El grupo brasileño Sobrevento estuvo en la Isla como parte del Encuentro Internacional Retablo Abierto
Por Omar Valiño
En la primera edición del Encuentro Internacional Retablo Abierto (EIRA), tuvimos el privilegio de conocer al grupo brasileño Sobrevento. El mes pasado estuvieron sus directores Sandra Vargas y Luiz André Cherubini en La Habana, Trinidad y Matanzas, en esta última como nodo que los juntó con varias agrupaciones cubanas en clases y escenarios. Allí festejamos todos, el domingo 22 de enero, el Día del Teatro Cubano, de la mano de las instituciones escénicas de la provincia y de Rubén Darío Salazar, líder de Teatro de Las Estaciones.
En activo desde 1986, asentado más tarde en Sao Paulo, destaca en Sobrevento el conocimiento y la experimentación técnica, la búsqueda estética y la vocación política. Ese conjunto de creencias y experiencias ha florecido en una filosofía de vida que es entendimiento y praxis de altísima conciencia de la misión del artista hoy en este planeta.
A través de las conferencias prácticas e ilustradas, El teatro de títeres en la contemporaneidad de Brasil y del mundo y El teatro de objetos de lo simbólico a la memoria, conocimos las sucesivas decantaciones en función de que los cambios en las técnicas obedezcan a una necesidad de expresión. No queremos divas sino intimidad, celebración, fiesta, ritual, no «espectáculo», subrayan.
Reconocen al teatro de figuras como un arte que no proviene, esencialmente, de la dramaturgia textual y, por tanto, debe descubrir el funcionamiento vivo desde dentro de los procesos de construcción. En ese sentido, propician el intercambio con otros saberes y contextos culturales como fuente de aprendizaje y renovación.
No se afilian al cultivo de una técnica como tradición en sí misma, aunque han bebido de fuertes escuelas orientales y de otras partes. Conciben la participación individual de cada miembro como parte decisiva de la creación para generar un patrimonio en verdad colectivo.
En el camino, se les agotaron los títeres para sus deseos de decir, y arribaron al teatro de objetos, que han pensado en su semántica, organicidad y funciones, al reconocer la gran cantidad de memoria que carga cada uno. Y es una puerta a la intimidad sin jerarquías, a una instancia real de cercanía sin trucos y sin trampas.
De este modo, tocan el corazón de las personas y no dejan de soñar con cambiar el mundo. Para eso se entregan al teatro para bebés, preciosa práctica donde cristaliza su visión integradora de la historia del arte teatral.
Desde su edición cero, en 2019, el EIRA nos muestra la eficacia para despertar nuevos caminos de un pequeño pero potente evento centrado en la pedagogía de una praxis como la de Sobrevento.
Fotos Sergio Jesús Martínez