Search
Close this search box.

Una mirada holística a la escena profesional camagüeyana en el 2023

image_pdfimage_print

Por Kenny Ortigas Guerrero

“Criticar es amar”
  José Martí

Desmenuzar todos los acontecimientos que se han sucedido en este año dentro de las Artes Escénicas en Camagüey me resulta un tanto complicado. Situarme como juez cuando también soy parte de cada uno de los procesos de creación que se materializaron a lo largo de doce meses puede ser peligroso ya que, vanagloriarme o hacerme el haraquiri, me expondría ante los ojos de mis propios compañeros como un arrogante altanero, o como alguien que vela con frío sigilo los posibles desaciertos de su familia y los ventila a la luz pública en un acto de traición a sí mismo.

Como versa ese refrán popular “los trapos sucios se lavan en casa”, aunque en este caso para nada son sucios, más bien expongo consideraciones en el afán de aportar al perfeccionamiento de la escena. La diferencia está en que la autocrítica también parte desde la gestión administrativa identificando errores que se han cometido y que sirven de lección para el venidero 2023.

No obstante, a pesar de los tropiezos, creo que uno de los valores fundamentales que hizo posible llegar al fin de año sosteniendo una programación sistemática fue la voluntad de trabajar de todos los creadores y sus equipos de apoyo.

Sortear las carencias, y algunas variables que nos acompañaron sin perdernos pies ni pisadas, advirtiendo cada uno de los pasos, para meter zancadillas a cada minuto, fue una tarea diga para estrategas militares. Dentro de ellas, la falta de energía eléctrica y el éxodo estrepitoso de muchos de los artistas, fueron las más relevantes.

Esto enchufó en cada agrupación la premura de buscar alternativas para no detenerse e incentivar los deseos de continuar haciendo. En el campo de las variedades circenses hubo un despertar del Circo Areito. Con un elenco renovado y el montaje de números que se habían ausentado por años de la escena: onda aérea, dúos de fuerza, contorsionismo, entre otros, cautivó otra vez la atención del público, abarrotando de personas cada uno de los espacios en los que se presentó dentro y fuera de la provincia. Se destacan entre sus giras, las realizadas a Santiago de Cuba y Villa Clara.

El Circo Areito se convirtió, además, en la agrupación que más ingresos aportó por concepto de taquilla, recaudando prácticamente un millón de pesos. A pesar del impacto positivo de sus funciones, aun se impone profundizar en el concepto de espectáculo y en la unidad de diseño de cada una de sus propuestas para escalar otro peldaño en la exquisitez estética.

La agrupación también sufrió el impacto del éxodo y parte del elenco recién incorporado abandonó la compañía, encantados –sobre todo- por voces capitalinas que le auguraban y susurraban a sus oídos, un mejor futuro. Los trámites engorrosos y tardíos para dar entrada al sector profesional cuando no se viene de academias de arte, también frustran las ganas de los jóvenes que aspiran a realizarse como artistas, y en este caso fue otro factor que propició su salida.

Circo Areito de Camagüey

En el caso de Teatro Cubano de la Magia, su participación fue decisiva en el apoyo a las actividades comunitarias. Con su sede, inmersa en un estancado mantenimiento constructivo del tabloncillo que se extendió hasta el mes de noviembre, volcó sus fuerzas a barrios en transformación y a programas priorizados.

De este grupo, merecedor de importantes premios en varias ediciones del Festival Ánfora y con talento de experiencia dentro de su colectivo, se desprende la necesidad de formación vocacional para nuevos talentos que puedan aportar frescura al repertorio y se conviertan en el relevo de aquellos que –por ley natural- deben traspasar sus secretos para que no se pierdan y queden en el olvido.

Ahondar en la concepción dramatúrgica de sus espectáculos, apoyados en lo que implica su propio nombre “Teatro” Cubano de la Magia, implica sostener el sello que los ha mantenido en el gusto popular, por lo que se requiere de una proyección certera en este sentido para el próximo período.

De nuestras cuatro agrupaciones danzarias, la compañía Flamenca Andarte, recibió la visita del consejo técnico artístico del Consejo Provincial de las Artes Escénicas (CPAE), y tras un análisis exhaustivo se decidió que por evidentes problemas en su organización y funcionamiento debía cesar como unidad artística.

La importancia del liderazgo del director como el alma y motor impulsor de la creación, es imprescindible para el sostenimiento de cada proyecto. Cuando por diversos motivos este se ve afectado, repercute inexorablemente en el buen desempeño de sus artistas. En esos altibajos se tomó la decisión del cese de la compañía Flamenca Andarte como parte del catálogo de las Artes Escénicas.

El Ballet de Camagüey con un elenco muy joven, que requiere del factor tiempo y experiencia para poder cohesionar aun más el trabajo desde la escena, continúa siendo una agrupación de referencia para la danza cubana. Esto se debe en gran medida a la disciplina y al rigor en cada proceso de trabajo.

El Ballet de Camagüey celebró con Cascanueces.

En el sostenimiento de la compañía, la figura de Regina Balaguer –su directora- ha jugado un papel preponderante. Celebrando sus 55 años de creado, tuvieron dos momentos importantes: uno, la reposición de Cantata, del coreógrafo Iván Tenorio y el estreno de una suite del ballet El Cascanueces, en versión de Norbe Risco.

En ambas obras se aprecia a un Ballet de Camagüey con mucho talento en sus nobeles figuras, las que cuentan con un equipo detrás, cuya experiencia en el terreno de la pedagogía, les permitirá sin dejar lugar a dudas un crecimiento acelerado del nivel técnico y artístico.

Por su parte, el Ballet Folclórico de Camagüey llega al fin de año con una compañía robustecida, igualmente agradeciendo el arribo de muchachos egresados de la Escuela Vocacional de Arte Luis Casas Romero.

Esta agrupación celebró su 31 aniversario con disímiles actividades, y en cada presentación, dentro y fuera de los teatros –pues también intervino en actividades comunitarias e interinstitucionales- hizo gala de la vitalidad y fuerza en la defensa del patrimonio de la cultura popular y tradicional, no solo por el evidente estudio del foco folclórico y su proyección artística, también por la depurada técnica que respeta la tradición.

Ballet Folclórico de Camagüey

Sé que el maestro Reinaldo Echemendía, con la inteligencia que lo caracteriza irá poco a poco cediendo espacio a las jóvenes promesas que ya se avizoran, no solo en el desempeño de roles como solistas, sino también desde el punto de vista coreográfico, aspecto que aportará nuevas perspectivas y posicionamientos –necesarios- frente a la danza folclórica en la contemporaneidad.

El Ballet Folclórico fue premiado junto al Ballet Contemporáneo en el Concurso de Coreografía e Interpretación DanzanDos realizado en Matanzas. En el caso del Ballet Contemporáneo es reconfortante observar su elenco nutrido de jóvenes, cuando muchos pensaban que era el final de este grupo. Si se habla de ave Fénix, que resurge de las cenizas, este es el caso. A pesar de su juventud, se han consagrado a la búsqueda de otros lenguajes que dentro de la danza contemporánea establezcan nuevas formas de comunicación con el espectador.

La compañía fue prolífera en estrenos, entre los que se destacaron: Barreras, de su directora Lisandra Gómez, Mírame, del danés Jens Bjerregaard, y Copos, de Yadismil Sánchez. En cada una de sus piezas se evidencia creatividad y nivel técnico en ascenso, aunque la concreción de los conceptos e ideas que se exponen requieren de más elaboración dramatúrgica y de mayor profundidad en la interpretación, de manera que se responda más acertadamente a las circunstancias y atmósferas que cada obra propone.

Ballet Contemporáneo de Camagüey se recupera como compañía.

Volteando la mirada a nuestras agrupaciones teatrales, puedo afirmar que han sido las más afectadas en cuanto al éxodo de artistas; no obstante, los elencos y sus directores se reinventan a cada momento las formas de hacer para no perder el ritmo.

Teatro del Viento continúa a la cabeza como el grupo que sostiene la programación y con más obras en repertorio. Cada espectáculo tiene asegurado el público que llena la sala, sin importar la cantidad de días que duren las temporadas. La reacción social de las personas frente al trabajo de Freddys Núñez Estenoz sería diga de estudios profundos a cerca del impacto del teatro en las dinámicas socioculturales y políticas.

Su gran estreno del año lo constituyó Huevos, del dramaturgo Ulises Rodríguez Febles y que desgraciadamente no pudo alcanzar gran número de funciones por la salida de muchos actores fuera del país. Freddys continúa incisivo en su creación, con el abordaje de temáticas sociales que edifican el día a día del cubano, y aunque ha sostenido un estilo que seduce a buena parte del público que lo sigue en el país. Se extraña también ese teatro que estructuraba puestas más dinámicas en el accionar físico dentro del espacio –lástima que Huevos no permaneció lo suficiente en cartelera- con personajes entrelazados por historias donde cada uno defendía su punto de vista, sin convertirse en un discurso unidireccional.

Huevos de Ulises Rodríguez Febles por Teatro del Viento.

Teatro del Espacio Interior continuó en su exploración de recursos expresivos del actor, atravesando una visceralidad descarnada, donde el personaje se desmorona y rearma, en su agonía por existir y a su vez convierte el espectáculo en un gran performance. Para esta agrupación constituye un reto lograr sostener una estabilidad en el repertorio, aunque en el último trimestre del año se percibió una intención más centrada en este aspecto, con las reposiciones de El hombre inmóvil y Roscharch.

Teatro de Luz redirigió su praxis hacia un teatro laboratorio. Bajo la dirección general de Jesús Vidal Rueda, el grupo recibió a Leonardo Leyva como director artístico, después de muchos años de trabajo en Colombia. Así, el colectivo se adentraba en un territorio poco conocido, pero que apenas en su primer estreno El Cuarto Jinete de mi Apocalipsis, parecía tener bien definido el camino a seguir.

Los propios riesgos que implica hacer un teatro de indagación antropológica, su ductilidad ante el imaginario de un espectador que necesita conectar con puntos de referencia de su propio acerbo, la búsqueda de formas para concretar las estructuras de la puesta, junto a otros factores un tanto subjetivos dieron al traste para que el estreno del próximo espectáculo no llegara a puerto seguro y definitivamente, el trayecto hasta este punto, se desvaneció como incienso prendido.

En la situación actual, Jesús Rueda, quien además de ser director general de Teatro del Luz asume la dirección del Guiñol de Camagüey, traza estrategias con el apoyo del CPAE para dinamizar la vida de estas agrupaciones y evitar el declive como proyectos. Lo más importante es que no se han detenido en la planificación de acciones coherentes que establecerán vínculos a través de colaboraciones creativas entre ambas.

Teatro de Luz retoma el camino de la creación en otras direcciones.

El Guiñol, luego de atravesar procesos traumáticos, por la inestabilidad en su dirección Artística y General, estrenó Juego de Sombras, atractivo espectáculo que emplea el recurso de las sombras chinescas para crear todo un universo pletórico de magia y ensoñación. Fue dirigido por la actriz Sissi Delgado  –que ya no se encuentra dentro del colectivo titiritero-, quien con esta propuesta logró sacar al Guiñol de un largo período de inercia que tenía a la sala en total silencio. Se encuentra en proceso de montaje El Príncipe y el Mar, texto de Eddy Díaz Souza y que tendrá su estreno en el 2023.

En el campo teatral nos queda el sin sabor de no contar con ninguna obra camagüeyana dentro de la muestra principal del Festival Nacional de Teatro “Jornada Ciudad Teatral”, que se celebrará próximamente de enero a junio en la ciudad agramontina, debido a disímiles razones, tanto externas como internas y que no dejan espacio a la justificación por tal ausencia.

Se impone para el período que se avecina profundizar de manera general en los conceptos de dramaturgia del espectáculo, así como en la asesoría especializada en las áreas que confluyen dentro de una puesta en escena: diseño, musicalización, entre otros.

También se debe sistematizar la programación en cada una de las salas y teatros para alcanzar la estabilidad que nos fue interrumpida por los continuos apagones en el 2022.

Del presupuesto se tendrá que hacer un uso más efectivo, respondiendo a las principales solicitudes de la jerarquía cultural y potenciando como objetivo esencial  las vías que estimulen el incremento de los ingresos monetarios. Ante el déficit presupuestario, los mantenimientos constructivos tendrán que manejarse con mesura y consciencia sobre en qué lugar es preciso colocar tal o más cual recurso, pues ante la creciente inflación, los anteproyectos presentados para solicitar los dineros del 2023, están muy lejos de suplir las reales necesidades de las instalaciones.

Las Artes Escénicas se preparan para un próximo año plagado de retos, obstáculos y carencias, pero también cargado de las oportunidades que nosotros mismos seamos capaces de crear y gestionar. Salir de las burbujas que a veces nos alejan del contexto que nos circunda y afecta, será clave para seguir triunfando y poder cumplir con el encargo social que nos corresponde. De esa forma, Camagüey seguirá siendo la mejor plaza, para la mejor obra.

En portada: Espectadores regresan a las funciones del Circo Areito.

Fotos Archivo Cubaescena