Por Yimel Díaz
El teatro Martí, también llamado de las Cien Puertas, es una de las joyas más preciadas de la obra restauradora de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH). No es de extrañar entonces que saltaran las alarmas cuando días después del 6 de mayo en que ocurrió el accidente del hotel Saratoga, los especialistas confirmaron que el impacto de la onda expansiva había sido más serio de lo que originalmente habían pensado.
No imaginamos que la explosión hubiera impactado la cubierta, eso nos tomó de sorpresa, aseguró Perla Rosales, directora adjunta de la OHCH, las grandes vigas que la sostienen resultaron afectadas. Eso exigió desmontar todo el falso techo para poder trabajar. La solución de proyectistas, inversionistas e ingenieros fue colocar zunchos, especie de abrazadera metálica que se usa para sujetar elementos constructivos, en este caso las vigas, detalló.
Ese fue el trabajo más complejo, lo ejecutó la empresa de restauración del patrimonio de la OHCH, pero el más intenso fue el de la carpintería, en el que se destacaron estudiantes y trabajadores de nuestra escuela taller Gaspar Melchor de Jovellanos, como también lo hicieron en la recuperación de la verja exterior.
Esteban Jeréz, director del teatro, prefiere no recordar los destrozos que hallaron aquella tarde funesta. Numera, en cambio, los elementos que ya están listos: las puertas, el cuadro del Apóstol que regresará al vestíbulo luego de pasar por el taller de restauración de pintura de caballete, las relucientes luminarias también recuperadas por manos expertas, los jardines y el área de la cafetería.
Aún se trabaja en la limpieza de áreas exteriores, cortinas, alfombras y butacas, aseguró Jerez. Concluyeron las labores en la enorme lámpara cocuyera de la platea, así como en las piezas de mármol de adentro y afuera del teatro.
La mecánica escénica fue alistada por expertos del ministerio de Cultura, y en mantenimiento se encuentran aún los sistemas de protección contra incendios y contra intrusos.
Nos faltaba una pieza para recuperar el equipo de climatización y finalmente aparecieron tres, gracias a la empresa Aguas de La Habana, informó Perla Rosales. Todo estará listo para reabrir el 11 de septiembre, y lo haremos con un concierto homenaje dirigido por Rolando Almirante con el cual conmemoraremos el 80 cumpleaños de Eusebio Leal.
En estos meses de intenso quehacer trabajaron cooperativas de la construcción, contratistas, personal de la Escuela Taller, y de la propia empresa de restauración del patrimonio. Encomiable labor realizaron también los talleres del Gabinete de Restauración y Conservación de la dirección de Patrimonio Cultural.
Luego del accidente varios suministradores se ofrecieron para traernos lo que hiciera falta, pero eso hubiera llevado un tiempo mucho mayor, así que decidimos reutilizar todo lo posible en aras de no hacer peligrar la reapertura para el cumpleaños de Leal, aseveró la directora adjunta de la OHCH.
El teatro, como todas nuestras obras, cuenta con un plan de mantenimiento anual, su ejecución es tan importante como la inversión restauradora misma, explicó Rosales. Es por eso que en el mes de marzo el Martí no planifica funciones. Algo similar sucede en el Capitolio, por ejemplo, donde paramos cada tres meses para limpiar bronces y cristales, cambiar bombillos fundidos, etcétera. Esa es la única forma de mantener obras que han sido tan costosas.
La directivo añadió que los últimos reportes de los expertos refieren que el hotel Saratoga también podrá ser recuperado: “La Unión de Construcciones Militares, con Almest como inversionista, acometerá esa obra. Aún están evaluado propuestas, entre ellas si recuperar o renovar la fachada, decisión en la que participan varias instituciones, entre ellas la Comisión Nacional de Monumentos. Llevará tiempo, pero será posible.”
Restauración en contexto
El Teatro Martí está ubicado en una zona de la capital que poco a poco ha ido recuperando su esplendor. Muy cerca del coliseo se ha restaurado imponentes edificaciones de valor histórico, patrimonial y cultural, como son el Capitolio Nacional y el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, por solo mencionar las dos más emblemáticas.
El Martí es considerado un exponente del neoclasicismo arquitectónico cubano. Abrió sus puertas el 8 de junio de 1884 con el nombre de Irijoa, en honor al vasco que impulsó su construcción. En la segunda mitad del siglo XX cayó en desuso, permaneció unos 40 años cerrado y cuando algunos lo daban por muerto, la OHCH tomó de la mano el proyecto restaurador hasta devolverlo a la vida cultural del país el 24 de febrero del 2014.
Para ese segundo renacer del coliseo, los expertos defendieron la premisa de imbricar elementos originales de un teatro del siglo XIX con requerimientos propios de una edificación de este tipo en el siglo XXI. Es por ello que preservaron, recuperaron y recrearon todo lo posible, a la vez que emplazaban modernos sistemas de mecánica escénica, luces, sonido, climatización y seguridad.
En los decorados se retomó el verde y dorado primigenio, y tras un adecuado tratamiento, se mantuvieron las vigas de madera originales de la cubierta, algunas ahora afectadas por la explosión del Saratoga.
Ese proyecto de restauración del Teatro Martí obtuvo en el 2013 el Gran Premio del IX Salón Nacional de Arquitectura y Urbanismo, organizado por la Sociedad de Arquitectura de la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción de Cuba (UNAIC); y en el 2015, el Premio de Restauración que otorga el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, del Ministerio de Cultura.
El venidero 11 de septiembre del 2022, coincidiendo con el aniversario 80 del natalicio de Eusebio Leal, el teatro Martí retoñará por tercera vez.
Fuente: Periódico Trabajadores
Foto de Portada: Alfredo Camatello