Por José Ernesto Mosquera
La compañía madre de la danza cubana celebra este 25 de septiembre, 61 años de aquel momento fundacional cuando Ramiro Guerra abrió por vez primera aquellos salones del Teatro Nacional de Cuba donde, aun hoy, una nueva generación de bailarines continúa ese legado.
La pandemia de la Covid19, si bien no ha permitido que el conjunto que dirige el maestro Miguel Iglesias vuelva a los escenarios para celebrar como nos tiene acostumbrados, no ha sido impedimento para que sus bailarines compartan desde las redes sociales con el público que los sigue.
Desde su página en Facebook, Danza Contemporánea de Cuba (DCC), regalan mensajes, rutinas y coreografías que han hecho de la compañía una de las más exitosas y transgresoras de la escena danzaria cubana.
Antes de la pandemia, la compañía preparaba el estreno de Páramo, una coreografía de la cubana Laura Domingo, de quien ya se cuenta en repertorio con el trío Cenit.
Más de 300 creaciones de coreógrafos cubanos, británicos, franceses, españoles, alemanes han validado un estilo ecléctico que nace de la técnica cubana de la danza moderna y se ha complementado durante 6 décadas con lo mejor y más actualizado de las técnicas contemporáneas en la danza.
Un estilo que ha construido bailarines todoterreno, capaces de asumir obras tan diversas como las de Mats Ek o Samir Akika, Jan Linkens o Fleur Darkin, pero, además ha sido un laboratorio creativo para hoy reconocidos coreógrafos cubanos como Rosario Cárdenas, Marianela Boán, Neris Fernández, George Céspedes, Julio César Iglesias, Osnel Delgado, Miguel Altunaga o Norge Cedeño, entre tantos otros que han tenido en Danza Contemporánea de Cuba una escuela.
Este 2020 es también el momento para celebrar aniversarios de varios clásicos de la compañía cubana. Piezas de Ramiro Guerra (Mambí, El milagro de Anaquillé, Auto Sacramental, Suite Yoruba), Lorna Burdsall (Concerto Gross, Ritual Primitivo) y de Doris Humphrey (Estudio de las Aguas, La vida de la abeja).
Audiencias y críticos de los más disimiles rincones se han rendido al particular estilo danzario de la compañía cubana en teatros como el Auditorio Nacional de México, el New York City Center, el Teatro Real de Madrid, el Sadler’s Wells de Londres, la Opera Garnier de Montecarlo, el Teatro Stanivslaski de Moscú, entre otros.