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Sigue vivo el legado de Sergio Corrieri

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Por Maya Quiroga

Con un Panel dedicado a la figura de Sergio Corrieri, actor y director a quien se dedica la edición XX del Festival de Teatro de La Habana comenzó, en la sala Villena de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba el evento teórico de la cita teatral.

En el conversatorio, moderado por la teatróloga Marilyn Garbey, intervinieron, entre otros, el Premio Nacional de Teatro Carlos Pérez Peña y el actor e investigador Roberto Gacio, creadores cercanos a la figura del protagonista del memorable filme Memorias del Subdesarrollo (1968).

Al decir del ensayista e investigador, crítico y periodista Helmo Hernández, a los jóvenes teatristas cubanos les falta conocer más la figura del Premio Nacional de Teatro, quien hubiera cumplido 85 años en este 2023. “Estoy hablando de defender el teatro cubano, de aprender a hacerlo en cualquier circunstancia”.

En otro momento de su intervención aseveró que “todavía no estamos conscientes de lo que significó la experiencia de Teatro Escambray”, cuya metodología de trabajo partía de una profunda investigación de carácter antropológico, en los mismos escenarios donde se había producido la lucha contra bandidos. El grupo no hubiera podido nacer sin el apoyo de Nicolás Chao Piedra, entonces primer secretario del Partido en el Regional Escambray, acotó Helmo.

Por su parte, el actor Fernando Hechavarría se refirió de la escuela que significó Teatro Escambray, un deslumbramiento desde que lo vio por primera vez en la Escuela Nacional de Arte.

Todos los que formaban parte de ese grupo y tenían un reconocido aval “eran capaces de lograr que uno se sintiera realizado profesionalmente a través del legado colectivo: “Y eso se lo agradezco a Sergio infinitamente (…) porque hoy, al cabo de los 50 años de profesión, descubro la magnitud de lo que querían decirme en aquel momento”, confesó Hechavarría y sentenció que ese legado no puede fenecer “la estancia en el Escambray es algo que no tenemos con qué pagar”.

Rafael González Rodríguez, actual director de Teatro Escambray lo recordó como “un hombre que estaba a tono con los cambios que se estaban produciendo en el teatro en todas partes del mundo: en Europa, Estados Unidos, América Latina. Tenía conexiones con Santiago García, con el Teatro Experimental de Cali, con Teatro Vivo de Brasil. Era un hombre súper informado”.

González Rodríguez explicó que Sergio quería llevar a la escena “los procesos de cambio que se producían en la Isla, con todas sus contradicciones” y agregó que su intención era “hacer un arte cuestionador del propio proceso revolucionario para que este pueda tener un interlocutor”.

Durante el conversatorio se mencionaron obras emblemáticas de la agrupación como: La vitrina (1971) y Molinos de viento (1984). Con esta última pieza el grupo estuvo tres años de gira y se mantuvo tres meses en la cartelera del Teatro Mella.

Su presentación en la sala Covarrubias del Teatro Nacional de Cuba fue un verdadero acontecimiento. En la sala no cabían los espectadores quienes respondieron con una ovación total, rememoró la profesora Lilliam de la Fuente.

A esa función también aludió la teatróloga Vivian Martínez Tabares: “Creo que la mayoría de las personas que estuvimos allí tuvimos un salto en el estómago, una apretazón en el pecho, una sensación emotiva muy fuerte al ver lo que estaba pasando allí (…). Aquella obra conmocionó el país porque nos hizo mirarnos por dentro a todos”.

Como resultado de ese proceso Corrieri fue promovido después a jefe de cultura en el Comité Central del Partido Comunista de Cuba, dijo Martínez Tabares quien terminó su intervención con una frase de Sergio: “Sin eficacia artística, no hay eficacia política”.

En el panel, Garbey anunció que se encuentra en fase de conclusión una compilación de textos de la Doctora Graziella Pogolotti sobre teatro donde hay una gran parte dedicada a Teatro Escambray y especialmente a Sergio Corrieri.

A continuación, Lillitsy Hernández, presidenta del Consejo Nacional de las Artes Escénicas, le entregó un reconocimiento al actual director del grupo, que recientemente cumplió 55 años de fundado y que además es invitado especial del Festival de Teatro de La Habana. Igualmente fueron homenajeados actores de la agrupación y la familia de Sergio.

Luego del panel se presentó el libro Sergio Corrieri, más allá de “memorias…” (Ediciones ICAIC), de la autoría de Luisa Marisy, Premio de la Crítica Literaria en el año 2020 y como colofón se proyectó el documental homónimo, realizado por la hija del artista, en coproducción con el ICAIC y el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau.

En ese peculiar largometraje, de 64 minutos de duración, se logra redimensionar la figura de Corrieri y, a la vez, mostrar su paso por el cine, los grupos Teatro Estudio y Teatro Escambray, así como su labor en la vicepresidencia del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) y luego, al frente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP).

Sin embargo, las responsabilidades políticas no detuvieron la labor creativa de Corrieri –ha señalado su hija– pues se volcó con intensidad hacia la poesía y la escritura.

Al fallecer, a los 69 años, dejó publicados tres poemarios y un libro de cuentos, además de otros dos poemarios inéditos y una novela corta titulada Cambios, sobre la génesis del grupo Teatro Escambray, donde, desde la visión del chofer va hablando de las personalidades que conformaron ese núcleo inicial y de cómo se inserta en ese proceso.

De gran valor, para las presentes y futuras generaciones resultan las imágenes filmadas por el cineasta Rogelio París, para el documental Del Escambray el campesino (1972) –que ahora se pueden ver en la obra de Luisa Marisy–, porque constituyen un testimonio del legado de ese teatro comunitario, un fenómeno renovador dentro de las artes escénicas en Cuba y en América Latina.

En portada: Fernando Hechavarría como parte de los testimoniante de la mesa dedicada a Sergio Corrieri. Foto de la autora.