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Teatro Cubano: El Punto En La Mira

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Antes de la entrega de los Premios Villanueva, los directores de las obras premiadas conversaron acerca los procesos creativos en cada uno de estos espectáculos…

Por Rubén Ricardo Infante

Una de las principales carencias en el debate crítico cubano, si es que se podría hablar de debate o de crítica, es la necesidad urgente de poner a dialogar a los creadores con sus públicos. Más allá de la formalidad de algunos encuentros que pretenden ser momentos de discusión, son escasos los espacios que se abren para discutir abiertamente sobre las principales problemáticas del arte cubano en sus manifestaciones.

Cumpliendo de manera puntual con uno de los propósitos por los cuales se agrupan, los miembros de la Sección de Crítica e Investigación Teatral de la Asociación de Artistas Escénicos de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) son una de las más visibles dentro de la organización que aglutina la vanguardia artística cubana.

En ese sentido, cada enero, los integrantes de la referida sección se insertan en la Jornada Villanueva, que organiza el Consejo Nacional de las Artes Escénicas, y que consiste en una serie de actividades donde se programan obras de varios colectivos teatrales y danzarios, se realizan presentaciones de libros y revistas, y se entregan los Villanueva a los mejores espectáculos presentados en Cuba durante el año anterior.

Entrega de los Premios Villanueva. Foto Buby Bode.

La presente edición del Premio Villanueva concentró un esfuerzo en el afán de sostener un debate sobre los procesos creativos desplegados desde las agrupaciones para la concepción de las obras que obtuvieron el voto del jurado.

Bajo el título “El 2019 en el ojo de la crítica”, el encuentro reunió en un primer momento a Susana Pous, directora de Mi Compañía, ganadora del Villanueva por la obra Infinito; a Raúl Martín, director de Teatro de La Luna, merecedora del premio por Ocurre en domingo, y a Carlos Celdrán, líder de Argos Teatro, agrupación que llevó a escena la obra Hierro.

Para el crítico y dramaturgo Norge Espinosa, moderador del espacio, lo fundamental de este encuentro es sostener un diálogo para esclarecer los elementos que motivaron esos espectáculos y las satisfacciones e insatisfacciones que se puedan tener con estas puestas en escena.

La idea es: “Anudar este lazo, complejo y controvertido, pero imprescindible entre los creadores y la crítica teatral cubana”, refirió Espinosa.

Infinito, Mi Compañía. Foto Buby Bode.

Susana Pous: la mirada tenía que ir hacia dentro

“Antes de formar Mi Compañía, me sentía un poco más como observadora y en el momento que comienza el proyecto de Mi Compañía y decido hacer una nueva puesta que, de alguna manera, iba a marcar un antes y un después en mi trabajo, decidí que la mirada tenía que estar en otro lugar, que tenía que ir hacia dentro”.

Esas fueron las primeras palabras de la reconocida coreógrafa y directora, residente en la Isla desde hace casi veinte años y quien ha incluido en el quehacer escénico cubano una mirada personal.

Susana asegura: “Era necesario para mí como persona y como creadora, así que toda la indagación fue hacia dentro y empecé a pensar que antes de seguir este camino, tenía que hacer una pausa y empezar todo este proceso interno para saber más de mí, para entenderme un poco más y de esa manera, poder entender mejor lo que me rodeaba”.

Sobre Infinito, Pous refiere: “Era una idea personal que tenía y también tenía que hablarles a ellos, para llevar a los bailarines a que hicieran el viaje conmigo y eso se convirtió en ese infinito, que creo que todavía sigue porque abrió un montón de nuevas vías para seguir”.

“El espacio cambia mucho la propia obra y al espectador también lo cambia, no es lo mismo que el espectador esté muy cerca a lo que está sucediendo, por ejemplo, la sala Tito Junco fue una experiencia fabulosa, porque a mí me gusta ver las cosas de cerca, así las disfruto más, estoy casi metida dentro de lo que está sucediendo en el escenario”, dijo Pous.

La obra es la misma y es diferente para cada escenario: “Estrenamos en el Teatro Martí, después nos presentamos en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, donde hay una distancia mayor que te permite estar más de observador externo. El público en el Gran Teatro yo pienso que tiene otra concepción del espacio; por primera vez fuimos al Sauto de Matanzas, para mí fue muy sorprendente la energía que tenía el público en Matanzas, porque creo que están tan entusiasmados con tener un teatro que la gente lloraba, se reía, gritaba… y era fantástico, ahora mismo es un público muy ávido”.

La obra resultó un reto también para los bailarines, atendiendo a las peculiaridades de la obra: “Para los bailarines resultó muy difícil trabajar con un elemento inmaterial, pues siempre pasa lo mismo, como tenemos tan poco tiempo para ensayar en los teatros, ellos se encuentran con ese elemento casi al final. Yo llevaba mucho tiempo pensando en esa idea de los hilos y las cortinas, porque estaba muy interesada en trabajar la imagen desde otro punto de vista, como estaba trabajando el interior me parecía que tenía que trabajar la imagen y reflejar ese interior también, como nos pasa cuando nos hacemos una radiografía, esa era la idea de que la imagen no fuera una imagen externa como la había usado, por ejemplo en MalSon, que era una imagen muy clara y de repente hacer como si uno estuviera filmándose para dentro”.

Para la concepción de la puesta, Susana Pous sumó a Sergio Valencia: “Cuando yo le expliqué lo que quería, él me dijo, mira sí, pero estoy muy ocupado, dentro de un mes nos vemos y cuando nos vimos faltaban como dos semanas para el estreno”.

“Llegué a él porque me habían hablado de su trabajo. Yo había visto cosas, pero realmente pasa que cuando tú le transmites algo a otro artista, tiene su propia visión, y cuando me mostró las primeras ideas me pareció que se correspondía mucho con la imagen que tenía de lo que quería y a mí me parece que surgió esa magia a nivel de escena, que es, de pronto yo misma descubrir que lo que tenía frente a mi trascendía el lenguaje de la danza, porque recuerden que además de danza, estudié cine en Barcelona, es decir que la relación con la imagen me viene de siempre”.

Ocurre en domingo, Teatro de la Luna. Foto Buby Bode.

Raúl Martin: “La suerte fue que pudimos hacer temporada”

En su intervención, Raúl Martin, líder de Teatro de la Luna conversó acerca del proceso de montaje de la obra Ocurre en domingo: “El verdadero nombre es La mayoría de los suicidios ocurren los domingos, nosotros lo hicimos más corto para que fuera más fácil y también para no tener la palabra “suicidio” en los titulares. Se supone que muchas obras que son por encargo, porque en el caso de nosotros, mío particularmente, cuando la obra no me motiva y no la veo, no puedo hacerlo y asumirlo, no es un problema de principio ni nada, sino es que no me sale”.

Para su montaje, la obra primero transitó por varias etapas, desde una lectura dramatizada hasta su inclusión en la Semana de Teatro Polaco: “Esta es una obra que primero se hizo una lectura dramatizada en la Librería Fayad Jamís, los actores se entusiasmaron mucho, yo también, pero más se entusiasmó el público que estaba allí con ver esa obra, tener la visión cubana de la obra. En ese momento, la lectura la hicieron Yaikenis Rojas y Freddy Maragoto, después por asuntos personales él no pudo estar en la puesta, pero ahí el personal de la embajada polaca, Reinaldo Montero que es el curador de toda esa programación con la embajada, me embullaron a hacerla y como es una pieza que me resultó grata su lectura y lo que sucedía en la obra, las conexiones que le veía con la realidad cubana, porque ese tipo de clase social ya en Cuba está emergiendo mucho, que son en Cuba lo que serían los “mikies”, que tienen esa obsesión porque lo aparente sea más importante que lo esencial”.

La obra refiere un tema de mucho interés y actualidad, pues sus personajes están entrampados en un mundo de mentiras: cada uno miente para engañar al otro: “Esta es una pareja que se miente todo el tiempo, se mienten para mantener un status…, y el tema es interesante, más allá de si era en Polonia, nosotros no cambiamos nada de frases, ni palabras, ni de ubicación geográfica que tiene la obra, acontece supuestamente en Varsovia, pero la obra y su historia es universal. Una vez que decidí hacerla venía el reto del poco tiempo, siempre pasa eso, uno está acostumbrado a hacerlo en tan breve tiempo, pero había una fecha que era la Semana de Teatro Polaco en La Habana, se hizo el montaje en seis semanas, lo mismo que ya habíamos pasado con Macbeth, que había sido una locura”.

“La suerte fue que pudimos hacer temporada, donde las obras crecen, maduran y empiezan a saborear la pauta, la partitura de todo el trabajo que se hace con ella y yo utilicé recursos que ya había utilizado en otras puestas que funcionaron muy bien, la música en vivo e incorporé un personaje que se llama Alexa que fue muy importante para la comunicación del espectáculo con el espectador”, pues Alexa es quien procesa cada uno de los deseos, aspiraciones y mentiras de la pareja.

Sobre los tres actores que actúan en Ocurre en domingo refiere: “Alexa la interpreta una pianista y cantante, que tenemos ahora en el grupo, que es realmente muy talentosa y dos actores que están en un momento muy bueno de sus carreras. Son jóvenes con los que me comunico muy bien, uno es Luis Manuel Álvarez, que pertenece a Teatro El Público pero que ya es un invitado permanente, como es el caso de Maragoto, y Yaikenis que también trabaja con El Público y con nosotros. Es una suerte que actualmente lo actores puedan cambiar de grupo, se puedan intercambiar…”

“El personaje de Alexa le dio un impulso grande a la comunicación del espectáculo con el público, convertimos lo que era una contestadora electrónica que era un elemento muy frío en un elemento que existe e identifica mucho a este tipo de personaje. Yo en Miami tuve la suerte, la gracia…, me divertí mucho con unos amigos que viven en un pequeño estudio en Coral Gables y tienen a Alexa y ella lo hace todo, yo a veces le decía, pero párate abre la ventana, y Alexa le ponía la música, le decía la temperatura que había, me saludaba, le ponía la canción que ellos querían, bajaba la intensidad de la luz, y era un problema de status, porque tener a Alexa era algo importante. Ahora está Civis, que es la de Mac, es muy gracioso porque se crean situaciones muy simpáticas y en el caso de estos personajes que viven de lo que la apariencia significa. Tenemos a Alexa, tenemos todas estas cosas, cómo vamos a bajar de ese nivel, cómo vamos a renunciar a esto; a pesar de que no tengamos dinero, no tengamos trabajo…, todo lo que significa no tener trabajo en una sociedad como esa”, recalcó Martin.

Ellos como actores también se vieron un poco identificados con la historia de la obra: “También están las cosas que querían decir los actores, sus propios anhelos con el texto, hay una relación de trabajo muy bonita entre Luis Manuel y Yaikenis, que se ha ido consolidando, una comunicación, una energía y en el caso de la música en vivo la producía Alexa se justificaba por qué estaba Alexa en escena. Lo otro fue que una obra que ocurra en una cama es muy difícil, y me decía cómo yo pongo una obra donde todo el tiempo los actores están en una cama; entonces se me ocurrió lo de la araña que es muy fértil a nivel de imagen, los mantenía a ellos siempre parados, y podíamos crear todo el trabajo danzado que es parte de nuestro quehacer y que surgió de la misma improvisación de los actores.

Raúl Martín recibe el Villanueva en la UNEAC. Foto Buby Bode.

Esa tremenda intérprete que es Maylin Castilla estuvo trabajando con nosotros, limpiando lo que se encontró en los ensayos, por eso resulta como una extensión del trabajo del actor y se expresan a través de eso, pero es algo que ni lo pensamos así conscientemente, surge por la necesidad de montaje y había que encontrar una forma de graficar, por decirlo de alguna manera, el tedio, y que fuera algo visual o sea que no fuera solo lo que se dice, sino en algo proyectado en el texto, pero moverlo para hacerlo atractivo y bueno toda la música…, bueno los mismos recursos de siempre. Es una obra como Matrimonio blanco, La primera vez, El dragón de oro…, que son obras que, aunque llegan a mis manos como un encargo, uno las convierte en algo de uno, algo cubano”.

Al referirse a la autora polaca Anna Burzynska, Raúl Martín recordó que Ocurre en domingo no es la primera obra que monta de la mencionada dramaturga: “Es la segunda puesta que hago de esa autora, la primera fue Hombres al borde de un ataque de nervios, ella es almodovariana y fue un suceso en República Dominicana, una comedia trágica. Ya ella sabe que he montado dos espectáculos suyos, no ha podido verlos, tengo el consentimiento de ella. Feliz de trabajar con esos actores, con mi equipo y en la sala Llauradó que es como mi espacio, donde trabaja un equipo raro ya en esta ciudad, porque tienen ganas de hacer cosas.

Sobre la música, los diálogos y la capacidad actoral de Luis Manuel, Yaikenis y Laura de la Caridad González en la puesta dijo: “Hay anhelos, cosas de la vida que a uno le molestan, que quiere decir y lo canaliza a través del teatro, el elemento de la música me ha resultado útil, porque me cansaba del diálogo, quería dialogar de otra manera y aparecieron las canciones como una manera de dialogar de otra forma. Esto trae un problema necesito actores que canten, actores afinados, no es la condición, porque he trabajado con otros que son excelentes, pero no cantan y uno se adapta, por ejemplo, en Ocurre en domingo, los actores no cantan, pero canta Alexa. Entonces como tengo ese equipo de actores que cantan tan bien, realmente cantan tan bien que podrían grabar un disco, no estoy diciendo que cantan y además tienen el poder de la interpretación, lo utilizo para hacer esta suerte que hicimos con Mujeres de la luna, después vino Qué tiras al agua, este espectáculo Ocurre en domingo, salió de ese trío”.

Hierro, Argos Teatro. Foto Sonia Almaguer.

Carlos Celdrán: “Martí es un misterio”

Para Celdrán lo importante de la obra Hierro es que forma parte de esa búsqueda que ya identifica al colectivo teatral Argos: “Buscar a Martí forma parte de las mismas estrategias que hemos buscado en el resto de las obras, es hablar del presente, de quiénes somos, qué nos está pasando, cuál es la situación esencial de estos tiempos, que nos tiene de protagonistas a nosotros, y siempre estoy buscando vías, máscaras, situaciones…, que me permitan seguir reflexionando sobre eso, sobre ese presente que no podemos definir qué es”.

La obra es heredera de las recientes creaciones de Argos Teatro: 10 Millones, Misterios y pequeñas piezas y El principio de Arquímedes: “Yo creo que después de haber hecho 10 millones que es hablar de mi familia, de tratar de encontrar en el pasado mío, personal, biográfico, vital… lo que me llevó a ser quién soy o quiénes somos como generación; a través de hechos muy concretos de mi familia que podría funcionar como emblemática de muchas familias cubanas, pasé a encontrar la otra familia, que fue la del teatro, mi relación con los maestros, con Vicente, con Flora, no directamente, porque la obra está metaforizado todo, pero si, qué es el teatro nuestro, qué es el intelectual y por eso, las grandes discusiones y debates éticos, existenciales, artísticos, estéticos que tuvieron esos maestros que también somos nosotros.

Carlos Celdrán recibe un Villanueva por su obra Hierro. Foto Buby Bode.

“Todo eso está en Misterios y pequeñas piezas. Por eso fui al teatro para desde ahí, volver a la realidad con la pregunta de quiénes somos y después quise seguir escribiendo, porque he encontrado en escribir la manera de trabajar en algo más personal en el teatro y me he esforzado en hacerlo”.

Hierro es la prueba de la pasión que le despierta a Celdrán la figura de Martí, de la misma manera que José Martí: el ojo del canario, caló profundamente en muchos espectadores, considero que esta aproximación es el resultado de esa admiración y esas contradicciones que lo hacen enteramente humano: “La figura de Martí siempre me ha conmovido, me ha alterado o sofocado; esa relación profundamente ambivalente, admirativa y en ocasiones, cuestionadora. Martí es un misterio, es una presencia que a veces uno lo defiende como persona, pero se impone ese debate. Martí es una persona muy importante para mí, supongo que, para todos, bueno entonces quise escribir sobre Martí, como otra continuidad de esa saga de la familia, de la herencia, del legado, de la sangre, y de lo que nos lleva al presente. Por eso la obra está hablando de hoy, es una condición, aunque no creo que el teatro nuestro esté buscando hacer una radiografía de Martí, sino que atrapar en esa figura contradicciones que siguen vivas, que siguen actuando”.