Por Erduyn Maza Morgado
Ibagué es una ciudad entre montañas, con un clima muy generoso. De día la temperatura es de unos 30 grados Celsius que recuerdan el calor de Cuba. En la noche la temperatura baja de súbito a los 15 o 17 grados. Estos contrastes entre frío y calor siempre nos mantuvieron felices a los cubanos de Teatro La Proa. Pero también el teatro y los amigos nos colmaron el alma en esta ciudad de montañas, frío y calor.
Teatro La Proa llegó a Ibagué invitados por la Compañía Probeta Teatro, para participar en el 13 Festival Internacional de Teatro de Títeres, FESTÍTERES “Los títeres sueñan un mundo mágico”. Nuestra estancia se extendió del 25 al 29 de agosto de 2023. En solo cinco días pudimos entender y disfrutar de una programación variada y enriquecedora tanto para la vida como para nuestra profesión. Nuestra familia teatral creció y los lazos e intereses comunes en el arte nos unieron.
La programación de este evento trajo obras de Colombia, Argentina, Ecuador y Cuba. La primera propuesta que pudimos disfrutar fue de la Compañía Títeres de Don Eloy, con la obra El Flautista de Jamundí. Un tirano diletante gobierna un pueblo lleno de roedores. Llega a esos parajes un músico que siempre que toca su flauta hipnotiza a los ratones. El tirano lo contrata para que libere a pueblo de la plaga y le promete una suma de dinero que nunca le paga. El Flautista, en venganza devuelve a los ratones para el pueblo y se marcha. Esta versión de El Flautista de Hamelim, leyenda medieval alemana, documentada por los Hermanos Grimm, tuvo una atmósfera recreada en un retablo para títeres de hilos.
El Flautista de Jamundi, es una obra de marionetas animadas por los titiriteros Carlos Moreno y Fernanda Serrano. Los títeres de hilos llevan la carga de los personajes y expresan magistralmente las transiciones y estados de ánimo que exige el texto y la acción dramática. Carlos Moreno es el director y autor de esta obra quién es heredero de una tradición que viene de sus padres. Su historia merece un trabajo mayor que entregaré más adelante. La expresividad y la gestualidad con los títeres de hilo lograda en especial por Carlo, caracteriza elegantemente al parlanchín alcalde del pueblo y hace honor a su tradición familiar. Los títeres de Don Eloy fueron una prueba más de que las marionetas de hilo, son tanto para obras con textos y conflictos largos como para números musicales.
A Gabriela Céspedes la conocimos en Matanzas en el año 2014. En aquella ocasión nos presentó su obra Vladimir, en su caja lambe lambe o su caja mágica como también le llamamos a esta singular estética de contar una historia. Muchos durante el festival le decíamos en broma a Gaby que ella era la reina del lambe lambe. La verdad no sé si lo sea, ella no nos permite llamarla así. Lo cierto es que el trabajo de Gabriela Clavo y Canela es de un resultado poético que transporta a quienes los disfrutamos a mundos mágicos que rallan en la perfección técnica.
Esta vez Gabriela, nos ofreció su obra en su caja lambe lambe Gato Negro. Cuatro minutos en los que el público espía y descubre una historia. A través de ese orificio en ese pequeño cajón Gaby entrega su teatro en miniaturas. Gato Negro es la relación de un gato con su dueña y luego como esta relación se transforma después de la muerte. Esta sencilla historia muestra su belleza en la síntesis de sus acciones y en la limpieza de la animación de todas las pequeñas miniaturas que contiene su caja. Una especial mención merece para mi el momento en que la dueña del gato aparece en las nubes después de la muerte. El recurso de la proyección en este caso es poco esperado dentro de una caja lambe lambe. Emociona y alucina. Cada espectador termina sorprendido y muchos con lágrimas al ver tanta maestría en tan corto espacio de tiempo.
De Ecuador conocimos a dos profesionales comprometidos con nuestro arte y la cultura de su país. Sueño Yumbo Títeres, trajo al 13 FESTÍTERES la obra De Cantos y Sorullos Memorias del Arrullo, dirigida por Edgar Moreno Rojas. Tres historias contadas por Hilda, una anciana que se ha quedado sola y únicamente el cantar arrullos le permite despertar los recuerdos de vida de su comunidad. Hilda cuenta la historia de un personaje que llamaban “el duende” y que fue castigado por la selva por orgulloso y borracho. También la cuentera regala la historia del niño pescador que encontró un tiburón “embrujao” y por último, la historia de una “cantaora” que el diablo la hizo dormir y dejó en silencio a todo el pueblo. Historias con conflictos que todos se resuelven cuando se cantan los arrullos.
El arrullo es una manifestación musical del pueblo afroecuatoriano vinculado a las fiestas para santos y vírgenes y también es un saber compartido con Colombia, en la zona del Pacífico Sur. En la zona de Ecuador está cultivada en toda la provincia de Esmeraldas y en muchas comunidades está muy viva; sin embargo, en otras está a punto de desaparecer.
El teatro de títeres en este caso se convierte en vocero de una necesidad de conservación. La puesta en este caso la presenciamos en una escuela con niños de 7 y 8 años. El espectáculo muestra títeres de varias técnicas: esperpentos, marionetas de hilo, títeres de varillas y máscaras. Esta mezcla enriquecedora para la visualidad de la obra mantuvo a los espectadores atentos y dispuestos al juego propuesto por la escena. Los versátiles titiriteros Esteban Ruiz y Gio Valdivieso, también autora de la dramaturgia de la obra, mostraron destreza vocal y física ante los retos de cada personaje.
Títeres Castillo Sol y Luna, es un grupo de Cali, Colombia. Su propuesta trajo consigo la belleza de la tradición de los títeres de guantes y de un retablo tradicional. La obra presentada en este FESTÍTERES fue Pepe el Jardinero. Pepe es el encargado de cuidar un jardín. Una bruja aparece en las noches y se roba las flores y hechiza a sus amigos. Pepe logra vencerla con su propio trabajo y ayuda de la Mariposa valiente y una flor mágica. De esta manera la bruja tiene su merecido y aprende a cuidar las flores.
La destreza de los titiriteros Melisa Osorio, Luz Myriam García y Reinel Osorio, permitió reencontrarnos con hermosos títeres de guantes y con la luz negra en el retablo. Las escenas de la noche se tornaron mágicas para encantar a niños y adultos. Pepe el jardinero, dejó la huella de un texto que hace honor a los títeres y de la magia que puede traer consigo la tradición cuando se revisita desde la contemporaneidad.
El director de teatro Edgar Moreno Rojas, entregó al FESTÍTERES un segundo título. Esta vez los actores Carla Juliana Martínez y John Darío Mejía de su grupo Teatro Madre Tierra, defendieron la obra El duende.
Clodomira despilfarra el agua, maltrata la naturaleza y su hijo Darío no está de acuerdo con el uso que ella da a los recursos naturales. El duende Trufaldino siente la llamada y acude a defender al medioambiente. Trufaldino y el niño preparan una trampa para Clodomira y esta aprende la lección y entiende que hay que proteger la naturaleza.
Títeres parlantes y máscaras en un retablo tradicional fueron recursos escénicos válidos para que los actores se expresaran y encarnaran sus personajes. La calidad de las voces y la expresión corporal apoyó la caracterización de cada personaje. Carla Juliana y John Darío, se enfrentaron a un público de niños de jardín infantil, niños de las primeras edades, de entre 1 y 5 años. A mi entender la obra es para un público de mayor edad; sin embargo, los actores y la obra lograron atrapar la atención de este público y los hicieron disfrutar. Tanto los niños como los adultos estuvimos complacidos.
Ibagué tiene en este festival y en sus organizadores un tesoro para la cultura colombiana. El equipo de Probeta Teatro, no solo prepara un festival, también abre sus brazos para los amigos. Es un encuentro para hacer crecer la familia teatral. Gracias Alex, Milena, Gabriela, Felipe y Astrid, fueron un aire fresco de montaña en cada uno de nosotros.
Este evento y su público colmaron las expectativas de los cubanos de Teatro La Proa. Nuestra obra Érase una vez un pato, fue muy bien recibida y eso nos hizo vibrar con las familias colombianas de estos lares. La Compañía Probeta Teatro y el Festival Internacional de Teatro de Títeres, FESTÍTERES. Son una necesidad para cultivar sensibilidades, para llegar a las escuelas y a las comunidades lejanas de la ciudad. Los habitantes de Ibagué esperan cada año al FESTÍTERES y lo demuestran con las salas repletas de público. La felicidad colmó las montañas en los días del festival. El calor nos abrazó con el deseo de ver teatro y nosotros felices con los títeres en mano.
En portada: Pepe el Jardinero. Títeres Castillo Sol y Luna. Foto cortesía del autor.