Miembros distinguidos del Ballet Nacional de China (BNC) rindieron homenaje a la bailarina cubana Alicia Alonso, quien está próxima a cumplir los 100 años de edad y es considerada una leyenda viva de la danza iberoamericana.
«Admiramos mucho a Alicia», afirmó el miércoles Feng Ying, directora del BNC. «En la década de 1970, cuando estudiaba en la escuela, vi una grabación de Giselle. Su ligereza, fluidez, imagen inocente, alegre y amable de chica de campo dejó una profunda huella en mi mente».
Desde entonces, Alicia es un modelo a seguir para Feng. «Es la leyenda de Cuba y una leyenda del ballet mundial».
El próximo 21 de diciembre Alonso cumplirá 99 años de edad, a solo un paso de completar el siglo de existencia.
El BNC no quiso dejar pasar la ocasión para agasajarla y reafirmar el cariño que existe por ella en China. A través de la Embajada de Cuba en Beijing y la figura de su embajador, Miguel Ángel Ramírez, le hicieron llegar una serie de obsequios, incluido un juego de té y una caligrafía especial dedicada por la conocida bailarina china Bai Shuxiang.
Asimismo, la contraparte china donó al Ballet Nacional de Cuba 100 zapatillas especiales para la práctica de la danza clásica.
El ballet chino se inició relativamente tarde. En 1954 se estableció una clase de entrenamiento con la ayuda de artistas soviéticos y en 1959 se estableció el BNC. Alonso visitó China en varias ocasiones desde 1961 e impartió clases en academias del país asiático.
«Alicia Alonso ha ayudado a mejorar continuamente el ballet chino en términos de innovación y establecimiento de estilo», aseguró Feng.
La directora del BNC destacó la colaboración entre su institución y el Ballet Nacional de Cuba para llevar a cabo en 2014 una presentación especial en La Habana a la que asistieron los presidentes de ambos países.
Durante el ensayo, Alonso los visitó, ya con 93 años y sin el sentido de la visión. «Con solo sus oídos podía saber si alguien mantenía una postura incorrecta o faltaba una respiración. Mientras Alicia estaba sentada allí, su alma controlaba todo el aura, y esa magia solo se puede sentir en persona, estábamos completamente impresionados y emocionados», rememoró Feng.
En esa presentación especial, con la ayuda de la entonces directora del Instituto Confucio de la Universidad de La Habana, Li Ai, Alonso creó una obra nombrada Bailarín, que rinde homenaje a la cultura china a través de dos piezas de música nacional del país asiático.
«El nivel técnico del ballet cubano es muy alto», comentó Feng, quien precisó que la danza china en la nueva era busca absorber las mejores expresiones artísticas del mundo para hacerse más inclusivo.
Al mismo tiempo, el BNC quiere introducir características chinas al arte de la danza para agregar colores a la escena mundial.
«Este año es el 60 aniversario del establecimiento del BNC. Esperamos que en el futuro, el ballet chino también alcance tanta influencia en el mundo como el ballet cubano», concluyó Feng.
Con información de http://spanish.xinhuanet.com
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