Por Eduardo Valdés Rivero
Aunque actualmente el cabaré, en sus diferentes variantes como espacio sociocultural de recreación y expresión artística de gran aceptación popular, existe en múltiples países del mundo, este tiene su génesis en el Café Concert, nacido en plena Revolución Francesa en el siglo XVIII, como lugar de presentación de cantautores, músicos y artistas de diferentes géneros; siendo en este país donde se desarrolla y adquiere sus principales características y perfil definitivo, al margen de los aportes que, en alguna medida, igualmente hicieron otras naciones europeas durante el siglo XIX y XX.
Cabaré es una palabra de origen francés, cuyo significado es taberna y se empleaba para referirse a un lugar público de reunión literaria y presentación de espectáculos contestatarios, pero que al popularizarse internacionalmente pasó a ser utilizada para denominar a las salas de espectáculos de variedades que suelen combinar en sus presentaciones; canciones, música, danzas, mimos, humoristas, ilusionistas y muchas otras especialidades escénicas, sin que necesariamente exista una relación temática entre las mismas. Se caracterizan, entre otras cuestiones, porque tienen un bar, cuando son pequeños, o un bar y un restaurante, cuando son grandes. A diferencia de lo que sucede en los teatros, los asistentes al local pueden entrar y salir cuando deseen, sin tener que esperar un entreacto, también comer, tomar bebidas diversas, y conversar durante las presentaciones artísticas.
En 1881 abre sus puertas en París, el primer cabaré famoso, Le Chat Noir (bodega artística), en el barrio bohemio de Montmartre. La mayoría de sus clientes eran escritores, pintores y estudiantes de Bellas Artes. Generalmente en el local abundaban las actuaciones de cantautores que interpretaban canciones satíricas y de crítica social, y teatro de sombras chinescas.
En 1889 se construye el mítico Moulin Rouge, en el barrio parisino de Pigalle. La intención de los fundadores de este cabaré era crear un lugar dedicado al entretenimiento para un público diverso. Gracias a su ubicación en un barrio de moda este adquirió fama rápidamente, sirviendo de inspiración a conocidos artistas como Henri de Toulouse-Lautrec o Auguste Renoir.
Durante los primeros años el Moulin Rouge solamente funcionaba como sala de baile, con noches de fiesta y la actuación de famosas bailarinas. En esta época nació la célebre cuadrilla que conocemos como el “cancán francés.” El establecimiento servía bebidas mientras los clientes disfrutaban del espectáculo artístico o en la pista de baile instalada en el local.
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