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Con Teatro La Proa en cada huracán nuevas vivencias y emociones

Nada es comparable con lo que Teatro La Proa ha vivido, en varios momentos cuando a integrado estas brigadas, al compartir su arte en días de desasosiego con muchos damnificados. Las experiencias reconfortantes han sido numerosas.
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Por Arneldy Cejas

Sobre experiencias en brigadas artísticas después de tormentas, tornados y ciclones puede contar mucho Teatro La Proa. Desde que la compañía, que dirige Erduyn Maza, no era más que un grupo con solo tres integrantes ha constituido muchos de estos contingentes creados para llegar hasta los más disímiles lugares de Cuba, y regalar con nuestros títeres y payasos, un poco de alegría y consuelo a los damnificados por desastres meteorológicos.

Siempre, antes de que el fenómeno atmosférico termine de pasar por la zona afectada, ya nuestros directivos – tanto en el Centro de Teatro de La Habana, como en el Consejo Nacional de Artes Escénicas- han tenido nuestra disposición para integrar alguna Brigada Artística que se conforme. En otras ocasiones hemos sido de los primeros en ser convocados, por los mismos directivos, junto a otros artistas del circo, la danza y la música.  Así partimos a cada espacio: felices, con nuestra mochila llena de amor, títeres y esperanzas.

No solo árboles, techos y cables caídos se ven en estos lugares, no solo encontramos gente afectada y traumatizada por las grandes pérdidas, y a quienes va dirigida nuestra labor en primer lugar. También se ven muchas personas que trabajan, se entregan y luchan contra el desastre, entre ellos los electricistas y comunicadores, su labor en condiciones muy difíciles pone a riesgo hasta sus propias vidas. Encontramos, además, a muchos líderes comunitarios –personas humildes del mismo pueblo- que se empeñan en el bienestar de sus ancianos, embarazadas, niños y personas con necesidades especiales.

Hemos encontrado también a algún reacio (fuera de la brigada) que comenta que esa gente no necesita arte, sino casa y comida. ¡Como si el arte no alimentara igual! Hay otros, que llegan por vez primera, que no pueden esconder su asombro.

Nada es comparable con lo que Teatro La Proa ha vivido, en varios momentos cuando a integrado estas brigadas, al compartir su arte en días de desasosiego con muchos damnificados. Las experiencias reconfortantes han sido numerosas.

En 2008, el huracán Gustav azotó gran parte de nuestra Isla, hacia Los Palacios, en Pinar del Río, enrumbamos La Proa. Llegamos a los poblados Paso Quemado, Carabelas y a la cabecera municipal. Dos meses después partimos a Las Tunas, esta provincia también había sido afectada por Gustav y se sumaba el ciclón Ike. El espectáculo Aires de fiesta, se presentó en las comunidades tuneras de Guayabal, Leningrado, Jesús Menéndez, Puerto Padre, Jobabo y Amancio. El agradecimiento de cada poblador no puede describirse con palabras.

Durante la participación en esta brigada, nos sorprende otro huracán. El Paloma hace que nuestra estancia se extienda hasta Manzanillo, en Granma, y por muchos días más. Recorrimos varios asentamientos: El Damagal, Caimares, Horacio Rodríguez y el Hospital Pediátrico del propio municipio, entre otros. Allá en Manzanillo, además, nos sumamos junto a los trabajadores del Hotel Venus, a las labores de evacuación y protección de bienes para resguardar las pertenecías de vecinos del barrio y del propio hotel, por las inminentes amenazas de inundación.

En febrero y marzo del 2017, el espectáculo Burrerías llegó hasta las montañas de Guantánamo y Baracoa, como parte de la Cruzada Teatral, que organizan los colegas del Guiñol Guantánamo. Allí el huracán Mathew había barrido las montañas guantanameras. Los niños nos regalaban como agradecimiento poemas, dibujos y trabajos artesanales realizados por ellos, con semillas y hojas secas. El ciclón había acabado con los árboles, por eso no podían regalarnos los frutos con los que ellos siempre dan la bienvenida a los participantes en cada Cruzada. Estos detalles los guardamos con mucho cariño. Es en esta ocasión que, además de los espectáculos teatrales, entregamos a los niños damnificados algunos presentes creados especialmente por otros niños, para el Concurso Nacional de juguetes artesanales: Regalo para un amigo, al que desde hace algunos años Teatro La Proa convoca con la ayuda del Centro Juan Marinello.

Muchos de estos regalos también fueron donados en nuestras participaciones en otras brigadas en las que llegamos hasta Ciego de Ávila, en 2017, tras el huracán Irma; y en una similar para los afectados por el tornado que arrasó con algunos barrios de La Habana. El espectáculo ¡Cuidado, hay perros! estuvo presente en muchos espacios de estas dos provincias.

El huracán Ian llega a Cuba, en 2022, en un momento de muchas carencias en nuestro país. Las provincias de Artemisa, La Habana y Pinar del Río sufrieron considerables pérdidas. Las condiciones económicas no son las mismas. Las brigadas artísticas quizás no son como en años anteriores, donde partíamos a las provincias y convivíamos con los pobladores brindando ayuda a tiempo completo. Muchas instituciones, cooperativas, iglesias, agrupaciones, colectivos estatales y privados, buscan alternativas para llegar hasta los más afectados.

El pasado fin de semana, Teatro La Proa llegó hasta Consolación del Sur, y San Diego (en Los Palacios), en Pinar del Río. En esta oportunidad viajamos hasta el lugar gracias al esfuerzo entre la Compañía Danzaria Revolution y el Consejo Nacional de las Artes Escénicas. Nuestros payasos llevaron junto con sus juegos, muñecos y canciones, una modesta donación de artículos y enseres de primera necesidad, recopilados por los trabajadores de nuestro colectivo, de amigos, otros colegas y del público. También varios paquetes enviados desde la Nave Oficio de Isla que se sumaron a nuestra convocatoria. Todos fueron entrados por los propios actores a personas muy necesitadas, quienes correspondían el gesto con las más inimaginables muestras de cariño y agradecimiento.

Como a muchos nos gusta viajar, participar en festivales, en giras, y presentarnos en grandes teatros; pero el goce de llegar hasta la gente más necesitada, aquella que se encuentra en lugares a donde muy pocos llegan -porque no se paga por ir hasta allí- ha sido uno de nuestros más grandes placeres, en estos casi 20 años de existencia. Para llegar a ese público, necesitado, humilde y trabajador, hemos creado nuestros espectáculos de pequeño formato, esos que caben en una mochila. Son estos algunos de los motivos por los cuales hacemos teatro; por los cuales seguimos con La Proa rumbo al horizonte, pero también; con La Proa entre tormentas, tornados y ciclones.

Fotos cortesía de Teatro La Proa.