Por Frank Padrón
Tal y como habíamos prometido, abordaremos hoy otra cara del teatro que se ve en Argentina y Uruguay: en bares, salas nada espaciosas pero cálidas y confortables, espacios reducidos que sin embargo presentan empeños grandes, pudimos disfrutar más de una propuesta excelente en esta parte del mundo.
En Buenos Aires, un día tan poco “teatral” como el miércoles, atrapamos una versión de Los días felices, de Samuel Becket en El Tinglado, recinto nada céntrico y sin embargo acogedor.
Con dirección de Rubén Pires, la puesta asimila y trasmite el mundo absurdo y demoledor de los personajes que en un set único y concentrado desandan evocaciones desde un presente turbio que emana alienación y desolación: Winnie y Willie, en pleno desierto, repiten frases y rutinas de matrimonio; ella plantada literalmente en la tierra, él dando vueltas a las noticias de un diario…
El director (que había ya trabajado al célebre autor con su no menos estimado Esperando a Godot) aprovecha el espacio mínimo para trasmitir el vacío, la desilusión, el sinsentido que luces, vestuario y música refuerzan en toda su dimensión, Los actores protagónicos (Rita Terranova y Gerardo Baamonde) llevan sobre sus hombros el peso de un texto donde ironía y falsa ingenuidad esconden reflexiones mayores.
Montevideo es una plaza también abundante de este teatro “off”.
En una sala semejante a la de su vecina porteña (Tractatus) apreciamos Cuando termina la primavera, del joven dramaturgo José Pagano; de ahí la puesta producida por el Programa de Fortalecimiento de las Artes de la Intendencia de Montevideo, ha girado por otros liceos de la ciudad.
Juan se duerme en el ómnibus de regreso a su casa y despierta atado a una silla en una cabaña de pescadores, con otro hombre a su lado. Frente a él, hay una adolescente -con los restos de su vestido de quince- que lo apunta con una escopeta, mientras le hace preguntas extrañas; toda la obra transcurre en el viejo hogar de un marinero, donde se resguardan del caos del exterior. Entre cofres, mapas y redes de pesca, hay un radiotransmisor desde el cual un “capitán” al que desconocen, les da indicaciones de cómo sobreponerse a los ataques que reciben, mientras pasea en su barco alrededor de la isla.
De ello va esta obra que se desenvuelve en un escenario distópico, pospacalíptico, que emite una metáfora sobre la desesperanza y la frustración de la juventud uruguaya aunque no deja de lanzar su guiño irónico en torno a las desavenencias con el vecino sureño, puntualizando sobre las conocidas rivalidades entre uruguayos y argentinos.
El autor, quien codirigió la puesta con Paula Botana, logró trasmitir el clima de inseguridad y zozobra que la letra encierra, y se apoya sobre todo en una atinada y bien elaborada escenografía, un vestuario y un diseño sonoro en función del inquietante relato.
Debe elogiarse también el cohesionado y parejo nivel en el trabajo actoral, un brillante equipo que forman los jóvenes Diego Balliva, Sebastián Calderón, Rogelio Gracia, Graciela Ingold, Pablo Musetti, Natalia Sogbe y Cecilia Yañez.
Otra puesta motivadora dentro del pequeño formato fue Otrx, con dramaturgia y dirección de Marcos Acuña, que pudimos apreciar en la Sala Platea Sur durante las jornadas del festival cinematográfico Llámale H.
Los 15 de Felicitas se festejan por todo lo alto, pero las cosas no salen como se planificaron; algún invitado indeseado y una familia que guarda un tremendo secreto que ha hecho de la festejada un ser frustrado e inconforme, amenazan con arruinar el ágape.
El tema del intersexo ha sido abordado en varias ocasiones por el cine particularmente argentino (XXY, El verano de la boyita…); estimula encontrar una pieza teatral que también aborde los costados polémicos y conflictivos del complejo asunto como lo aborda Acuña en una obra donde el humor ácido, el sarcasmo y la agudeza llenan los diálogos y el ambiente para lanzar preguntas cómo ¿hasta dónde la ciencia en nombre de sus estudios puede llenar de infelicidad a un ser humano? ¿pueden los padres, la familia decidir sobre algo tan íntimo y personal como la sexualidad? ¿qué hacer cuando una decisión radical es la equivocada?.
Otrx logra inquietar al público, moverlo a reflexión. La puesta en ambiente de cabaré logra el clima seudo festivo que esconde los meandros de la tragedia donde el público se suma eficazmente a la representación. Las actuaciones de Camila Durán, Luciano Chattón, Gerónimo Bermúdez, Laura Fedele y Javier Franca aportan convicción y autoridad a sus roles.
Buenos Aires y Montevideo, dos urbes donde el gran teatro reina, también tiene -ya vemos- expresiones más modestas que sin embargo deleitan y enseñan.
Foto de Portada: Póster de la obra Otrx. Tomado del sitio web Cooperación Cultura Montevideo.
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