Por Laudel de Jesús
Se nos fue Tato Zapato, artista del Clown en Sancti Spíritus. Se nos fue una parte importante de la escena de esta ciudad, un aire imprescindible de alegría y frescura, artista genuino lleno de humor, lances inteligentes, un creador que invadía los escenarios con una gracia y elocuencia encantadora.
En entrevista concedida a este servidor, Juan Modesto Castillo, refería acerca de su inclinación hacia el teatro y hacia el teatro para niños: «Es como ir de la oscuridad a la luz .Es el nacimiento de una semilla. La ruptura de esa semilla. Ahora bien, esa semilla nace por el referente del circo, que era lo que más pasaba por Pérea, mi pueblito de Yaguajay, donde nací y me crié. Es un referente burdo quizás, pero fue importante para mí. Conservo un vago recuerdo del Guiñol de Remedios, cuando se presentaba en Pérea: con unos títeres muy chiquitos, pero que me llenaban de inquietud.»
Y de eso se trató la vida de Juan Modesto Castillo “Tato Zapato”, nunca perdió el humor del hombre de pueblo pequeño, contaminante, la combinación entre la cultura libresca, la técnica actoral, la profesionalidad y el amor hacia los demás.
En su bregar hacia Las Tablas, Tato Castillo (como también se le conoce) se desempeñó como Militar, jefe de recursos humanos, entre otros oficios. Pero fue al descubrir El caballito Blanco de Dora Alonso que aquella semilla nacida disfrutanto del Circo nacional y del Guiñol de Remedios prendió, y sobre las ancas del Corcel de Dora Alonso, levantó vuelo hacia El Clown que sería en e futuro.
Teatro Garabato fue su escuela y José Meneses su maestro confeso. Esta escuela pragmática y los referentes de PoPov, Ferdinando, Charles Chaplin, Edwin Fernández así como René Fernández y Teatro Papalote, configuraron en la mente de este actor de teatro para niños un modo de hacer, de dialogar con eficacia y llegar a todos desde una profesión muchas veces subvalorada.
Es una triste noticia, digo más, es una terrible noticia no poder coincidir con él y reír con su imaginación y su inteligencia en el humor, con esa ternura a flor de piel que le caracterizó. Cito ahora las palabras de Juan Modesto Castillo por siempre Tato Zapato: «Es muy lindo y estimulante que un niño te traiga un caramelo y te diga: Tato, te regalo este caramelo. Tato, ¿cuándo tienes función?Tato, ve a mi cumpleaños…Eso es lo que me hace seguir viviendo y trabajar a pesar de todo.»
La muerte es así de cruel, no entiende de talentos y afectos, de necesidades y dolor. Nada será igual para la escena espirituana, para La Cruzadas organizadas por el Consejo Provincial de las Artes Escénicas,Para Teatro Garabato, Para José Meneses, para Franklin Romero (su partenaire escénico),sus hijos y para sus amigos. Me pregunto quién cuidará de su perro imaginario Campeón?
Juan modesto Castillo, Tato Zapato, partió hacia la luz. Dejó impregnada la imagen de su sonrisa y su andar raudo, contraste que acompaña a un verdadero un clown, esa cualidad de sobrellevar la tristeza de la existencia con una sonrisa permanente en los labios grabada en el rostro y en el alma. En relación a esto Tato refirió:
«Eso parece contraproducente. Cabría preguntarse ¿Cuánto dolor lleva uno por dentro? Sin embargo sonrío, trabajo, hago reír y hago pensar a los niños, la gente me sigue. Ese hecho de que la gente me siga es algo muy lindo, que la gente sonría, que la gente sea un poquito feliz. Ese hecho me hace más fuerte cada día, eso es lo que me hace trabajar por encima de todos los pesares de la vida»
En muchos sentidos este personaje seguirá caminando por las calles de La Villa del Espíritu Santo, seguirá en La Sala de Teatro Garabato, en las cruzadas por Las rutas del Che y De Camilo, en nuestra memoria.
Adiós Tato, ojalá y nos podamos encontrar en el boulevard, reír, dialogar sobre teatro y la sociedad. Adiós amigo, estás viajando de la oscuridad hacia la luz, tal y cómo lo sentiste en Pérea frente al Circo, tal y cómo querías.
Foto tomadas de Facebook del artista.