Por Mery Delgado / Foto Molina
En la Comunidad Cultural El Jobero, en las lomas del macizo montañoso Guamuhaya, tiene su casa Teatro Los Elementos, una suerte de experimento que después de 25 años sigue demostrando su valía.
Con Montañeses, texto de Atilio Caballero, su más reciente estreno, celebra el grupo su cuarto de siglo en este 2016, empeñado en representar las historias de sus serranías, bajo la dirección general de José Oriol González.
El texto dramático expone el traslado de campesinos de la zona del Escambray a Pinar del Río en los años 60, el desarraigo y sus consecuencias, la pérdida de las prácticas culturales en la región, e insiste en la necesidad de preservar la memoria histórica e identidad.
“Fue un proceso de improvisaciones -confiesa el director a Cubaescena. Empezamos como a trabajar por unidades. Ellos aportaban toda la experiencia intelectual, la trasladaban a imágenes. Íbamos seccionando desde la parte más performática del bohío, o la imagen inicial de un campesino que no existe, edulcorada en el recuerdo y después, Atilio veía los procesos de improvisación como autor dramático y seleccionaba determinados textos, que finalmente quedaron en la obra”.
El proceso de investigación fue muy rico, coinciden en afirmar tanto el autor como el director, quien agrega: “ Curiosamente es una historia que ya tiene más de 50 años, sin embargo cuando conversas con los campesinos oriundos del Escambray, que conforman las tradicionales comunidades, ellos recuerdan la historia. Se la han contado otros, la vivieron en algunos casos, en parte, o todavía tienen familiares allí. Entonces algo que parecía desterrado, está muy fresco, muy presente en la memoria de los habitantes de la comunidad”.
Oriol afirma que “muchos de esos campesinos, por su vivencia personal, nunca fueron culpables de apadrinar ni de proteger a los alzados, si no que fueron víctimas del miedo a la noche, al fusil, a lo desconocido, y fueron obligados a colaborar. Rescatar esos relatos hacen que el testimonio procure una nueva perspectiva dada las circunstancias de guerra de aquellos tiempos, y analizar también hoy por qué desapareció el campesino de la montaña”.
Quizás uno de los mayores valores del texto está en la profundización de las consecuencias que trajeron estas migraciones forzadas para la cultura cafetalera de las montañas, la pérdida de tradiciones y costumbres de sus habitantes, que hoy todavía gravitan en la actualidad.
“La historia está ahí para que dialoguemos con ella y conozcamos por qué en el presente ese panorama es de esa manera -confiesa Atilio. “Para nosotros siempre estuvo muy claro cuál iba a ser el papel del espectador en esta obra, desde qué posición iba a ser mirada la obra. Y para lograr esa empatía especial, el escenario no podía ser tradicional a la italiana, si no muy particular, donde se creara una suerte de intercambio entre un actor vivo y un espectador vivo”.
Es así que El Jobero con su río, sus bohíos auténticos, su bosque, sus animales de labranza, sirve de escenario natural a Montañeses, bajo la luz de las antorchas, faroles y velas que van llevando al espectador a los determinados espacios escénicos, acompañados por momentos de la música original de Vismel Barrio.
“Es un espacio real donde se narran sucesos que ocurrieron en ese mismo espacio, y eso provoca otra posición del espectador ante estas historias de vida”, -agrega el autor.
Montañeses ha sido visto en cada función por un público que oscila entre 200 y 150 personas. “Siempre vienen espectadores cercanos del campo, de la montaña, los vecinos de la comunidad y amigos del teatro –destaca el director de Los Elementos.
Y concluye: “Nos toca a nosotros cómo inducir esa promoción hacia centros estudiantiles, hacia los jóvenes, hacia todos los sectores etáreos que rodean la zona, en aras de crear una visión de la memoria de la nación, representando nuestra verdadera historia. Es un homenaje que Teatro Los Elementos se hace a sí mismo, y que también hace a esa clase tan necesaria que es el campesino. Para mí esta tierra tiene el sentido de la Patria que se dice tan abstracto, pero para mí, la Patria, es donde está anclado nuestro grupo”