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Théâtre du Soleil y Odin Teatret: los últimos caravaneros

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Por Omar Valiño

Dos grupos insoslayables del teatro del siglo XX cumplen en estas fechas 60 años. Los edificios pueden durar siglos y, por supuesto, acoger una institución teatral también por largo tiempo. Pero seis décadas es una cifra increíble, casi inalcanzable, para colectivos vivos con sus fundadores al frente.

Sin embargo, el Théâtre du Soleil y el Odin Teatret han llegado. Al frente, sus líderes: Ariane Mnouchkine y Eugenio Barba. Pocos años después de sus respectivas fundaciones, por voluntad propia, se desplazan del centro. Los franceses se van a la Cartoucherie, en las afueras de París, donde luego ha crecido un pequeño barrio teatral. El Odin se traslada en 1966 de Oslo, Noruega, a Holstebro, un pueblito de Dinamarca. Ambos colectivos inscribieron esos nombres en la geografía del teatro mundial.

También a ambos les interesó mantener la noción de teatro de grupo y han creado extensas redes de colaboración en el mundo. Convirtieron el planeta mismo, su devenir histórico y la fragilidad y la fuerza del ser humano en esencia de sus reflexiones desde el arte. Sus estilos han sido diferentes, pero el corazón teatral ha sido el mismo.

Más narrativo el Théâtre du Soleil, operático, grande; más concentrado y conceptual el Odin. Los dos con la yuxtaposición como un «cortocircuito» que exige al espectador dialogar a través de un lenguaje rico y, sobre todo, propiamente teatral con el actor como eje central.

Ambos grupos han luchado a brazo partido mediante estrategias que les permitieran sostener la vida, siempre con claros principios y desplegando endiabladas estrategias laborales de promoción y expansión del teatro mediante la pedagogía, las publicaciones, los eventos y la documentación audiovisual.

Hace 20 años, en una helada tarde noche en la Cartoucherie, disfruté hasta el tuétano Le Dernier Caravansérail. Ocho horas de teatro total, desde la una de la tarde hasta las 8:30 de la noche, incluyendo recesos con comidas y bebidas servidas por actores y ayudantes, como si el teatro volviera a tiempos de Molière, o aun más atrás.

Hace una década, en Holstebro, celebré el medio siglo del Odin Teatret en la noche de San Juan. Desde La Habana, donde el Odin ha estado muchas veces y el Théâtre du Soleil nunca, rememoro y festejo estas importantes fechas, como otra interminable velada teatral junto a los últimos caravaneros.

Fuente: Periódico Granma

Foto de portada: página web del Athens Epidaurus Festival