos, con curaduría de Roxana La O y dirección general de Yuricel Moreno, es una sencilla e interesante muestra fotográfica, abierta al público en la Sala Transitoria del Centro Provincial de Arte, que traspasa una intención ocasional, al ser “una vitrina donde se muestran memorias, una ventana a los logros y un homenaje a la compañía de canto más importante de Holguín y los rostros y voces que la han construido”. Los mismos que desde el escenario o tras él, siguen apostando por el futuro del arte lírico en Cuba.

Foto Robert Rodríguez