Notas sobre varios espectáculos que confluyen en un punto de encuentro: Yayabería, Superbandaclown y Cuba de sol a mí.
Por Isabel Cristina Hamze
Vincular en una reflexión espectáculos tan diferentes como Yayabería, de Teatro Garabato, Superbandaclown, de Teatro Tuyo y Cuba de sol a mí, de Teatro Callejero Andante implica presentar, desde un inicio, el nexo que los relaciona. A pesar de sus poéticas particulares, son puestas que se conectan en la apropiación de las tradiciones, a través de la música y los símbolos que identifican nuestra cultura popular tradicional. Desde Sancti Spíritus, La Tunas y Bayamo nos llegan tres expresiones de la identidad cubana matizadas por las características de estos espectáculos.
Yayabería con dirección de José Meneses, alegra los parques y las plazas de Sancti Spíritus. La reciente puesta de Teatro Garabato, colectivo defensor de la estética del teatro de calle, recrea las tradiciones espirituanas y celebra el auténtico sabor de la música de esa región.
El espectáculo toma como referente las ferias agropecuarias y de arte popular que se celebran en la tierra del Yayabo donde están presentes las tonadas espirituanas y el brío de los animales. Se estructura como una fiesta en la que intervienen personajes autóctonos quienes enlazan los diferentes cuadros: Una corrida de toros, un número de caballos montados por habilidosos jinetes, una pelea de gallos y la disputa repentista de los poetas yayaberos. El elenco está integrado por ocho actores que bailan, cantan, tocan instrumentos musicales y manipulan títeres de gran tamaño.
Teatro Garabato logra componer una puesta espectacular que aúna el artificio titiritero y la energía desbordada de este tipo de fiestas campesinas. El diseño de los enormes muñecos y su interacción con el actor animador son de las mayores virtudes de esta puesta callejera. El diseño de vestuario compuesto por un pantalón y una camisa que recuerda a la yayabera, prenda de vestir que dio origen a la conocida guayabera, también representa, desde la visualidad, a lo más auténtico de esta zona del país.
Desde su propio nombre, Yayabería, hace alusión a dos símbolos patrimoniales del territorio: El Río Yayabo y su antiquísimo puente. El Yayabo, afluente del Río Zaza que atraviesa la ciudad de Sancti Spíritus y le da el sobrenombre de la Ciudad del Yayabo, se acompaña del antiguo puente que distingue el paisaje urbano. El espectáculo se imanta con esa historia y, tal vez, con la leyenda de que el Puente Yayabo único de la época colonial, fue construido con leche de vaca para humedecer la mezcla de cal y arena, sustituto milagroso del cemento.
Yayaberías es una muestra de las hermosas tradiciones del centro de Cuba. Si pasa usted por Sancti Spíritus, la tierra del Yayabo, y escucha a lo lejos una fanfarria, es posible que sean los garabatos abriendo monte en la ciudad.
Superbandaclown de teatro Tuyo, dirigida por Ernesto Parra es otra puesta que, en los últimos tiempos aparece para dirigir las miradas hacia la identidad cubana.
Este espectáculo es una muestra de madurez creativa, de rigor y crecimiento personal de cada uno de los intérpretes, es otro gesto de humanidad y amor. En esta puesta musical intervienen siete payasos miembros de una orquesta que ha sufrido la pérdida de su mentor. Los singulares personajes se turnan en el papel de director de orquesta y se suceden peripecias en las que se mezclan el ingenio, la ternura clownesca característica de los Tuyos, la risa del espectador y el admirable dominio musical de los intérpretes.
La misión de los músicos payasos es tocar la «Oda a la Alegría» de la Novena Sinfonía de Beethoven con precisión y elegancia, sin embargo no consiguen la armonía necesaria. La «Oda a la Alegría» se ve constantemente saboteada por ritmos tradicionales cubanos y temas antológicos de nuestra cultura popular. La apropiación melódica del Chan chan, Lágrimas Negras, El Manisero; de ritmos como el Pilón y la Conga, por parte de los payasos, es resultado de una profunda investigación musical unida a la fiscalidad propia de un clown virtuoso, pero siempre absurdo, exagerado y ridículo.
Se trata de piezas musicales que han marcado hitos en el acervo cultural de la nación: el Chan Chan, del mítico Compay Segundo; Lágrimas Negras del no menos prodigioso Miguel Matamoros; el Pilón, ritmo creado por el prolífico y bienamado Enrique Bonne y la Conga, nacida de la misma raíz africana que nos nutre. Todas, con excepción de El Manisero, de Moisés Simons, son representantes claves de la música del oriente cubano.
Lo singular es que los temas escogidos por el director le han dado la vuelta al mundo, como también lo ha hecho «Oda a la Alegría» y ello le confiere una universalidad a la puesta, que parte del propio grano de maíz de nuestra cubanía, donde cabe toda la gloria. El hecho de mezclar musicalmente esas sonoridades, le confiere una especial connotación en lo que puede ser también homenaje a nuestra cultura popular tradicional, pero sin trincheras, sino en vínculo franco y provechoso con el mundo.
Superbandaclown es un espectáculo de gran formato en el que música e imagen van de la mano para traer al público las mayores sorpresas. El vestuario trabajado sobre la combinación de blanco y negro así como la utilización de objetos de estos mismos tonos denota el cuidado y la elegancia en los diseños. La selección de este centro visual, es también una manera de sugerir, desde el color, el conflicto de los músicos. Los otros colores aparecen en la escena representados en las partituras que cada payaso defiende. Al final de la puesta se rigen por una gran partitura en la que todos los colores están juntos y pueden cantar, al fin, la «Oda a la Alegría». Antes del emocionante final que suma las voces en un canto hermoso, se disfruta el trayecto azaroso de los músicos en la búsqueda de la armonía.
Superbandaclown es sin dudas uno de los mejores espectáculos de Teatro Tuyo, en el que se combinan la excelente técnica, la maestría musical y una reflexión profunda e inteligente sobre la identidad cubana vista desde la apertura y la polifonía de estos tiempos.
Con semejante espíritu se aproximan también a la música popular los actores del espectáculo Cuba, de sol a mí, con dramaturgia y puesta en escena de Juan González Fiffe. El grupo Teatro Callejero Andante de Bayamo, crea este espectáculo de títeres para toda la familia en el que la música es protagonista. La obra cuenta la historia de un guajiro de Yateras que se debate entre cosechar café y partir a La Habana en busca de fortuna como músico de changüí. Incitado por Pichichi, quien vuelve exitoso de la capital, Juan Ramón emprende un viaje con su amigo Pancho desde Guantánamo hasta la fama.
El espectáculo combina títeres de mesa con actores en vivo, y tiene entre sus mayores virtudes el diseño a cargo de Felix Viamonte, que, acompañado de una excelente manipulación de los títeres, recrea con ingenio el contexto yaterano y alegra el viaje de los personajes por Cuba. Los diseños aportan un gran atractivo, y el recurso de la sorpresa visual, insertado en los puntos de giro de la historia, refleja la maestría del diseñador y el director.
Cuba, de sol a mí es resultado de una investigación del grupo realizada en su paso por la Cruzada Teatral Guantánamo-Baracoa. Pero al changüí se le unen otros géneros y tradiciones musicales, que son recreados en el viaje de los personajes por las provincias cubanas. Resalta la acertada selección de los temas y la calidad de las interpretaciones musicales, así como la frescura de los músicos-actores.
No cabe duda que es el Changüí, uno de nuestros géneros más auténticos. Nacido en el extremo oriental de la isla y con claras conexiones con próximos ritmos primigenios como el son, el nengón y otros, ha conservado su pureza a pesar de los tiempos de influencias compartidas que vivimos. Desde Chito Latemblé hasta los Elio Revé (padre e hijo) ha sido patrimonio esencial de una cultura sin dobleces. Esa es pues, la vena esencial de la puesta desde el punto de vista de su andamiaje sonoro. Pero se agrega el tránsito musical que, por emblemáticas composiciones, se hace en la obra en su voluntad por enaltecer los valores musicales de cada territorio del país. De manera que conga, trova, guarachas y otros muchos, aderezan la escena titiritera con la gracia sin par de los andantinos.
Cuba, de sol a mí es un espectáculo que se disfruta por su rigor y su musicalidad, Juan González Fiffe y Teatro Callejero Andante cosechan con esta puesta los frutos sembrados a lo largo del camino. Apostemos entonces por el guajiro Juan Ramón y el éxito de su changüí en Cuba y el mundo.
Yayabería, Superbandaclown y Cuba de sol a mí son espectáculos de estéticas muy particulares que requieren un gran nivel de especialización: el teatro de calle, los títeres y el clown. Las tres puestas tienen en común que el trabajo con las tradiciones no se realiza desde el pintoresquismo chato, las aristas de la cultura popular tradicional que se abordan en cada obra conforman la estructura y la fábula. En los tres casos se trata de espectáculos de gran formato donde lo visual acompaña al universo sonoro y la espectacularidad es un elemento sustancial. Otro punto en contacto es que son obras para toda la familia, los directores han decidido borrar las fronteras entre los públicos y crear estos espectáculos atractivos para niños y adultos.
La reflexión sobre las tradiciones, ya sea desde la música popular o desde los símbolos identitarios se hace apelando a la esencia de lo teatral y las formas artesanales que identifican al títere, al clown y al teatro de calle. Yayabería, de Teatro Garabato, Superbandaclown, de Teatro Tuyo y Cuba de sol a mí, de Teatro Callejero Andante son espectáculos que celebran nuestra cultura más autóctona y su mayor mérito es hacerlo desde el presente, desde la posmodernidad de estos tiempos y la alegría de defender ese patrimonio con el teatro como estandarte.