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UN PUENTE HACIA EL CORAZÓN

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Por Frida Lobaina
La ciudad de poetas, titiriteros y puentes abrió sus puertas este verano al mundo del clown. El circuito teatral matancero acogió al grupo Teatro Tuyo, dirigido por Ernesto Parra. Estos tuneros llegaron para presentar, por vez primera en Matanzas, la obra Superbandaclown, merecedora del Gran Premio en la pasada edición del Festival Aquelarre. La sede de Teatro Las Estaciones fue la médula del encuentro entre un conglomerado de público de todas las edades y siete personajes que, con sus caras pintadas y narices rojas, hicieron vibrar el tabloncillo de la pequeña sala Pepe Camejo.
La obra trabajada con la técnica del clown se vuelve un despliegue de risa y disfrute constante hasta para los que peinan canas. Como su propio nombre indica, la puesta en escena trata acerca de una super banda de músicos clowns que se encuentran perdidos por la inminente desaparición de su director orquestal. Bajo estas circunstancias, la solución aparece cuando algunos interpretes toman la batuta y con ella las riendas de la agrupación. El “gran concierto”, que pretenden ofrecernos estos clowns, se trata de la Novena Sinfonía de Beethoven,  conocida obra basada en la Oda a la Alegría, del dramaturgo alemán Friederich Schiller. Sin embargo, este propósito se descarrila, cada nuevo “director” propone un ritmo diferente, pero enmarcado dentro de la sonoridad cubana. Desde el son hasta el bolero, lo mismo con el típico tres cubano o con un güiro, la obra entera pasa a convertirse en una oda a la cubanía.
Con ayuda de una gestualidad y maquillajes exuberantes, donde las cejas y labios son enfatizados para dar el carácter al personaje, así como un vestuario en el clásico blanco y negro de los grupos musicales pero con el toque de extravagancia del clown, los actores se adueñan de la escena. La escenografía, al contrario, se delimita en una sencillez peculiar. Unas cuantas sillas y algunos atriles, creados al parecer para la obra con la misma estética del blanco y negro de los vestuarios, son los objetos que permanecen en toda la puesta. Una batuta blanca como símbolo del poder y algunos instrumentos musicales como la guitarra, las maracas, el bongó, la trompeta, la flauta y otros, entran y salen de escena según la necesidad. A cada compás de canción lo acompaña una carcajada o aplauso del público, al cual hicieron cómplice inmediato en este hermoso viaje.

facebookLa dramaturgia del espectáculo se basa en este concierto, que acompañado de la magia del clown se convierte en una fiesta de alegría. Las situaciones detonantes del ridículo son tomadas como arma que utiliza esta agrupación para provocar la risa, nunca forzada para placer de la audiencia. Limpia de repeticiones y gestualidades manidas, Superbandaclown muestra al mundo la mirada de una teatralidad que muy pocos conocen.
Debe apuntarse que estos actores que a primera vista, o más bien a primer oído, pueden parecer músicos profesionales, son aficionados y aprendieron todo el repertorio musical solo para el espectáculo –apuntó el director de Teatro Las Estaciones, Rubén Darío Salazar-, durante la presentación. Este detalle que parece mínimo se vuelve noticia impactante, luego de presenciar la destreza con que son interpretadas ciertas piezas musicales. He aquí la huella de lo que significa el talento: trabajo y sacrificio. Y son estos, precisamente, los adjetivos con los cuales puede describirse el espectáculo que presentó Teatro Tuyo en esta ciudad, que agrega otro puente a su colección, no solo entre Matanzas y Las Tunas, sino entre el teatro y Cuba. Un puente hacia nuestro corazón.
El final de la obra se vuelve uno de los momentos más emotivos cuando, rodeados por un conjunto de partituras coloridas, se interpreta al fin la tan esperada sinfonía. En estos tiempos donde el llamado a la libertad, la paz y el amor entre seres humanos es uno de los propósitos más importantes, se inserta este grupo con su apología a la tradición, al respeto de la cubanía, que es en definitiva nuestra propia Oda a la Alegría.

Fotos Cortesía de Teatro Tuyo