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A catorce años de su partida, Pina en la permanencia

Pina Bausch, la coreógrafa alemana, quien fuera la gran renovadora del arte teatral en la segunda mitad del siglo XX, falleció el 30 de junio de 2009 a los 68 años de edad.
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Por Noel Bonilla-Chongo

 

Bailemos, bailemos, bailemos, de lo contrario estamos perdidos

Pina Bausch

 

Parecería que fue ayer, pero ya han pasado catorce años de la partida de Pina Bausch. La coreógrafa alemana, quien fuera la gran renovadora del arte teatral en la segunda mitad del siglo XX, en plena faena de trabajo, falleció el 30 de junio de 2009 a los 68 años de edad. Un recorrido impresionante, progresivo y siempre propositivo, en tanto voz principal de la llamada danza-teatro, queda como huella de esta gran mujer de la escena. Días antes de su muerte, mientras dirigía un ensayo con su compañía Wuppertal Tanztheater, la llevaron al hospital fatigada, le diagnosticaron un cáncer que resultó fulminante.

Nació en Solingen, al oeste de Alemania, el 27 de julio de 1940 y empezó a formarse como bailarina en 1955 con Kurt Jooss en la Escuela Folkwang de Essen. En 1959 se marchó por tres años a Estados Unidos. De retorno en Alemania en 1962, empezó una carrera fulgurante para devenir como principal renovadora de la danza y la escena contemporánea. Se reconoce como su primera pieza Fragmento, inspirada en una composición de Béla Bartók en 1968.

Semanas antes de su muerte, se estrenaría la última pieza (Como el musguito en la piedra, ay sí, sí, sí…), una coproducción con el Festival Santiago a Mil, de Chile. Suerte de introspección en el pasado de ese país, con canciones de artistas chilenos en gran parte de la coreografía. Violeta Parra en su “Volver a los 17”, Víctor Jara y Chico Trujillo integran la banda sonora de esta pieza “muy Pina”: mixtura de danza, performance, teatro, con un elenco diverso donde no todos eran bailarines. La obra se integraba al proyecto de creación inspirado en diferentes ciudades del mundo: Roma, Budapest, Estambul, Tokio, Lisboa; y donde nuestra Habana estuvo contemplada y solo llegamos a la primera parte del proyecto.

Como el musguito en la piedra, ay sí, sí, sí…  había sido muy bien recibida por la crítica alemana que vieron en ella una vuelta a la poética identitaria y seductora de la gran coreógrafa, a quien en los últimos años se le había acusado de caer en un efectismo fácil, repetitivo en su formulación ya validada.

Poniendo a un lado las creaciones de su tiempo debutante, aunque de singular belleza lírica, pero que mantenían una fuerte influencia post-clásica; su estilo se inscribe dentro de la eficiencia de la pertinencia escénica, o sea, en la puesta en juego del ensamble de dispositivos elocuentes, provengan de textos escritos, sonoros o visuales, Pina sabe cómo tejer y destejer la improvisación, el juego de preguntas-respuestas, las referencias culturales e intertextos, ir del lenguaje cotidiano a la línea formal más exquisita, en la medida que se construye una ritmisidad y presencia escénica in progress, dejando de ser figurativa e inmediata para hacer que el lector-espectador vaya más allá de la imagen. En sus obras hay violencia, traición, amor, juego, llanto, risa, lamento, júbilo, como también hay agua, flores, hojas, tierra, humo, caminata, saltos, caídas, lentitud y prisa. “Cuando comencé a coreografías, nunca pensé en ella como ‘la coreografía’, sino como la expresión de sentimientos. Aunque cada pieza es diferente, todas están tratando de llegar a ciertas cosas que son difíciles de poner en palabras. En el trabajo, todo lo que pertenece a todo lo demás –la música, el movimiento y todo lo que se dice-, debe ir a la creación con idéntico valor”.

Como el musguito en la piedra, ay sí, sí, sí… había sido muy bien recibida por la crítica alemana que vieron en ella una vuelta a la poética identitaria y seductora de la gran coreógrafa...Foto Pinterest
Como el musguito en la piedra, ay sí, sí, sí… había sido muy bien recibida por la crítica alemana que vieron en ella una vuelta a la poética identitaria y seductora de la gran coreógrafa. Foto: Pinterest

 

Cierto es que un amplio repertorio integra la producción de Bausch, muchas de las piezas aun están activas en el Wuppertal Tanztheater, otras forman parte del repertorio de importantes y selectas compañías del mundo como el Ballet de la Ópera de París. De las más conocidas, figuran Adagio -cinco canciones de Gustav Mahler» (1974), Los siete pecados capitales (1976), coreografía basada en música de Kurt Weil y textos de Bertold Brecht; Komm, tanz mit mir (“Ven, danza conmigo”), de 1977; Danzón (1995) y las extraordinarias Café Müller, del 78; Orfeo y Eurídice, a partir de la música de Glück; Nelken (“Claveles”) de 1997; su mítica versión de La Consagración de la Primavera; Mazurca Fogo, etcétera.

A catorce años de su partida, seguir sintiendo en el peso de su emblemática frase “no me interesa cómo se mueve el ser humano, sino aquello que lo conmueve”, debería ser encadenamiento en nuestros modos de asumir la creación/investigación alrededor de la danza. El escuchar el legado de los maestros nos hará mejores seres creativos en la medida que sepamos hoy, ubicar sus aportes en el presente de la danza toda. Volver a las obras de Pina conservadas en video, a sus apuntes, a los testimonios de sus más cercanos colaboradores, a materiales de archivos, videos y filmes nos permitirá reconocer que en el teatro-danza de Pina Bausch se puede discernir con claridad la perspectiva subjetiva propia con que vemos a cada persona, ya sea en particular o en sus relaciones con los demás. Podemos experimentar y constatar hasta qué punto las posibilidades de perspectiva y de apreciación de una misma cosa son distintas en cada individuo. Allí donde la danza se torna imagen de compensación que no consiguen compensar, en realidad, lo que ha vivido el ser humano, lo que vivimos en el día a día.

De ahí que su poética logre conjugar en tiempo y espacio, en tema y asunto, en diseño y visualidad, en baile y teatro, cuánto puede connotar la danza de virtuosismo y de seducción a modo de cabaret contemporáneo en su profecía de ir por un arte que abrace el todo. La danza-teatro de Pina reconoce las dudas y la inseguridad, las márgenes y los bordes, el adentro y el afuera de una acción, de un gesto o desplazamiento por simple que perezca; y así, proponer preguntas donde la multiplicidad de respuestas quede abierta.

Como los grandes maestros, la obra creativa de Pina Bausch desafía la muerte para re-inventarse en la fabulación de todos los que alguna vez la hemos soñado, imaginado, copiado o desconocido, pues como la Elegida de su Consagración…, se necesitan más tiempos que vidas para persistir hasta el delirium y habitar con gloria la permanencia.

En portada: La consagración de la primavera. Pina Bausch , Wuppertal, 1994 (c) Maarten Vanden Abeele