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«Amelia» son muchos pensamientos

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Por René Fernández Santana

Teatro La Proa nos entrega un gran lienzo para que dibujemos junto a la representación, la multiplicidad de ideas que aparecen en ese mágico retablo. La puesta en escena con esa luminosidad de pureza, se vale de soportes artísticos, técnicos y humanos convincentes para contar la imaginativa historia de Amelia.

Todo es significativo en su teatralidad, la abstracción, la estilización del diseño general, la personificación y animación de los personajes, los sucesos y la acción. Nada es figurativo, el vestuario de los titiriteros y los títeres, los pies descalzos de los actores-titiriteros, los rasgos de las figuras y el color plano con valiosos contrastes de nuestra luz, el sentido de la pátina, aditamentos y volúmenes en su corporización con el sugerente juego de las escalas. Por momentos nos recuerdan los espontáneos rasgos de los dibujos primarios de los niños en su laboriosa ingenuidad creadora.

El cuerpo de la obra es el cuerpo de los titiriteros y sus títeres, el texto verbal y físico es potente e impulsan el traslado de las energías en la animación de las figuras a cualquier espacio-planos- niveles sensoriales de la escena. Hay caos y desorden en ese lienzo, todo se traduce y podemos apreciar o no imaginarios enfrentamientos de Amelia; a la familia, la educación, la economía y la sociedad y el necesario respeto a su libertad de expresión y sueños. Sentimos el deseo de «que florezca su realidad y vida».

El texto y la puesta ocupan de lleno el presente con puro juicio abarcador de que Amelia es una, no existen otras Amelia, ni patrones Amelia, ni moldes Amelia para igualarla. Amelia está cargada de la luz e identidad de nuestra niñez, que cada amanecer de Cuba sueña mariposas y emprende sus vuelos.

Nota: Presencié el estreno de Amelia sueña mariposas y me llenaron de emoción, «algo que los que hacemos el teatro para niños y de títeres no podemos perder», es parte de nuestra lengua y raíz. El amor a la profesión. Nada es perfecto, es lo más valioso del arte del teatro, el rito de un estreno es único. Luego aparecerán notas, cortes, sugerencias y el «copón divino».

Hoy más que siempre debemos admirar a los que hacen el teatro de hoy. No voy por «teke» pero sabemos que es muy difícil. Estas acciones nos inspiran a seguir, seguir y seguir. ¡Gracias Teatro La Proa y arriba el verbo de lucha del ¡Teatro de Títeres Cubano!

Foto de portada: Jorge Ricardo