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COMPAÑÍA ECOS: NUEVOS AIRES AL FLAMENCO CUBANO

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Por Carlos Velázquez Fernández

Con una renovada proyección de formas y contenidos se presentó la Compañía Flamenca Ecos, en el Museo Nacional de Bellas Artes, con el espectáculo Más que Flamenco. Su propuesta, sin estar concebida como un estreno, es un programa concierto que muestra indicios de los nuevos caminos creativos de esta agrupación emblemática de su género en Cuba.

El trabajo musical y coreográfico de esta compañía fundada en 1999, tuvo desde sus inicios y durante una gran parte de su trayectoria, presupuestos artísticos que defendían y defienden la tradición del arte flamenco (baile, cante y toque), a partir de sus códigos hasta donde el conocimiento técnico y la experiencia le permitieron. La historia ha demostrado que el flamenco no es inamovible y su selección como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, lo confirma como un proceso en evolución. Sus diversas estéticas no han sido ni pueden ser ignoradas y ECOS, lo ha asumido gradualmente y con éxito. La obra El ayer y el hoy del flamenco (2013), permeado por el lenguaje contemporáneo, es un ejemplo que fue distinguido con el Premio Villanueva de la Crítica de la UNEAC.

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Al centro Ana Rosa Meneses, directora y principal figura de ECOS.

Pero es precisamente con ésta suerte de esbozo que el colectivo demostró que puede marcar un nuevo giro en su discurso músico – danzario. Ana Rosa Meneses, directora y primera bailarina, realizó una selección equilibrada de obras de otros espectáculos que dotó a éste de la dramaturgia necesaria y no los concebidos desfiles de repertorios. Con una visión, tal vez influenciada por las técnicas del audio-visual, apoyada por un eficaz diseño de luces y un aprovechamiento al máximo del pequeño espacio, cuyo ambiente es propicio para la comunicación que el género requiere, al menos para este formato. Se suceden cantes y canciones y coreografías con un ritmo mesurado para poder apreciar, pero también disfrutar de productos con una terminación profesional.

Es cierto que la música fue la protagonista de este encuentro, primero por el trabajo en equipo, que supo ceder espacio a quién era capaz de hacerlo por los acertados, sensibles y en ocasiones espectaculares arreglos musicales sobre todo, a cargo de Denis Peralta, dueño de un sutil encanto y dominio técnico. La inclusión del virtuoso violinista Jelien Baso, nuevamente ofrece el lirismo que se precisa. Como también el meritorio trabajo del guitarrista Raynier Monserrat y el percusionista Juan Carlos Otero, encargados de llevar el imprescindible compás flamenco, redondeando el acabado de cada obra, enriquecidas por Luís Javier Pérez en el bajo.

Como valor intrínseco, la compañía posee actualmente la mejor gama de voces flamencas del país. Desde los experimentados Andrés Correa, con una voz dúctil y de bello timbre como lo demostró en La Magdalena de Joaquín Sabina, hasta el talentoso Miguel Chávez quien supo sortear inconvenientes de salud y crecerse con su voz -de tipo raja – en Avezuela de su autoría. Por lado, Addis Moreno e Iriela Reich supieron dignificar la voz femenina en este difícil género.

Flamenca ECOS + que flamenco Teatro Bellas Artes 11-8-2016 (4)(1)De lo que si no hay dudas es que la danza con el impacto que tributa el flamenco no estuvo relegada, recibió el reto de una buena batería de músicos y respondió de forma cohesionada, convirtiéndose paulatinamente en la coprotagonista del espectáculo. Si la música sorprendió, es en el baile donde realmente se precisa lo novedoso, en la forma y en el contenido. De nuevo la Meneses imprime a sus coreografías su sello de bella línea, elaboradas escobillas que no pierden casi nunca el compás y una calidad de movimiento muy notable en el diálogo que se establece entre los brazos, manos, cabezas y caderas utilizadas con movimientos pendulares y redondeados en equilibrio con efectivos cierres de cortes menos ortodoxos.

Se adicionan de forma fluida nuevas dinámicas de grupo, sentido de las reales áreas del cuerpo, justificados y hermosos cierres de frases, movimientos yuxtapuestos y extravertidos y una comunicación gestual y corporal homogénea en el colectivo, que deja atrapar la dramaturgia que posee cada pieza. Por otra parte, la bailarina Sandra Sardiñas supo sintetizar y proyectar lo que exige cada momento y Ángela Badell demostró, una vez más, que es dueña de un singular impacto en la escena.

Sería injusto no mencionar la labor de Liliam Chacón, cuya férrea pedagogía en la enseñanza de la danza contemporánea y conceptos coreográficos, han ido aportando y cohesionando al camino por el que comienza a transitar nuevamente la Compañía Flamenca ECOS. Concientizar y trabajar en lo valioso de esta experiencia sería un primer paso, para ir más allá del flamenco sin perder sus esencias.