Sobre la reciprocidad artística entre teatro y cine

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Por Roberto Pérez León

En estos días están en cartelera tres montajes teatrales que tienen vínculos con el cine. A propósito de esta coincidencia es oportuno reflexionar sobre la reciprocidad artística entre teatro y cine.

Si bien nuestros montajes escénicos solo coquetean con las posibilidades que ofrecen los diversos recursos que brinda la digitalización, no por ello obviemos de nuestros análisis que escenario y pantalla son experiencias creativas no distantes.

El colectivo Aire Frío ha estrenado Magnolias obra que cuenta con una puesta en pantalla que resultó un estruendoso éxito. Al enterarme de este estreno con dirección de Eduardo Eimil y Yaité Ruiz súbitamente recordé la película Magnolias de Acero (1989) que parte de la obra teatral de Robert Harling quien adaptara él mismo su obra para que Herbert Ross la pusiera en pantalla. Y resultó un absoluto éxito la película que contó con un reparto de actrices fenomenales: Sally Field, Dolly Parton, Shirley MacLaine, Daryl Hannah, Olympia Dukakis y Julia Roberts.

También está en cartelera Villa Perro, puesta en escena que parte de la película Dogville (2003) del director danés Lars Von Trier, uno de los directores de cine más sorprendentes en la actualidad. Dogville sobresale por su sorprendente narrativa que acompaña un desarrollo dramático a través de un juego metafílmico en un escenario singularísimo.

Y cierra la trilogía de estrenos teatrales vinculados al cine Réquiem por Yarini de Teatro El Público, obra definitiva de la dramaturgia nacional que ya tuvo una valiosa versión cinematográfica en Los dioses rotos (2008) adaptada y dirigida por Ernesto Daranas.

El intercambio de miradas entre Magnolias, Villa Perro, Réquiem por Yarini y los correspondientes filmes revela las cercanías entre lo teatral y lo cinematográfico. La presencia integrada de lo teatral en lo cinematográfico y viceversa tiene huellas de intervenciones y contactos interdisciplinares.

La intersección entre cine y teatro es de intensa heterogeneidad, en la práctica ha generado fructíferos derroteros expresivos y de comunicación. Como manifestaciones culturales constituyen discursos artísticos compartidos, tributarios, que se replican el uno al otro entrelazándose como baluartes expresivos de poderosos calibres sociales.

En sus inicios el cine tuvo una determinante influencia del teatro. Pero en estos momentos entre cine y teatro existe una especie de transustanciación de nutrientes estéticos, formales y estilísticos que matizan sus dramaturgias.

La evolución de la visualidad del cine ha incidido en la dramaturgia teatral. Los elementos cinematográficos expanden los límites de la semiótica teatral. La narrativa original del teatro ha sido impulsada a complejas y multifacéticas innovaciones desde la dirección, la escritura escénica, las actuaciones.

De igual manera la creación y experimentación del teatro han revolucionado la puesta en forma cinematográfica que a su vez, desde la perspectiva tecnológica, ha incidido en la estética del espectáculo escénico. De un lado y de otro es persistente la indagación tecno-estética y la hibridación de lenguajes para una dramaturgia espectacular de compleja simultaneidad.

Las películas vinculadas a las puestas en escena a las que aludo no son espejo de obras teatrales. Tampoco los montajes escénicos de Magnolias, Villa Perro y Réquiem por Yarini recurren a mecanismos especulares que las imbriquen con narrativas cinematográficas. Nada de eso. Pero no podemos anular las reflexividades, apropiaciones, los procedimientos coincidentes que pueden detectarse en las estrategias de expresión de uno y otro lado.

Cierto que nuestras puestas en escena adolecen de un compromiso tecnológico que las empodere de una estética donde el componente digital intervenga en la visualidad formal y conceptual, sin caer en decoraciones vacías.

Sin embargo, existe en nuestra escena un activismo por las nociones de un teatro transgresor que marque la diferencia con las prácticas escénicas que en un momento significaron la novedad. Aunque debo decir que pese a los intentos trasgresores existe una militancia ideo-estética que se reduce a la simple negación de los modelos previos.

Las nuevas teatralidades y sus derivaciones han sido de mucha productividad para la puesta en forma cinematográfica contemporánea. El cine es imantado por la dramaturgia visual y performativa que han hecho de él “un cine impuro” (Bazin) con nuevos retos estéticos y narrativos.

Así, la experiencia teatral contemporánea interviene en el cine que, a su vez, por su posicionamiento tecnológico, incide en la puesta en escena que desarrolla una narrativa visual desde donde se manifiesta la convergencia digital entre ambos medios.

El triunfo de la sociedad del espectáculo con las alianzas entre pantallas y escenarios determina estrategias narrativas intermediales. Ni interacción ni fusión sino intermediación.

Ahora bien, las tecnologías disruptivas demandan nuevas bases teóricas y prácticas para las dramaturgias escénicas. Los estudios teatrales expanden sus horizontes en cuanto a materialidades del teatro, prácticas, procesos, perspectivas y modelos de análisis teatrológicos que proporcionan un terreno fértil para las narrativas cinematográficas.

La práctica teatral hoy no se limita a una poética dramática. El cambio de paradigmas en la escritura escénica con sus oposiciones, resistencias y estrategias performativas ha influido en la puesta en forma cinematográfica tanto formal como estéticamente.

La desjerarquización de la relación palabra/escena, la imagen como historia posible, la presentación/representación en la construcción/comunicación de un modelo teatral de otro tipo son elementos que han hecho que el cine mire al teatro donde la  corporalidad y los lenguajes escénicos al yuxtaponerse  otorgan densidad signica y generan una experiencia diversa y única, desafiante por la simultaneidad de acciones, la ruptura de los limites espacio temporales en la concepción de la puesta en escena.

En portada: Villa Perro, con dirección de Sandra Lorenzo para teatro Buendía. Foto tomada del perfil de Facebook de la directora.