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Vestir Con El Sello De Cubanía

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Cubierta del libro Lo cubano en el vestir. Apuntes esenciales

Por Rubén Ricardo Infante

Durante semanas y meses uno va acumulando en casa libros para leer. Pero como el tiempo es poco, los volúmenes se van sumando, uno encima de otro, esperando el momento para ser leídos. Los días de reclusión me han permitido ponerme al día con esos compromisos demorados y volver a una dinámica como lector que me recuerda mis días universitarios, donde podía leerme por segunda vez Cien años de soledad, en solo un fin de semana.

Pero de esos años ya ha pasado casi una década y ahora me conformo con un ritmo de lectura un poco más lento. Sin embargo, en ocasiones llegan a mis manos textos que me atrapan de una manera que no estoy tranquilo hasta concluirlos. Así me sucedió con Lo cubano en el vestir. Apuntes esenciales (Ediciones UNIÓN, 2018) de Diana Fernández, un título que indaga en una problemática habitualmente considerada banal o superficial, pero que la práctica —y también esta investigación— cataloga como parte de la vida cotidiana de la nación y, por tanto, de sus costumbres y cultura.

Incluso en el propio nombre del volumen reconozco cierta reminiscencia a Lo cubano en la poesía, las lecciones de Cintio Vitier sobre el devenir poético, su relación con el proceso de la cubanía y la identidad vista desde ese canto a los motivos insulares característicos de esta tierra. Pero esa cercanía con la obra del ensayista no hace otra cosa que reforzar el alto grado de elaboración conceptual e histórico en una zona de nuestra identidad escasamente estudiada.

Desde las páginas iniciales, la autora reconoce: “La indumentaria es parte inseparable de la cultura material de los pueblos y se relaciona con varias manifestaciones de las llamadas artes menores o aplicadas, como la tejeduría y la orfebrería, entre otras”. En el fragmento escogido, Fernández deja por sentado que, aunque se reconoce como un arte menor, merece la pena estudiarla porque: “…el vestido refleja, a través de su frívola apariencia, el síntoma de la sociedad que la genera, como suma de la contradicción dialéctica de las individualidades y las generalidades, entre las expresiones del ‘yo’, propias del fenómeno moda, y las imposiciones de las normas de la sociedad”.

La intención de la autora queda señalada cuando expresa: “Se pretende efectuar un recorrido por las formas del vestir en Cuba durante las etapas colonial y republicana”, propósito que se cumple en su análisis ameno y expresivo del dominio sobre el tema. La abundante apoyatura visual logra complementar las ideas expresadas y se convierte en otro nivel de lectura a través de las imágenes de un tiempo, una época y un pasado cercano.

Los planteamientos que motivaron a la autora quedan expresados en unas breves páginas a modo de introducción, de donde se han extraído las citas referidas anteriormente. El estudio parte del principio a través del repaso de “Los primeros pobladores de la Isla: su indumentaria”, donde se incluyen tres acápites, Cuba aborigen; Los inicios de la colonización: siglos XVI y XVII; y El siglo XVIII: la gestación de la nacionalidad cubana.

Este primer capítulo sienta las bases para el recorrido por un periodo marcado por la dominación colonial, la influencia de la moda francesa y la posterior definición de una prenda que sería clave en el proceso por la identidad de la nación: la guayabera.

En su segundo capítulo, Fernández se detiene en el proceso de conformación de “La nacionalidad en la imagen del criollo: el siglo XIX”. Donde también aparecen mencionadas las publicaciones dedicadas a las modas y los artículos en otras revistas sobre el tema, con los consejos que promulgaban la creación de prendas por los sastres y las costureras. En su devenir, el libro también exalta la labor de muchos de estos profesionales, los cuales afianzaron una tradición lamentablemente perdida, o al menos, poco reconocida en el ámbito doméstico, social y cultural de nuestra sociedad.

Otro de los valores de Lo cubano en el vestir… es que logra combinar el conocimiento sobre el tema que aborda en la misma medida que incluye referencias a los procesos históricos, culturales, literarios y artísticos que tuvieron lugar en cada uno de los periodos. Incluye las menciones en obras como la novela Cecilia Valdés de Cirilo Villaverde de Francisco Uribe, sastre preferido de las clases acomodadas; y en las imágenes utiliza las obras de artistas como Juan Bautista Bermay, Federico Mialhe, Vicente Escobar y Víctor Patricio Landaluce para ejemplificar la importancia del traje, la indumentaria y los distintos estilos en los retratos de la época.

El cierre de este estudio analítico, profundo e interesante lo constituye el examen a “La República: florecimiento y decadencia de la costura en Cuba”, donde aborda aspectos de vital significación en el contexto histórico, tales como la influencia de la alta costura parisina, el desarrollo de la costura nacional y la inserción de la moda norteamericana a partir de 1935.

La investigación concluye en el año 1959, lo que deja las puertas abiertas para que próximamente se pueda leer una segunda parte de Lo cubano en el vestir…, esta vez concentrado en los años posteriores a esta fecha parteaguas para la historia cubana.

Estos apuntes esenciales posibilitan profundizar en nuestra tradición y costumbres sobre la indumentaria y el vestuario, donde se “demuestra[n] singularidades que evidencian un modo de vestir ‘nacional’ debido a la adaptación y la transformación de modas importadas que se adecuaron al temperamento y a la forma de vida de los diversos grupos sociales”. Un libro necesario que establece coordenadas de lectura de otros elementos que conforman nuestra cultura, el aporte de esta profesional consagrada al diseño de vestuario, la docencia y la investigación. Libro resumen donde se entremezclan estas tres facetas de Diana Fernández en su riguroso aporte al estudio de las características de Lo cubano en el vestir.