Por Romy Rodríguez Velázquez
En Guantánamo la danza siempre evoca, no caben dudas. La provincia más oriental de Cuba es cantera fértil, punto de referencia imprescindible para los artistas cubanos de la danza. Esteban Santiago Aguilar Domínguez, actualmente bailarín de la compañía capitalina Malpaso, y ganador en 2014 del Premio Ramiro Guerra, se siente dichoso por haber emprendido una carrera en espiral que tuvo como génesis la compañía guantanamera Danza Fragmentada.
Esteban nos cuenta sobre esta agrupación como centro de su aprendizaje como bailarín, guiado por las enseñanzas del coréografo y maestro Ladislao Navarro.
Esteban, tus inicios en la danza no fueron completamente académicos…
«Nunca me interesó audicionar en las pruebas de captación de la Escuela Vocacional de Arte. Estudiaba en la primaria cuando en Danza Fragmentada se organizó un taller de expresión corporal, al cual integré desde sus inicios. Luego, en la propia agrupación, se creó la academia infanto-juvenil con la intención de estar más cerca de la comunidad. Esa fue mi primera escuela. A los diecisiete años ya era integrante de la compañía.
«Estar rodeado de adultos y buenos bailarines contribuyó a formarme como artista, a madurar y consagrarme en mi carrera. Todo esto fue con el apoyo de nuestro director Ladislao Navarro, que de manera incondicional influyó en mi superación. Danza Fragmentada fue mi gran escuela, como Ladislao, mi mejor profesor. Dos años más tarde me evaluaron y otorgaron el segundo nivel, equivalente a la categoría de primer solista. Fue entonces que me dediqué a crear con total seriedad, pues en realidad la coreografía me apasionó desde la misma academia.»
Fragmentada fue tu primer espacio de creación. Varias de tus coreografías representaron a la compañía en festivales y concursos danzarios dentro de la Isla.
«Estudié e investigué más la coreografía para apropiarme de mejores herramientas. Aproveché la oportunidad que me daba la plataforma de intercambio y creación del concurso nacional Solamente Solos del año 2005 para presentar The road is back to you, mi primer trabajo ya como bailarín profesional de la compañía Danza Fragmentada.
«Fue mi primera satisfacción y reconocimiento como joven coreógrafo. Con esta pieza consolidé lo aprendido y desarrollado a través de los años anteriores en la academia, pero esta vez con un quehacer más profundo. Luego vino El ángel de las pequeñas cosas para reafirmar que definitivamente tenía mucho que decir como creador e intérprete.
Continué representando a la compañía con obras como Beso Colgado del juego, Tres instantes de un momento, Después de aquel primer beso, Crónicas de hombres con abanicos, Breve historia de insectos, Título grotesco para una escena brutal, Carlos y Blondi,entre otras.
«Con algunas de ellas obtuve premios que me dieron muchas alegrías y cierto nombre dentro de la joven coreografía guantanamera y del país. Muchas de esas obras forman parte del repertorio activo de la agrupación danzaria.»
¿Qué significado le atribuyes a que tus creaciones formen parte del repertorio activo de Danza Fragmentada?
«Para un coréografo siempre es una satisfacción muy grande saber que sus obras siguen vivas en el lugar donde fueron creadas. Que haya pasado tanto tiempo, que yo no esté presente, y, a pesar de esto formen parte del repertorio de la compañía, significa mucho para mí.
«Que se mantengan vigentes y se sigan presentando es un honor. Cuando llega un elenco nuevo y hay necesidad de remontar alguna de mis piezas siempre cuentan conmigo, hecho que demuestra el respeto y el valor que para ellos tiene mi trabajo como autor.»
En 2014 Owen Beovides, en aquel momento decano de la Facultad de Arte Danzario de la Universidad de las Artes de Cuba (Isa), te propuso trabajar en la universidad. Tu carrera entonces se traslada a la capital…
«Efectivamente. Tras la propuesta hecha por Owen decidí trasladar mis inquietudes como creador a IsaDanza, la compañía que representa a dicha facultad. Me pareció espectacular poder ampliar, al fin, mis horizontes. Estuve por espacio de casi dos años y medio en ese proyecto, participando en diferentes eventos, creando espacios fijos y nuevas propuestas a pesar de que no existían muchas condiciones e interés por parte de los estudiantes.
«Fue difícil asumirlo, pero con el apoyo de mi gran amiga, bailarina y coreógrafa Libety Martínez, logramos materializar algunos de nuestros sueños. Como participante del Encuentro Internacional de Danza en Paisajes Urbanos, La Habana Vieja: Ciudad en Movimiento, en la XX edición, donde IsaDanza participaba con algunas de mis obras, me encontré con Osnel Delgado, un bailarín, coreógrafo, conocedor de mi labor, y a quien siempre admiré mucho.
«Conversando con él supe que andaba buscando nuevos integrantes para Malpaso, compañía que conduce junto a Fernando Sáez y Daile Carrazana. “Si te interesa puedes pasar”, me dijo en plan de amigos, y por supuesto que me interesaba, ¡y mucho!
«Me llegué a la sede para observar las clases y ver más de cerca el trabajo que ya conocía. Empecé a ir y a ir, hasta que me quedé. Fernando, Carrazana, Osnel y demás integrantes me dieron de corazón la bienvenida porque enseguida comprobaron mi interés, mi constancia. Esto me recordó el ambiente agradable, solidario y familiar de Danza Fragmentada.
Obviamente no tuve más alternativa que elegir, porque el tiempo no alcanzaba para llevar al Isa y las clases que impartía en la Ena por aquel entonces. Opté por la compañía, pues me interesaba explotar mi faceta de bailarín. Hasta hoy me siento súper feliz de haber tomado esa decisión.»
¿Agradeces a Fragmentada y a Guantánamo?
«Todo lo que soy. Por esa compañía pude entender que la danza es la respiración del alma, en el momento en que se funden cuerpo y movimiento. Experimentar esa sensación ha guiado mi vida desde entonces. Sin Fragmentada Esteban Aguilar no existiera profesionalmente, porque ella fue mi primera y única escuela; y una extensión de mi familia.
«Todos los premios y reconocimientos que he conquistado como bailarín y coreógrafo son también fruto del trabajo que la distingue y de la notable influencia de su director y fundador Ladislao Navarro, quien confió en mí, me alentó y educó en ese sentido.
«No puedo olvidar que en el seno de esa agrupación me superé profesionalmente, porque no provengo del sistema de academias o escuelas de arte. Con los profesores de la compañía pude formarme hasta convertirme en primer bailarín, coreógrafo y maestro de danza contemporánea. Por eso no puedo irme completamente. Allí dejé mis obras, amigos, todo lo aprendido y mi agradecimiento eterno, porque también recibí mucho amor. Sé que es un lugar al cual siempre podré retornar.»
Esteban Aguilar, «bailarín y coreógrafo de sutilezas tremendas», según ha dicho el crítico e investigador Noel Bonilla Chongo, insiste en aportar al amplio panorama de la danza contemporánea cubana. Sucesivos premios y creaciones lo acreditan.
Cuando termina la entrevista agrega: «Siempre seré guantanamero, esté donde esté, defendiendo estas raíces, esta identidad, que me hace, y enorgullece. Siempre viajo a mi semilla, retorno, regreso, porque creo en Guantánamo.»
Foto de portada / Cortesía del entrevistado
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