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Una nueva modalidad de superación para los técnicos de la escena y el regreso del Libro de Trabajo  

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Por Esther Suárez Durán

Con el estreno de Pareja abierta, la conocida obra de los teatristas italianos Darío Fo y Franca Rame, en una adaptación del dramaturgo cubano Yerandy Fleites, dio inicio el Ejercicio de culminación del nivel técnico superior en procesos y realización escénica, de la Facultad de Arte Teatral del Instituto Superior de Arte (ISA), que tuvo por ámbito la querida y ya significativa sala Adolfo Llauradó en La Casona de Línea, de El Vedado capitalino.

La puesta en escena es parte del resultado académico que exige ese nuevo nivel de estudios; en este caso es el producto artístico donde se hicieron práctica los saberes adquiridos durante el curso y la interrelación de especialidades técnicas teatrales que lo caracterizó y enriqueció, a la vez que mostró —de manera sensible– lo aprendido durante estos intensos meses de estudios por parte del equipo de trabajo que formaron la Ms.Sc. Leyzig Valladares, el Lic. Carlos Iban Martínez, junto a Amaury González, Juan Carlos Núñez, Rudisbel González, Yanko Marrero y Yudith Camejo, todos ellos actualmente en ejercicio como técnicos en las especialidades de jefatura de escena, producción, asistencia de dirección, utilería, sonido y luminotécnia.  Vale decir que, junto a ellos, en los días que corren han de presentar sus ejercicios de evaluación otros seis equipos en labores de graduación.

Contó la faena con la colaboración, en tanto intérpretes, de los experimentados René de la Cruz y Alina Molina quienes estuvieron en esta oportunidad bajo la dirección de Amaury González y Yanko Marrero.

En un escenario caracterizado por elementos escenográficos esenciales, en color blanco (una mesa y dos sillas que tomaron múltiples significados), pudimos disfrutar de una representación limpia y precisa donde los dos actores exhibieron la madurez de sus capacidades para deleitarnos por poco más de una hora. Próximamente, cuando la obra suba a este mismo escenario en su primera temporada de presentaciones, el público nuestro recibirá un excelente regalo.

Definida la pieza en cuestión por este equipo de trabajo como una comedia satírica, su dirección y equipo técnico y actoral han logrado un equilibrio y una mesura en la labor interpretativa que mucho se agradece. Es uno de los mejores trabajos que he visto en el caso de ambos intérpretes, quienes aquí muestran un sobrio dominio de los recursos de la escena.

La ovación del público asistente, compuesto en su mayoría por colegas del gremio, brindó la primera calificación a este ejercicio de graduación. No obstante, finalizada la puesta continuó el acto oficial de defensa con la presencia de los tutores M.Sc. José Miguel Díaz Pérez, Dr. C. Mayté Jiménez Rivera y Dr. C. Enia Rosa Torres, junto a la Lic. Virginia Peña Rodríguez como consultante, que tuvo como oponente a la Directora Artística Irene Borges, también Directora General del Espacio Teatral Aldaba puesto que la segunda parte del ejercicio de culminación de estudios es la presentación de algo tan valioso y singular como el Libro de Dirección, un dispositivo que respalda el trabajo artístico terminado que vimos sobre el escenario.

Ante todos los presentes en la sala el equipo de estudiantes expuso la estructura y los contenidos fundamentales del Libro de Dirección de este espectáculo, que comienza con el análisis de las características del texto literario (en este caso) a levantar sobre el escenario y prosigue con el examen de su contexto de origen y su relación con el contexto de realización actual, incluyendo luego los recursos implicados en la misma desde todos los puntos de vista y priorizando aquellos relacionados con los procesos de la realización del producto escénico y las acciones de producción que dichos procesos conllevan, sin excluir las cuestiones relacionadas con la promoción y, en particular, el uso de las tecnologías de la información y la comunicación.

Tras la exposición colectiva, la oponente realizó cinco preguntas a los estudiantes, las cuales fueron respondidas satisfactoriamente.

A continuación, y para concluir el acto de defensa, el Tribunal definido al efecto, integrado además por los profesores Elizabeth Sarduy Linares, como vicepresidente de la comisión de procesos escénicos y José Miguel Díaz Pérez, Presidente de la Comisión de Carreras del nivel Técnico Superior en realización escénica y procesos escénicos de la Facultad de Arte Teatral del ISA deliberó e hizo pública su conclusión de otorgar la máxima calificación al trabajo final presentado.

A pesar de ser algo necesario para nuestra escena no ha sido proceso fácil la habilitación de este nivel técnico superior. Como suele suceder, la aprobación de nuevas modalidades de superación académica es objeto de un examen riguroso que incluye múltiples agentes, una parte de los cuales resultan, por fuerza, ajenos al tema y sector específico de actividad involucrado. El triunfo fue consecuencia de una necesidad muy bien definida: la superación de nuestros técnicos mediante una vía atractiva y acorde a la época que vivimos y que les garantizara, incluso, una continuidad de estudios, si así lo desearan; unido a planes y programas bien estructurados y a la perseverancia de los docentes que presentaron y defendieron la idea en todas las instancias pertinentes.

Un asunto a destacar de manera muy especial es la recuperación para nuestras prácticas del Libro de Trabajo, el cual resulta una memoria en detalle de la puesta en escena con todos sus procesos de elaboración registrados. Tiene valor esencial como testimonio de un suceso efímero como es cualquier hecho de la escena; como elemento patrimonial que contribuye a la historia espectacular de la escena de cualquier parte del mundo y es lo que permite la reposición fiel de un espectáculo, así como la investigación posterior sobre el mismo.

Este instrumento desapareció —como algunos otros, entre ellos los entrenamientos, las clases— de nuestra praxis profesional tras remontar los años setenta, provocando serios estragos en nuestra memoria escénica y vacíos lamentables en la conservación de un sector del patrimonio intangible, como es el teatro, la danza y cualquiera de nuestras manifestaciones de la escena. También erosionó la práctica de los equipos de trabajo; la interrelación en su interior; la organización y el rigor esperados e ineludibles en una labor creadora colectiva como es la de la escena.

Por tales razones agradezco a todos los colegas que, desde las instituciones de formación profesional, y desde las otras instituciones que componen el sistema de las artes escénicas han tenido que ver con el éxito de este proyecto.

Tan solo lamento la ausencia de la dramaturgia nacional. Mucho me hubiera gustado que se priorizara nuestra creación dramática en estos ejercicios. No solo podría ser lo esperado, sino que, ante su escaso conocimiento, promoción y estímulo, resulta cada vez más necesario priorizarla y difundirla, enaltecerla por todas las vías a nuestro alcance. No olvidar que, al final, ella es la joya de la corona. No se concibe un teatro nacional sin que exhiba una sólida dramaturgia propia. Mas que ineludible o imperioso, diría que se trata de un asunto imprescindible.

Foto de portada tomada de la página en Facebook de la Facultad de Arte Teatral. Universidad de las Artes ISA.